El resultado operativo bruto, EBITDA, acumulado durante el ejercicio de Vidrala, asciende a 170,7 millones de euros.
Supone un incremento en términos reportados del 5,9% sobre el año anterior, reflejando un crecimiento en términos orgánicos, a divisa constante, del 11,2%. El EBITDA obtenido representa un margen sobre las ventas del 22,1%.
La cifra de ventas reportada por Vidrala durante el ejercicio 2016 asciende a 773,1 millones de euros, un 3,7% inferior al año anterior. En divisa constante, las ventas registraron un crecimiento orgánico del 1,6%.
A nivel de balance, la deuda a 31 de diciembre de 2016 se sitúa en 322,3 millones de euros, tras haberse reducido un 20,3% durante el ejercicio. Representa un ratio de apalancamiento equivalente a 1,9 veces el EBITDA acumulado en el periodo. La disminución de la deuda durante el año 2016 se origina en una generación de caja libre acumulada en el periodo de 102,6 millones de euros.
Los resultados obtenidos durante el año 2016 constatan un desarrollo del negocio consistente con las directrices estratégicas de largo plazo. Durante el último año, Vidrala ha progresado, consolidándose como una empresa multinacional, diversificada, proveedor de referencia en la industria del packaging y con una firme vocación hacia el desarrollo de relaciones comerciales con clientes que son la razón de ser del negocio.
A nivel de perspectivas, la demanda en los principales mercados europeos de envases de vidrio se mantiene estable, con tendencias generalizadas hacia el crecimiento. Es un reflejo consistente con el entorno económico, con el desarrollo observado en los patrones de consumo de productos de alimentación y bebidas y con la sostenida preferencia de envasadores y consumidores hacia el vidrio, un material de envasado de fundamentos reforzados.
En este contexto, la previsible estabilidad de las ventas durante 2017 se sustentará, en parte, en el grado de cumplimiento de las estimaciones de crecimiento económico en las áreas de actividad.
A nivel operativo, Vidrala mantendrá acciones propias enfocadas a garantizar los niveles objetivo de servicio al cliente, progresar en la eficiencia industrial, desarrollar la competitividad de la estructura de costes y, como resultado, reforzar los márgenes operativos del negocio. En todo caso, las directrices de largo plazo se mantendrán firmemente orientadas hacia la optimización del trinomio servicio al cliente, competitividad en costes y foco en la generación sostenida de caja como bases irrenunciables de creación de valor.