Hoy el principal índice de la bolsa griega, el Athex Composite, se desploma un 7%
arrastrado especialmente por los bancos, pues son los principales afectados por la decisión que ha tomado el BCE. El organismo europeo no aceptará bonos helenos como garantía a las operaciones de liquidez, lo que cierra también el grifo directo a las financieras. Con ello, se presiona aún más a Grecia para que agache la cabeza y acceda a aceptar las condiciones de devolución de la ayuda de la troika.
Esta última maniobra de Europa, vía BCE, termina de constreñir a un país que en marzo tendrá que hacer frente al pago de sus pensiones y antes del verano se enfrentará a más de 10.000 millones de vencimientos de deuda. Luis Sánchez de Lamadrid, director general de Pictet WM en España, resume esta situación: “estamos en una partida de póker en el que la eurozona está pidiendo a Grecia que cumpla con los acuerdos que tiene desde hace tiempo para recibir la ayuda. Por tanto, el nuevo gobierno griego tiene un margen estrecho de negociación, tiene que sacar adelante medidas innovadoras”.
Con este telón de fondo, la prima de riesgo griega vuelve a ubicarse por encima de los 1.000 puntos básicos, concretamente en 1.075 pb después de que acumulara dos sesiones de relajación por debajo del cuádruple dígito.
Cuán diferente es este panorama al presentado ayer, cuando el índice general Athex cerró con un alza 11,2% después de que el ministro de Finanzas, Yanis Varoufakis estableciera los planes del gobierno para renegociar su montaña de deudas. El Ejecutivo heleno ofrecía la posibilidad de ligar su deuda a bonos indexados al crecimiento y bonos perpetuos.
Ante la eliminación de la palabra “quita” del discurso de Tsipras y un aparente acercamiento a Europa, ayer elíndice bancario griego terminó el día subiendo un 17,96%, porcentaje que hoy pierde de un plumazo al caer un 23%.
Además, se ha desatado la desesperación entre los ahorradores griegos. Muestra de ello es la salida de unos 10.000 millones de euros de los depósitos de Grecia. 3.000 millones salieron en diciembre y aproximadamente 8.000 millones en enero. Las salidas de diciembre fueron dominadas por mayores transferencias de clientes corporativos, mientras que las transferencias de enero han sido principalmente en efectivo por clientes domésticos. Esta salida de 10.000 millones supone la pérdida de un 6% de los depósitos de todo el sistema bancario griego en dos meses