¿Qué es sobreponderar?
Basta con leer unos cuantos artículos de prensa económica para encontrarnos con el término sobreponderar y su antónimo infraponderar. Son dos conceptos que se utilizan habitualmente cuando hablamos de inversiones y de visión de mercado por parte de los gestores u analistas. Por ejemplo, es muy frecuente encontrarnos con una frase del siguiente estilo: “JPMorgan sobrepondera el sector bancario europeo”. La pregunta es, ¿qué quiere decir cuando hablamos de sobreponderar?
Bueno la respuesta es simple, el término hace referencia a que, una vez analizados criterios económicos y no económicos sobre un sector, un país o una empresa, un gestor o analista entiende que está cotizando a un precio más bajo de lo que debería y que, por tanto, representa una buena oportunidad de compra o de inversión. Si hablásemos de infraponderar nos referiríamos justo a lo contrario, a que un activo está caro con respecto al valor objetivo estimado por el analista y que, por tanto, no es una buena oportunidad de compra.
¿Qué criterios se utilizan para sobreponderar?
Esto es más complicado de responder ya que no existen unos criterios únicos que guíen a cada analista, gestor u experto. Cada uno de ellos tomará barómetros diferentes para calcular el valor de una empresa con respecto a su valor de mercado. Aquí, entran en juego los ratios financieros, las perspectivas avanzadas por la empresa, el modelo de negocio que esté desarrollando, el entorno macroeconómico y otros criterios. Por eso, es difícil señalar una lista de criterios únicos que se tengan en cuenta.
Por ejemplo, se puede sobreponderar a una empresa porque su valor en libros y su cotización en bolsa establecen que está demasiado barata y el gestor entiende que hay un negocio sólido detrás y que no tiene sentido los precios en los que la está valorando el mercado. Muchas veces sucede esto cuando salen noticias negativas sobre regulaciones o sobre el sector y todas las compañías se ven afectadas. La caída de su precio hace que los gestores sobreponderen a esa compañía, que ahora está barata y tiene potencial de subida.
Pero, no solo se toma criterios individuales, también se puede sobreponderar un sector en concreto. Por ejemplo, en un escenario de subidas de tipos de interés por parte de los bancos centrales, los gestores y analistas tienden a sobreponderar el sector bancario de forma generalizada debido a que unos tipos más altos suponen una mayor rentabilidad para las entidades bancarias, que podrán sacar más rédito de los préstamos e hipotecas que conceden.
Además, también se puede sobreponderar toda un área geográfica. Imaginemos que Europa comienza un proceso de reducción de impuestos y desregulación, esto sería beneficioso para el conjunto de las compañías y supondría un alza generalizada de todas las bolsas europeas. Por eso, también se podría sobreponderar el conjunto de la región.
Los problemas de la sobreponderación es que, como ya hemos dicho, cada gestor u analista toma sus criterios propios para catalogar a una empresa. Esto supone que la misma compañía puede estar infraponderada para uno y sobreponderada para otro. Así, no deberíamos guiarnos por las recomendaciones individualizadas que hagan los expertos. Sino que, lo ideal, es que tengamos en cuenta nuestros propios criterios y los contrastemos con los de los expertos para tomar una buena opción de inversión.
Pero, en definitiva lo que quiere decir que una acción, sector o región está sobreponderado es que se entiende que está barato con respecto al valor que debería alcanzar en el mercado y que, por tanto, supone una buena opción de inversión ya que, al menos debería, subir hasta alcanzar el precio objetivo que está dando el analista.