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    Operaciones a Crédito

    ¿Qué son las Operaciones a Crédito?

    Las operaciones a crédito funcionan como una operación al contado. Es decir, en el día de cierre de la operación, el comprador entrega el dinero y el vendedor entrega los títulos. La diferencia radica en que una de las partes realiza su contraprestación gracias al crédito que recibe de la entidad financiera que intermedia la operación.

    En las compras a crédito, el comprador recibe un crédito de la entidad intermediadora con el que paga la compra de las acciones. Mientras que, en las ventas a crédito, el vendedor recibe prestado de la entidad intermediadora las acciones que entrega al comprador.

    En estas operaciones, al igual que en las operaciones a plazo, el inversor tiene que entregar una garantía que puede oscilar entre el 10% y el 50% del importe de la operación. Además, en las compras a crédito, las acciones compradas quedan garantizando el buen fin de la operación. En las ventas a crédito, el importe recibido queda garantizando el buen fin de la operación.

    Estas garantías constituidas puede que haya que ir incrementándolas. En las compras a crédito hemos visto que las acciones garantizan la operación, por lo que si su cotización baja el comprador tendrá que aportar garantías dinerarias adicionales. En las ventas a crédito, el dinero recibido garantiza la compra futura de las acciones que hay que devolver, por lo que si el precio de la acción sube el vendedor tendrá que aportar dinero adicional para recomponer su garantía. Entre las ventajas de la operación destaca que el inversor multiplica el volumen de la operación que puede realizar. Las operaciones a crédito no se pueden realizar con cualquier acción, sino sólo con aquellas que autoriza el organismo recto de la bolsa (que serán los títulos más líquidos del mercado). Las operaciones a créditos se suelen realizar por un plazo de 1 a 3 meses, aunque podrían ser a mayor plazo.

    Este tipo de operaciones a crédito permiten al inversor operar con importes muy superiores al de sus disponibilidades en efectivo, ya que se trata de utilizar una técnica de apalancamiento financiero. Por tanto, son operaciones con más riesgo y con un carácter más especulativo, y por ende no actas para todo tipo de inversores. Se requiere un conocimiento profundo del mercado y del tipo de operación que se va a realizar. En España, las operaciones a crédito están reguladas por un Orden Ministerial del 25 de marzo de 1992 sobre el Sistema de Crédito al Mercado.

    Requisitos para las operaciones a crédito

    Generalmente, este proceso se hace mediante el sistema de Credibolsa, al que cualquier inversor con capacidad legal para contratar en el mercado puede acceder. Para realizar este tipo de operaciones, se necesita firmar un contrato marco que implica al inversor final, al intermediario y a Bancoval, creador de Credibolsa.

    En cuanto a los valores en los que se puede operar a crédito, las sociedades rectoras de las diferentes bolsas de España – Madrid, Barcelona y Valencia – serán las que establecerán los valores en los que se puede llevar a cabo la operación. Mientras que, en cuanto al importe, el mínimo es de 1.202 euros, por lo que podría acceder cualquier inversor porque la cantidad es accesible.

    Como ya hemos dicho, estas operaciones a crédito requieren un amplio conocimiento del mercado y no es accesible para todo tipo de inversores, ya que puede entrañar muchos riesgos. Eso sí, para quienes sepan manejar las operaciones a crédito, pueden ser de mucha utilidad para generar beneficios. No hay que olvidar, que aunque esté regulado, es un mecanismo de apalancamiento financiero con todos los riesgos que ello requiere.

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