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    Benchmark

    ¿Qué es Benchmark?

    El benchmark se traduce como el índice de referencia. Se llama así a cualquier índice de los mercados financieros que se toma como marca para probar si la gestión de una cartera de inversiones es correcta o no. Quedar por debajo de ese benchmark indica que el gestor ha sido incapaz de lograr la rentabilidad del mercado. Superarlo indica que se ha logrado con las inversiones una rentabilidad superior a la del mercado. Es una meta que se propone alcanzar el gestor y una herramienta útil para el gestor y para el inversor. Comparar la rentabilidad de una cartera con la de los índices o índice que se tomen como referencia dará al inversor una idea de si la diversificación de sus inversiones es adecuada.

    Es un término que generalmente se asocia a los fondos de inversión, ya que son los gestores de estos fondos quienes marcan un benchmark en función de las características del fondo. Por ejemplo, si el fondo invierte en renta variable americana, es posible que su benchmark sea el S&P 500, mientras que si lo hace en la europea, lo probable es que sea el MSCI Europe o el Eurostoxx 600. En cualquier caso, es una guía que el gestor trata de batir y comportarse mejor que su índice de referencia o benchmark. De conseguir más rentabilidad, se dice que se ha batido al índice y esto se traduce en una buena gestión del fondo. Mientras que, si no se consigue batir al índice, la gestión no ha sido tan buena.

    Es una forma de comprar la gestión activa con la gestión pasiva. La primera es aquella en la que un grupo de gestores y analistas seleccionan los valores que componen la cartera para, en principio, comportarse mejor que su benchmark. Mientras que el índice son unas acciones que forman parte de él y que se añaden o retiran en función al comité que supervisa el índice y las compañías potenciales que pueden entrar. Por ejemplo, en España, se suelen hacer revisiones del Ibex 35 para añadir y retirar empresas en función a criterios financieros.

    Con el benchmark, el inversor sabe si el gestor de su fondo lo hace mejor que el índice de referencia y, por tanto, le compensa estar invertido ahí y pagar más comisiones por la gestión activa, o si bien lo hace peor que el benchmark y le saldría más a cuenta comprar un ETF o fondo indexado de ese índice.

    ¿Es todo la rentabilidad?

    Aunque el benchmark es muy empleado y utilizado para analizar los comportamientos de los fondos de inversión, también entran en juego aquí tanto el Alpha como la Beta.

    El Alpha de Jense es una medida de la calidad de gestión de la cartera. Indica el exceso de rentabilidad obtenido por la cartera para un nivel de riesgo determinado. El Alfa de Jensen explica la diferencia entre la rentabilidad esperada, es decir, la que corresponde al riesgo sistemático asumido, y la realmente obtenida por la cartera. En función de que la cartera supere, iguale o esté por debajo del rendimiento esperado tendrá un Alfa positivo, neutro o negativo.

    Cuando se habla de Beta dentro de una cartera, estamos hablando de una cifra que indica la volatilidad de un valor en comparación a un índice. Decimos que un valor es volátil cuando sube y baja muy a menudo. La Beta, por tanto, indica si un valor sube o baja en mayor medida que el índice o mercado. Si un valor sube o baja en la misma proporción en que lo hace el mercado entonces su Beta es 1. Si el valor sube o baja en mayor medida que el mercado entonces su beta es mayor a 1. Por ejemplo, si un valor sube un 20 % mientras que el mercado sólo sube un 10 %, entonces su beta es 2 (20/10 = 2). En este caso se trataría de una beta muy alta. Si el valor baja un 5 % y el mercado baja un 10 %, entonces la beta es 0,5 (5/10=1/2). Algunos valores tienen una Beta negativa, lo cual significa que bajan cuando el mercado sube y a la inversa.

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