Desintermediación financiera
La desintermediación financiera es un proceso mediante el cual los prestatarios y prestamistas evitan a los intermediarios financieros tradicionales, como los bancos, para realizar transacciones directamente entre ellos. Este fenómeno ha ganado relevancia gracias al desarrollo de nuevas tecnologías y plataformas que facilitan la conexión directa entre oferentes y demandantes de fondos.
Al eliminar a los intermediarios financieros tradicionales, se pueden reducir los costos asociados con las transacciones, como comisiones y márgenes de intermediación. Los prestatarios pueden acceder a fondos de manera más rápida y con menos restricciones, mientras que los prestamistas pueden obtener mayores rendimientos en comparación con los ofrecidos por productos tradicionales de ahorro e inversión.
La desintermediación ha sido impulsada significativamente por las fintech, que ofrecen servicios financieros a través de plataformas tecnológicas. Ejemplos incluyen el crowdfunding, los préstamos entre pares (peer-to-peer lending), y las criptomonedas. La tecnología permite una mayor transparencia en las transacciones, ya que tanto prestatarios como prestamistas pueden acceder a información detallada sobre las condiciones y el desempeño de sus inversiones. Además, las empresas y los individuos pueden diversificar sus fuentes de financiamiento, accediendo a una variedad de inversores que no necesariamente operan a través de instituciones tradicionales.
Ejemplos de desintermediación financiera incluyen el crowdfunding, donde plataformas como Kickstarter y GoFundMe permiten a emprendedores y organizaciones recaudar fondos directamente de un gran número de pequeños inversores o donantes. Los préstamos peer-to-peer (P2P) en sitios como LendingClub y Prosper conectan directamente a prestatarios con prestamistas, eliminando la necesidad de un banco como intermediario. Las criptomonedas como Bitcoin permiten transacciones directas entre usuarios sin la necesidad de bancos o instituciones financieras centrales. Además, las empresas pueden emitir bonos o acciones directamente al público sin intermediación bancaria, utilizando bolsas de valores y plataformas electrónicas.
¿Qué es un intermediario bursátil?
Un intermediario bursátil son aquellas personas jurídicas autorizadas para operar en el mercado bursátil y que median y ejecutan operaciones de compra y venta de valores en Bolsa. Los únicos intermediarios bursátiles autorizados en España son las Sociedades y Agencias de Valores y Bolsa.
Según la definición que da la CNMV, son personas o entidades que desempeñan una función económica, como mediadores entre los ahorradores y las empresas que precisan financiación. Los bancos desempeñan esta labor de intermediación, mediante la concesión de créditos con los fondos depositados por los ahorradores. En los mercados de valores, la labor de mediación es desarrollada por las empresas de servicios de inversión y las entidades de crédito, y consiste, entre otras actividades, en operar en los mercados por cuenta de los inversores finales. Antes de comenzar a prestar estos servicios, altamente especializados, los intermediarios han de obtener la autorización de los organismos públicos supervisores (Banco de España y CNMV) e inscribirse en sus registros, respetando en todo momento rigurosos requisitos de solvencia y organización interna.
Estos intermediarios existen porque los inversores no pueden acudir de manera directa al mercado para comprar acciones, sino que lo tienen que hacer a través de un intermediario. Es una infraestructura que los inversores quizá no aprecian, ya que ellos pueden enviar una orden a su bróker o a su banco, y este es el encargado de ejecutarla por ellos. Pero, en ningún caso los inversores lo hacen de manera directa, ya que para ser intermediario se necesita tener esa autorización que señala la CNMV.
¿Qué es un librador?
En una letra de cambio, el librador es la persona que emite el documento y, por lo tanto, es el acreedor de la deuda. El librador presenta la letra al deudor, conocido como el librado, para que la acepte y se comprometa a pagar la cantidad especificada en la letra en la fecha acordada. Una vez aceptada, la letra se convierte en un instrumento negociable que puede ser transferido a terceros como medio de pago. El librador, al emitir la letra, confía en que el librado honrará su compromiso de pago en la fecha indicada.