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    CoCo o Bonos Convertibles

    Actualizado a:
    María Mira.   MFIA, Analista fundamental  de Estrategias de Inversión

    ¿Qué es un CoCo?

    Los bonos convertibles son instrumentos financieros híbridos que combinan características tanto de deuda como de capital. Funcionan como un préstamo en el que el inversor recibe pagos de interés periódicos, con la opción de convertir ese préstamo en acciones de la empresa o banco que emitió el bono. Si el inversor decide no convertir el bono en acciones al momento de su vencimiento, el emisor le devolverá el dinero invertido.

    En el caso de los bonos convertibles contingentes, la opción de conversión está sujeta a ciertas condiciones predefinidas al momento de la emisión. Estas condiciones pueden activar la conversión automática en acciones si se cumplen ciertos criterios.

    Algunas contingencias comunes que pueden desencadenar esta conversión incluyen la caída del capital de la entidad emisora por debajo de un nivel mínimo o que el precio de las acciones de la emisora alcance un valor específico.

    Los CoCos (bonos convertibles contingentes) ofrecen a las entidades emisoras una gran flexibilidad para fortalecer su capital en momentos de necesidad. Cuando se activa la conversión, se reduce la deuda de la entidad y se incrementa su nivel de capital.

    Estos bonos presentan tanto ventajas como desventajas para:

    • Emisores: Desde el momento de su emisión, estos bonos se contabilizan como capital, lo que ayuda a cumplir con los requisitos mínimos de capital establecidos por los reguladores. Además, su atractivo en términos de rentabilidad puede atraer a más inversores.
    • Inversores: Ofrecen rendimientos fijos que suelen ser más altos en comparación con otros tipos de deuda mientras no se fuerce la conversión. Sin embargo, la desventaja principal es que la conversión puede ser obligatoria, y suele ocurrir en situaciones desfavorables. Esto implica que, aunque los inversores disfruten de rendimientos mientras la situación es estable, en momentos críticos la deuda se convierte en capital, exponiéndolos a riesgos adicionales sin un retorno garantizado.

    En resumen, estos bonos son atractivos para los emisores debido a su capacidad para reforzar el capital, pero no siempre ofrecen a los inversores una relación adecuada entre riesgo y rentabilidad.

    Estos bonos se han transformado en los últimos años en uno de los activos de renta fija con mayor oferta por parte de las entidades financieras, ante los cambios regulatorios que han debido afrontar para reforzar sus balances. En realidad, es un tipo de bono híbrido donde la conversión de deuda a capital depende del emisor y el inversor acepta de antemano. La condición más habitual para forzar esta conversión suele ser que el ratio de capital Tier 1 -que incluye las acciones ordinarias, participaciones preferentes e instrumentos híbridos- de la entidad haya bajado de un nivel mínimo establecido, por lo que dicha conversión le permite reducir el volumen de deuda en proporción a la emisión realizada y mejorar su nota, algo que les beneficia de cara a la supervisión del regulador, sobre todo en los momentos de mayor incertidumbre sobre su viabilidad. Mientras el bono está vivo, los inversores se benefician del atractivo cupón que normalmente ofrecen, pero cuando se convierte en capital asumen el riesgo de esa transformación.

    ¿Qué son los bonos convertibles?

    Los bonos convertibles, además de los derechos inherentes a obligaciones y bonos, confieren a sus titulares la posibilidad de convertir en fechas, precios y otras circunstancias, fijados a priori, sus valores por acciones de la empresa, por lo que el titular pasa de acreedor a socio de la compañía. Son las obligaciones y bonos convertibles o canjeables.

    Los bonos convertibles son títulos de renta fija, aunque puedan terminar convirtiéndose en un producto de renta variable si se decide canjear por acciones de la compañía en concreto, con características muy similares a las obligaciones. Están pensados para que una vez llegue el vencimiento y se haya cobrado una rentabilidad fija esperada, el inversor en vez de recibir el dinero, recibe las acciones a las que el bono está indexado.

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