¿Qué es la Tasa Interna de Retorno o TIR?
La tasa interna de retorno (TIR) es la tasa de descuento que iguala a 0 el VAN (valor actual neto). Según el criterio actual deben aceptarse los proyectos de inversión que tengan un TIR superior al coste de oportunidad de la inversión. No obstante, esta regla actual cuenta con muchas excepciones que el usuario del método de la TIR debe conocer para poder obtener conclusiones fiables. La conclusión a la que llegan la mayoría de los teóricos es que el VAN es el mejor criterio para seleccionar inversiones, o, por ofrecer las mismas conclusiones, la TIR, conociendo de antemano sus peculiaridades.
En otras palabras, es una métrica utilizada en el análisis financiero para estimar la rentabilidad de posibles inversiones. La TIR es un tipo de descuento que hace que el valor actual neto (VAN) de todos los flujos de caja sea igual a cero en un análisis de flujos de caja descontados.
El cálculo de la TIR se basa en la misma fórmula que el VAN. Hay que tener en cuenta que la TIR no es el valor real en dólares del proyecto. Es el rendimiento anual que hace que el VAN sea igual a cero.
En general, cuanto más alta sea la tasa interna de rendimiento, más deseable será una inversión. La TIR es uniforme para inversiones de distintos tipos y, como tal, puede utilizarse para clasificar múltiples inversiones o proyectos potenciales sobre una base relativamente uniforme. En general, cuando se comparan opciones de inversión con otras características similares, la inversión con la TIR más alta probablemente se considerará la mejor.
El objetivo final de la TIR es identificar la tasa de descuento que hace que el valor actual de la suma de las entradas de efectivo nominales anuales sea igual al desembolso neto inicial de la inversión. Se pueden utilizar varios métodos cuando se busca identificar una rentabilidad esperada, pero la TIR suele ser ideal para analizar la rentabilidad potencial de un nuevo proyecto que una empresa está considerando emprender.
Hay que pensar en la TIR como la tasa de crecimiento que se espera que genere una inversión anualmente. Por lo tanto, puede ser lo más parecido a una tasa de crecimiento anual compuesto (CAGR). En realidad, una inversión no suele tener la misma tasa de rendimiento cada año. Por lo general, la tasa de rendimiento real que acaba generando una determinada inversión diferirá de su TIR estimada.
¿Para qué se usa la TIR en la práctica?
En la planificación del capital, un escenario popular para la TIR es la comparación de la rentabilidad de establecer nuevas operaciones con la de ampliar las existentes. Por ejemplo, una empresa energética puede utilizar la TIR para decidir si abrir una nueva central eléctrica o renovar y ampliar una central existente. Aunque ambos proyectos podrían añadir valor a la empresa, es probable que uno de ellos sea la decisión más lógica según la TIR. Hay que tener en cuenta que, como la TIR no tiene en cuenta los cambios en los tipos de descuento, a menudo no es adecuada para proyectos a largo plazo con tipos de descuento que se espera que varíen. La TIR también es útil para las empresas a la hora de evaluar los programas de recompra de acciones. Evidentemente, si una empresa destina importantes fondos a la recompra de sus acciones, el análisis debe demostrar que las propias acciones de la empresa son una mejor inversión -es decir, tienen una TIR más alta- que cualquier otro uso de los fondos, como la creación de nuevas salidas o la adquisición de otras empresas.