La semana pasada, un señor con una gran dosis de pragmatismo oteaba los daños causados por el huracán en Oklahoma y decía; “Dios nos lo da, Dios nos lo quita”. Salvando las distancias, la semana pasada podríamos haberla titulado como “Los bancos centrales lo dan, los bancos centrales lo quitan”. Los comentarios del ministro de Economía japonés apuntando a que una mayor depreciación del Yen podría dañar la economía y las declaraciones de Kuroda (gobernador del BoJ) señalando que los tipos de interés subirán con la recuperación de la economía provocaron un “relativo” desplome en los activos japoneses. Por otro lado, las declaraciones de Bernanke y las posteriores actas del FOMC apuntando a una reducción del programa de compra de activos provocaron una toma de beneficios en la RV de EEUU.