Cuando el año pasado el anterior ejecutivo impulsaba una de los últimos decretos destinados a reformar el sistema financiero lo hacía con un objetivo, que las entidades españolas lograran recapitalizarse con activos de ahorradores españoles y extranjeros. Los mercados de capitales estaban cerrados para nuestros bancos, a los que ya muchos expertos habían colocado el cartel de poca fiabilidad.

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