Las compañías de tecnología y en especial, las grandes tecnológicas (Big Tech) desde el crash se han convertido en el centro de atención de los mercados. El coronavirus ha provocado cambios en los hábitos de consumo que se perpetuarán en el tiempo y ha permitido su impresionante evolución.
Su evolución la podemos ver en la siguiente tabla:
Cabe destacar que mientras hay compañías que aún se encuentran prácticamente en la zona de mínimos o apenas han recuperado un 38% de Fibonacci desde el crash, por ejemplo Banco Santander, las Big Tech se han revalorizado desde el mismo hasta el 109% en el caso de Apple o el 94,8% en el de Amazon.
Estas compañías han alcanzado dimensiones tan impresionantes que para que nos podamos hacer una idea, tan sólo entre Apple, Microsoft y Amazon, en conjunto estas 3 compañías su capitalización bursátil al cierre del viernes 7 de agosto es de 5,094 billones de dólares, lo que supera el producto interior bruto (PIB) de todos los países del mundo, con la excepción de EEUU y la de China.
La tecnología en el amplio concepto del término y en concreto algunas compañías tecnológicas chinas que han penetrado en los mercados de EEUU se han convertido en el caballo de batalla de Trump frente a China.
El desarrollo tecnológico y la propiedad intelectual son desde hace muchos años un frente abierto, sobre todo entre las grandes potencias. Recientemente, este frente está provocando serios problemas entre EEUU y China. Trump ha decidido poner ciertos límites a la incursión y avance de las grandes tecnológicas chinas y su tecnología en los EEUU, dando lugar a lo que podríamos llamar la Guerra Tecnológica entre ambos países.
El Catedrático de Economía y Doctor Ingeniero Industrial Julián Pavón, ya en 2012 explicaba que China lleva una estrategia más allá del liderazgo mundial, su estrategia es hegemónica y perfectamente definida en tres niveles: el liderazgo productivo (China, la fábrica del mundo), el liderazgo financiero (China, el banquero del mundo) y el liderazgo tecnológico (China, el explorador de otros mundos).
Alcance mundial de China
Trump parece tener claro que China le está ganando la partida y ha tomado cartas en el asunto, con su peculiar forma de hacerlo.
En enero de 2018 el Departamento de Justicia de los EEUU presentó 23 cargos contra Huawei, la empresa de telecomunicaciones china. No obstante, ya en 2003, Cisco la demandó por una supuesta infracción de patentes y copia de software.
Simplificando, lo que el gobierno de los EEUU aducía era un largo proceso de espionaje chino aprovechando la extensa implantación de Huawei en las redes de telecomunicaciones.
El 15 de enero de 2020 se firmó el acuerdo comercial “Acuerdo Fase I” entre EEUU y China que tan triunfalmente difundió Trump. En el acuerdo, el capítulo 1 EEUU imponía sus normas en lo relativo a la propiedad intelectual y en el capítulo 2 en cuanto a la transferencia de tecnología.
El acurdo sembró muchas dudas por la claudicación aparente de China. En esos momentos la pandemia había comenzado su expansión, China lo sabía y sin embargo permitía la libre circulación de viajeros hacia el resto del mundo. Obviamente, el acuerdo no se iba a cumplir como así ha sido.
La “Guerra Fría” se está calentando
Por concepto, si somos ortodoxos, estaría mal denominar a la situación actual de tensión comercial y tecnológica entre EEUU y China como “Guerra Fría” aunque pueda acabar así, el caso es que la tensión va en aumento y la situación se está calentando de forma que puede afectar a intereses cruzados clave.
Nos encontramos ante un enorme abanico de hostilidades y en todos los ámbitos, demostraciones de fuerza militar, espionaje, propaganda,…
Ambos países, las dos superpotencias actuales del mundo, están inmersos en una confrontación constante y aunque China no trate de modelar a otros países a su imagen y semejanza como hizo la URSS, sus tentáculos están extendidos por los cinco continentes, creando rutas comerciales y financiando hasta hipotecar un buen número de países, controlando y adquiriendo yacimientos estratégicos de materias primas, controlando redes tecnológicas y gobiernos.
El pasado lunes, Trump dijo que TikTok se cerrará en los EEUU si Microsoft no la compra antes del 15 de septiembre y además, añadió que el Tesoro de los EEUU debería obtener “una parte muy sustancial” del precio, algo que al menos a mí, me suena a algo parecido a extorsión.
El jueves 6 de agosto se produjo una vuelta de tuerca por parte de Trump quien firmó órdenes ejecutivas prohibiendo a las entidades estadounidenses realizar transacciones con el gigante tecnológico chino Tencent y con la compañía ByteDance, también china.
Tencent tiene el servicio de mensajería WeChat y la compañía ByteDance posee la aplicación para compartir vídeos TikTok.
Trump afirmó como razón contra WeChat que “captura automáticamente una gran cantidad de información de sus usuarios. Esta recopilación de datos amenaza con permitirle al Partido Comunista Chino acceder a la información personal y de propiedad de los estadounidenses” y añadió que la aplicación también captura información personal de los ciudadanos chinos que visitan EEUU.
Las acciones de Tencent cayeron el viernes un 10% en la bolsa de Hong Kong y un 7,30% en el NASDAQ OTCBB.
Ahora cabe esperar las reacciones desde Pekín. Si su reacción se produce en este mes de agosto y se traduce en represalias contra las empresas americanas con fuertes intereses en China, la volatilidad está garantizada, más aún con los niveles alcanzados por el Nasdaq100.
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