Teóricamente, el FED elabora su política monetaria teniendo en cuenta la marcha de la economía de los EEUU pero es indudable que también debe hacerlo atendiendo al comportamiento de la economía global.
Si la economía del mundo se debilita, más tarde o más temprano terminará por afectar a la economía de los EEUU., como está sucediendo en el momento presente.
La actividad industrial ha caído significativamente en Europa y China, y en la actualidad también se desacelerando la actividad industrial en EEUU. México puede encontrarse en recesión, lo que indudablemente afectará a las exportaciones de EEUU.
El tipo de interés de los fondos federales es significativamente mayor que el del euro, la libra inglesa o el dólar canadiense, entre otros.
Este diferencial de tipos de interés favorece la subida del dólar, con lo que las exportaciones estadounidenses se ven perjudicadas. Por esto tiene parte de razón Trump en sus quejas. Y el FED debe tener en cuenta este hecho a la hora decidir la política monetaria que va a llevar a cabo.
El FED ha seguido manteniendo el tipo de interés de los fondos federales entre 2,25% y el 2,5% cuando la inflación se encuentra claramente por debajo del 2%.
La excusa para mantenerlos a niveles “relativamente” tan altos es que la caída de la inflación se debe a factores temporales.
Llama la atención que digan eso cuando la tendencia del precio del petróleo se encuentra en una clara tendencia bajista. No olvidemos que el comportamiento del precio del petróleo guarda una correlación muy alta con el comportamiento de la inflación, en torno al 0,6.
Los efectos del recorte fiscal que aprobó la administración Trump el año pasado se están desvaneciendo.
Finalmente, nos encontramos con que a nivel global el número de emisiones que presentan tipos próximos a cero o negativos se ha incrementado significativamente. Este hecho favorece que los inversores privados del resto del mundo compren bono estadounidense a 10 años, por su rentabilidad y seguridad. Este hecho presiona a la baja aún más el tipo de interés de los bonos y el FED debe tener en cuenta este hecho al formula la política monetaria de EEUU.
En la sesión del jueves hemos visto que la rentabilidad de los bonos estadounidenses han caído por debajo del 2%, al 1,97%, y se han hundido las expectativas inflacionistas.
Este desplome de la rentabilidad del dólar a 10 años presiona a Powell para que baje los tipos aún más. Es decir, debería bajarlos del nivel actual, 2,5 hasta el 1,97, es decir, no menos de 0,53 p.p. en 2019.
Trump y los mercados le están pidiendo a Powell que baje el tipo de interés “real” del dólar. Ahora mismo, el tipo de interés real es positivo, y los mercados necesitan que sea nulo o cero.
Si el tipo de interés real del dólar se mantuviera en niveles positivos, las bolsas terminarían por caer. Y eso no se lo pueden permitir los banqueros centrales.
La debilidad del dólar y la caída de los tipos de interés favorecen subidas del oro. Durante esta semana hemos visto fuertes aumentos de su cotización que han llevado su precio a la zona de resistencia que lleva funcionando desde hace 5 años, me refiero a la zona de los 1.380-1.400.
Si el oro fuese capaz de superar esa importante zona de resistencia, las órdenes de compra se dispararían.
A corto plazo la tendencia del precio del oro es alcista, y ahora tan sólo resta ver si será capaz de superar la zona 1.380-1.400.
En cuanto a las bolsas, el S&P 500 sigue alcista y muy cerca del 2.960. En mi opinión, es probable que supere ese máximo histórico y que se encamine a por el 3.000.
El DAX superó el 12.400 en la sesión del jueves aunque cerró ligeramente por debajo. Ahora bien, mientras se mantenga por encima de 12.140, mantendremos una predisposición alcista.
El IBEX está en el limbo, en el limbo bancario. Es un movimiento lateral. Por lo tanto, es preferible dirigirse a valores con tendencia alcista que especular en el índice.