Otro día más el NASDAQ 100 se ha comportado relativamente mejor que el S&P 500. El NASDAQ 100 cerró con retrocesos moderados por la subida de los FANG a pesar del retroceso de Apple.
Es probable que el mejor comportamiento relativo del NASDAQ 100 frente al S&P 500 se deba al juego de los mercados de opciones y a la expiración de los contratos de futuros y opciones que se producirá el próximo viernes.
Si nos fijamos en el gráfico del S&P 500 se ha parado ligeramente por debajo de la zona de máximos del pasado 2 de septiembre.
Vamos a considerar como escenario más probable que ahora se dirija a la zona de los 3.425. Mientras se mantenga por encima de ese nivel, consideraremos como escenario más probable que intente dirigirse a los máximos del pasado 2 de septiembre, 3.588. Por el contrario, la perforación de ese nivel abriría el camino hacia los 3.200.
La referencia que tomaremos para el NASDAQ 100 será 11.600.
A pesar de la caída del S&P 500, el índice VIX prácticamente no subió. Este hecho puede haberse debido a que los compradores de opciones de comprar sobre el VIX no mostraron gran entusiasmo comprador.
Por lo tanto, si los inversores no tienen miedo será difícil que el S&P 500 supere los máximos del 2 de septiembre. Y en consecuencia vamos a considerar como escenario más probable que retroceda a la zona de los 3.425.
Ha comenzado la temporada de publicaciones de beneficios.
JPMorgan Chase y Citigroup publicaron los resultados del tercer trimestre y fueron mejores de lo esperado, pero lo fueron gracias a la reducción de las dotaciones a las provisiones.
El mercado espera que los resultados del tercer trimestre hayan caído signficativamente.
¿De dónde procede el optimismo que impulsa a las bolsas al alza? La fortaleza de Wall Street trae su casa en la debilidad económica.
La pandemia ha dañado la economía pero ayuda al S&P 500 y al NASDAQ gracias a que obliga al FED a poner en funcionamiento su imprenta.
La imprenta del FED favorece en mayor medida a las grandes empresas que a las pequeñas. Los tipos de interés bajos ofrecen un doble beneficio a las grandes empresas: menos costes financieros y valoraciones más altas.