Sacyr vivió en su última junta de accionistas celebrada en junio un enfrentamiento entre el accionista José Moreno Carretero y el actual consejo de administración por desavenencias internas como la continuidad al frente de la presidencia de la compañía de Manrique y la propuesta de nombrar a un consejero delegado.
La cúpula finalmente expulsó a Moreno Carretero del consejo “por conducta desleal” debido al incumplimiento de sus deberes legales y estatutarios como consejero, al tiempo que Carretero anunciaba que aumentaría su participación en la compañía y que llevaría a los tribunales a la compañía por un cambio en el reglamento del consejo por la limitación de comprar acciones con derivados. El empresario andaluz controla el 14,38% de las acciones a través de la sociedad Beta Asociados, según consta en los registros de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).
La constructora, sin embargo, anunció en el primer semestre un beneficio de 72,3 millones de euros, un 19,9% más que en los seis primeros meses de 2017 y además anunció la vuelta de “una política regular de dividendos”. Los ingresos de Sacyr crecieron un 18,4% hasta los 1.802 millones de euro y una mejora de su resultado bruto de explotación (ebitda) del 25,2% hasta los 238,87 millones de euros.
En los últimos meses, Sacyr ha logrado contratos como en el Aeropuerto de El Prat por un importe de 28,2 millones de euros para ampliar el dique sur de la terminal 1 del aeródromo catalán. También en julio la compañía madrileña anunció un proyecto en Brasil para construir una línea de metro en Fortaleza por 350 millones y en agosto se adjudicó la construcción de una planta de tratamiento de basura orgánica en Australia por valor de 41 millones.
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