El proceso de inversión en el mercado financiero está sujeto a numerosos y constantes desafíos pero, si tuviéramos que destacar uno de ellos, éste sería sin lugar a dudas el factor psicológico. El impacto de nuestras emociones, deseos o creencias en cuanto a la evolución futura de un determinado activo financiero, o a la repercusión de un determinado evento en el mercado pueden nublar nuestra toma de decisiones.
Para evitar sucumbir a los efectos nocivos del factor psicológico en la inversión, es incuestionable trabajar con una metodología de inversión, esto es, un proceso perfectamente lineal que sea lo más objetivo posible y nos permita concluir decisiones de inversión.
La metodología de inversión tendencial
Desde Estrategias de Inversión trabajamos desde hace tiempo con una robusta metodología de inversión, basada en principios sólidos y claros: Buscamos activos fuertes de sectores fuertes. No queremos complicarnos la vida, porque la experiencia nos ha demostrado en numerosas ocasiones que, si el mercado es un entorno complejo, nuestro sistema debe ser sencillo.
Esquema teórico de las distintas fases que componen nuestra metodología de inversión tendencial. Fuente: Elaboración propia.
Concretamente, trabajamos sobre una metodología de inversión tendencial con proyección futura ligada a entrar en activos fuertes que puedan permanecer en cartera varios trimestres. Evidentemente, no es objeto de la presente pieza desgranar cada fase de nuestra metodología tendencial, aquí les dejo más información si les parece interesante al respecto, pero es importante que tengan una idea muy básica de lo que estamos planteando.
Queremos tener en cartera activos fuertes, de sectores fuertes, pero no a cualquier precio. Y esto es realmente importante, porque no nos limitamos a entrar en activos / compañías por el mero hecho que estén subiendo un x% o superando máximos anuales, entramos en activos que nos demuestran que están en tendencia alcista (FASE I), tendencia que habrá derivado en la acumulación de excesos alcistas o sobrecompra, la cual, es necesario normalizar o limpiar, entrando en un proceso correctivo proporcional en tiempo y forma a lo avanzado anteriormente (FASE II), derivando en lo anterior en