A pesar de la aparente mejora técnica, Hartnett compara la situación actual con los años 2000 y 2008, caracterizados por un gran repunte seguido de un colapso. Según su análisis, el S&P 500 podría experimentar un alza de hasta 150 puntos antes del 4 de septiembre, pero también podría enfrentar una baja de 300 puntos. Hartnett reconoce que su pronóstico anterior de una caída del S&P 500 a 3.800 en marzo no se cumplió, ya que los inversores buscaron refugio en empresas tecnológicas.
Además, señala que los bajistas, incluyéndose a sí mismo, se equivocaron en la primera mitad del año debido a la resiliencia de la economía estadounidense y el impulso inesperado del sector tecnológico basado en la IA. El estratega advierte que hasta que la Reserva Federal genere temor al elevar las tasas de interés y la tasa de desempleo supere el 4% como señal de recesión, es probable que las acciones se mantengan al alza y los diferenciales de crédito permanezcan bajos.
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