Su interpretación viene respaldada por la lógica o el sentido común. A medida que el ciclo económico se expande, incrementa el consumo y el número de transacciones mientras que la inflación se ve presionada al alza. De esta manera nos encontramos ante un indicador que podríamos extrapolar a otros activos cíclicos y no solamente a la renta variable. Fíjense en el gráfico superior sobre que recoge los precios por metro cuadrado y el número de transacciones inmobiliarias. Durante los años de burbuja, la compraventa de viviendas incrementaba con el precio. Después del pinchazo, las transacciones marcan nuevos mínimos históricos de la serie a medida que los precios continúan perdiendo posiciones.
El volumen o el número de transacciones de un determinado activo se pueden utilizar en sí mismo como una señal de trading (siempre que se analice el flujo y no variaciones puntuales que puedan estar sujetas a la estacionalidad o factores técnicos) o bien como un apoyo al análisis de la tendencia en los precios. Observen la evolución del Ibex 35 y del efectivo negociado (transacciones por precio) en las dos últimas décadas. Las tendencias alcistas han venido siempre acompañadas por un incremento en el dinero que se movía en la bolsa; un dinero que disminuía cuando llegaban las bajadas de precios.
Ahora bien esto no ocurre siempre y podemos encontrarnos discrepancias entre el volumen y los precios. Unas transacciones incrementando con unos precios bajando apuntarían a que el interés por el activo aumenta y podríamos encontrarnos ante un posible suelo de mercado. Por el contrario, unas transacciones bajando mientras que los precios suben apuntarían a que no existe interés en el activo y que el volumen no respalda la tendencia alcista señalando un posible techo de mercado