No solo de la guerra de Rusia contra Ucrania están pendientes los mercados financieros. Especialmente la renta fija que ve como las tensiones en sus rendimientos no solo afectan a los países más expuestos, como España, sino también inciden en el caso de Alemania, el refugio de la deuda por excelencia y el espejo con el que se elaboran las primas de riesgo europeas.
De hecho, el martes mismo, la rentabilidad del bono alemán a 10 años se colocaba por primera vez en los últimos tres años por encima del 0,50%, mientras que, en el caso del española, el rendimiento del bono de referencia, el diez años, se colocaba en el mercado secundario en el 1,43%, niveles desconocidos desde diciembre de 2018.
Y ese incremento se lo debe a Jerome Powell. El presidente de la FED ponía sobre la mesa que las subidas de 50 puntos básicos en los tipos, más agresivas, más hawkish, están sobre la mesa si fuera necesario implementarlas, ante el efecto de la inflación que cada vez ejerce más presión.
Ese aumento a la par es lo que está manteniendo a raya, por debajo de los 100 puntos básicos la prima de riesgo española, que roza los 90 puntos básicos y que ha cambiado su configuración, desde que comenzara la guerra. Las presiones inflacionistas derivadas separan en menor medida la distancia en rentabilidad de la deuda alemana y la española, aunque lo hacen incrementando y mucho sus TIres.
Y es que la inflación se ha convertido ya en el gran enemigo de las economías, la española incluida, a la que se une la conflictividad social a cuenta de la subida de los precios: desde la luz al carburante, pasando por todas las derivas de aumentos de costes que llegan directamente y sin tamizar, desde los empresarios a los consumidores.
Todo ello mientras las medidas de los bancos centrales pasan por salvar los muebles inmediatos, en el control de la inflación: retirada de estímulos generalizada y algo más tamizada, subida de tipos, agresiva como vemos en las palabras de Powell por parte de la FED o el Banco de Inglaterra, y por fases, sin ni siquiera de momento nombrar esos incrementos por parte del Banco Central Europeo.
El efecto en el spread con Alemania es que el mayor nivel de la prima de riesgo española en lo que va de año se marcó justo antes de la llegada de la guerra, superando los 104 puntos básicos, con rendimientos del 1,24% en el bono a 10 años español y del 0,20% en el alemán. Tras él la cota de los 100pb se mantuvo hasta el día de la invasión, para luego descender a la par de las rentabilidades de los bonos soberanos de referencia.
La situación volvió a tensarse con el precio del petróleo a 140 dólares y rendimientos de los bonos en niveles muy bajos, del 1% en el español y tornando en negativo el alemán. Todo ello marcado por una gran volatilidad y cambios que llegaron a mantener, hasta el pasado día 11 esa cota psicológica.
A partir de ahí la corrección llegaba y se mantiene al calor de esa subida de las rentabilidades propiciada por el mayor endurecimiento de las políticas de los bancos centrales. Un equilibrio casi de papel en la prima de riesgo española que sigue expuesta a la incertidumbre de la guerra y al efecto en las economías de las subidas de tipos, sin descartar la vuelta a niveles de 100 puntos básicos.