A medida que Rusia reduce el suministro de gas al continente, los bancos están probando cómo pueden hacer frente a la escasez de energía y están preparando fuentes de energía alternativa, como generadores, para que cajeros automáticos y banca en línea no se queden a oscuras. Un sector al que le urge actuar por la importancia de los pagos y transacciones para la economía europea, de por sí frágil por las secuelas de la guerra. Y es que los apagones o racionamientos de energía suponen un reto muy diferente.
"El sistema bancario forma parte de otros sistemas", afirma Gianluca Pescaroli, profesor de continuidad operativa y resiliencia ante catástrofes del University College de Londres, que ha asesorado a las autoridades londinenses sobre los cortes de electricidad. "Mi principal preocupación son los efectos en cascada que tienen en la sociedad los fallos en los cajeros automáticos o en las transacciones sin efectivo. Igualmente, las dependencias que los bancos tienen de otros servicios como Internet".
JPMorgan , que emplea a miles de personas en los centros europeos de Londres y Fráncfort, ha realizado simulaciones de cortes de energía, según dijo a Reuters una fuente familiarizada con el asunto. Dependiendo de la gravedad, el banco podría cambiar a generadores diésel que podrían mantener las oficinas clave en funcionamiento durante varios días. La entidad presta dinero a empresas en Europa y negocia con acciones y bonos, además de dirigir un banco de consumo británico.
UniCredit , segundo mayor banco de Italia, ha puesto a prueba su capacidad de recuperación operativa este verano. Su última prueba de recuperación de desastres se centró en la resistencia del procesamiento de datos, dijo la fuente, añadiendo que los dos centros de datos principales del banco tenían suministro de energía de dos centrales eléctricas independientes. No está claro cuánto tiempo durará su energía.
Euronext, que gestiona las bolsas francesa e italiana, dijo que había reevaluado su uso de energía desde la invasión rusa de Ucrania, añadiendo que tenía generadores de reserva, sin dar más detalles.
Por otro lado, los bancos también están tomando medidas visibles para reconocer la crisis energética, como la reducción del espacio de oficinas y la consolidación del personal en menos edificios. Deutsche Bank ha declarado que está aplicando una serie de medidas de ahorro de energía en sus 1.400 edificios de Alemania, con el fin de ahorrar 4,9 millones de kWh de electricidad al año, lo suficiente para alimentar unas 49.000 bombillas durante una hora.
El prestamista está cerrando el agua corriente caliente en los lavabos, ajustando la temperatura de los lugares de trabajo, apagando toda la iluminación interior de las sucursales y la publicidad exterior iluminada durante la noche. Y también se apagará la fuente de su sede central en Fráncfort.
Los reguladores están en alerta máxima. El brazo supervisor del Banco Central Europeo y su homólogo británico, la Autoridad de Regulación Prudencial (PRA), exigen a los prestamistas que tengan planes para hacer frente a las interrupciones. En Gran Bretaña se exige a las empresas que identifiquen sus "servicios empresariales importantes" y los métodos para resolver las vulnerabilidades en caso de que se materialicen las amenazas. Sin embargo, los expertos temen que pocas empresas estén preparadas para apagones prolongados de más de unos días. "Esto representa una grave laguna en la planificación de la resiliencia", afirma Avi Schnurr, director general del Consejo de Seguridad de la Infraestructura Eléctrica, un grupo de reflexión que asesora sobre la preparación para este tipo de riesgos.
Los bancos deberían tomar medidas para asegurarse de que pueden hacer frente incluso a un apagón prolongado, con acuerdos para que las transacciones se registren de forma retroactiva una vez que los sistemas vuelvan a estar en línea, dijo.
Los precios del gas en Europa se han disparado después de que la empresa rusa Gazprom, controlada por el Estado, dijera que iba a prolongar indefinidamente el cierre del importante gasoducto Nord Stream 1.
Europa ha acusado a Rusia de militarizar el suministro de energía en represalia por las sanciones occidentales impuestas a Moscú desde el inicio de las hostilidades con Ucrania. Rusia culpa a esas sanciones de los problemas de suministro de gas, que achaca a fallos en los gasoductos.
En Gran Bretaña, el aumento de los costes de la energía está presionando a las empresas y a los consumidores, que se enfrentan a una inflación galopante. El banco estatal NatWest dijo que había mitigado parcialmente el golpe financiero mediante la cobertura de los costes futuros de su energía.