Pero se trata del corto plazo y los inversores deberían utilizar las herramientas disponibles para salvar esta volatilidad temporal pues, pasado este momento de incertidumbre, podríamos estar ante un entorno favorable tanto para el S&P500 como para bitcoin, impulsado por una mayor liquidez en los mercados.
Históricamente y tras los recortes de tipos, el S&P500 ha registrado subidas en las 20 ocasiones anteriores, lo que sugiere que esta tendencia podría repetirse. Bitcoin, al mantener una fuerte correlación con el S&P500 y aún más con el Nasdaq, también podría beneficiarse de este contexto expansivo.
De otro lado, no hay que olvidar que septiembre es conocido por su volatilidad estacional, y tanto las acciones como bitcoin han experimentado correcciones en este mes. Sin embargo, estas caídas suelen ser transitorias. A medida que la liquidez aumente hacia finales de año, ambos activos podrían entrar en un ciclo (más) alcista.
Los recientes datos económicos muestran una economía estadounidense que sigue sólida, con un crecimiento del PIB mejor de lo esperado y una baja tasa de desempleo pese a las dudas que se han generado en los últimos meses. Estos factores, combinados con el entorno de política monetaria expansiva, refuerzan la idea de que bitcoin, como activo de riesgo y refugio frente a la inflación, podría tener un potencial considerable de cara a los próximos meses.
Bitcoin también está mostrando una creciente correlación con el Oro , que históricamente ha anticipado movimientos alcistas en los criptoactivos. Si se mantiene este patrón, bitcoin podría seguir al oro y experimentar un repunte hacia finales de año, especialmente cuando los efectos del recorte de tipos se consoliden.
Así las cosas, si bien el corto plazo puede traer volatilidad, el escenario a medio plazo parece optimista. Los recortes de tipos, la mejora en las condiciones de liquidez y la correlación con otros activos de riesgo posicionan a bitcoin como una potencial opción para los inversores que buscan oportunidades de crecimiento.
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