La inflación sigue siendo ese dolor de cabeza que no podemos quitarnos de encima. A pesar de que esta semana, la vicepresidenta económica Nadia Calviño volvía a reiterar en los medios que el gobierno prevé que este año, la inflación vuelva a ser menor que en pasado ejercicio, aunque advierte de que habrá mucha volatilidad cada mes, lo cierto es que ahora mismo, con los datos en la mano, el IPC sigue creciendo.
Es cierto que solo llevamos dos meses de 2023 y que Moncloa espera casi la mitad que, en el pasado ejercicio, pero de momento, lo que nos llueve, tanto dentro como fuera del mercado en España, son precios a cierre de febrero, en estimación inicial que sube dos décimas interanuales, y más intermensuales, hasta el 7,7% en el dato general. Mientras que la gran preocupación radica en el punto de mira del BCE, el Banco Central Europeo, la inflación subyacente, que tras recortar en diciembre al 5,7% ha vuelto a repuntar, en los dos primeros meses del año, para los precios de consumo sin alimentos frescos y energía, hasta el 6,1%.
Y además, aunque nuestra media de inflación se encuentra por debajo de los niveles de la eurozona, lo cierto es que escala a mayor altura en la tasa subyacente. Hablamos de precios más resilientes a la coyuntura y que ya descuentan el efecto más inflacionista, la energía, de ahí que tengan más posibilidades de perdurar y de cronificarse en el tiempo.
En la eurozona, en el flash de precios que se confirmarán a mediados de mes, vemos como apena se redujo una décima al 8,5% con cifra al alza en la subyacente de tres décimas hasta el 5,6%.
De ahí que la complicada situación de los precios de consumo en Espala y en la eurozona, nos lleva a mirar la fijada en un BCE que ya anticipa subidas de medio punto de nuevo la semana que viene en su reunión del jueves, mientras que, desde Goldman Sachs ya se piensa en nuevos incrementos en meses posteriores, para poder corregir una inflación que sigue estando a años luz de ese 2% deseado por el banco central con sede en Frankfurt.
Pelota, por tanto, que se coloca en el tejado del BCE decidido a corregir la inflación, aunque sea a costa de un crecimiento que seguirá, no lo duden, mermando conforme transcurra el año, a pesar de que, de momento la recesión no ha llegado. Pero con ese alivio encima, no olvidemos que un crecimiento medio de 1 o 2 décimas de media trimestral, es mantener una peligrosa lateralidad, que, más allá de la estadística, nos aboca a tiempos difíciles en la vieja Europa.
Lo mejor, que el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos ya ha indicado que, en las próximas semanas, cuando se publiquen las nuevas expectativas sobre la economía española, la entidad mejorará las previsiones de crecimiento y rebajará las de inflación. Recordemos que, en las últimas del mes de diciembre, el Bde proyectaba un crecimiento para la economía española en 2023 del 1,3% mientras que, en el caso de la inflación, esperaba un nivel para el presente ejercicio del 4,9%.
En el mercado el reflejo positivo se vislumbra claramente en los bancos, que también pueden verse impactados por una caída de consumo. Pero con la vista puesta en el retroceso de la inflación, las subidas de tipos tras años en negativo siguen siendo el gran signo de avances para Banco Sabadell y los grandes más rezagados, tanto Banco Santander, como BBVA a pesar de copar los primeros puestos.
Del mismo modo, los sectores que pueden trasladar con éxito y sin que vean mermadas sus capacidades y negocio, el encarecimiento de precios, como el turismo, con el caso de Melia Hotels premiada por el mercado, o una Aena que comienza a reflejar buenas maneras tras los resultados y mejores recomendaciones. Pero también con ese reverso tenebroso, si finalmente la caída de la economía es más profunda de lo esperado. Igual ocurre con Inditex
Dos resilientes ante la inflación pasan también por las telecomunicaciones, con Telefonica y Cellnex como nombres propios en el mercado. La primera reflejando una recuperación anual por encima del Ibex y la segunda con subidas a doble dígito en lo que va de año.