El 2 de octubre el Banco Central Europeo (BCE) publicó un informe sobre un Euro digital, proporcionando una lista de posibles razones para el lanzamiento de esta “divisa”, incluyendo el aumento de la demanda de pagos electrónicos, la disminución del uso de efectivo, el lanzamiento de medios de pago privados globales, monedas digitales emitidas por bancos centrales extranjeros o consideraciones de política monetaria.
El BCE emprenderá ahora consultas públicas y se aventurará a tomar una decisión sobre la introducción de un euro digital a mediados del próximo año.
“Creemos que las probabilidades están a favor de un Euro digital ya que está alineado con los objetivos secundarios del BCE de apoyar las políticas económicas generales de la Unión. En los últimos años muchos bancos centrales de todo el mundo han comenzado a experimentar con monedas digitales de hecho, con el Banco Popular de China la parte más avanzada en el proyecto”. Al contrario que el BCE, el Banco Popular de China declara explícitamente que uno de los principales objetivos de la introducción de un renminbi digital es reemplazar el efectivo físico.
Este objetivo es diferente al del BCE ya que el organismo europeo enfatiza que el Eurosistema continuará emitiendo dinero en efectivo y un Euro digital simplemente complementaría el dinero en efectivo, no lo reemplazaría. El límite inferior de los tipos de interés nominales se considera típicamente un resultado de la naturaleza física de las monedas.
“Si los tipos de interés nominales son suficientemente negativos, un arbitraje natural es retirar el dinero del banco y almacenarlo en casa. En consecuencia, si el dinero en efectivo desapareciera por completo, se ampliarían las opciones de política monetaria en vista de la disminución de los tipos de interés reales neutros”, dice Veit. En la medida en que el dinero en efectivo siga estando disponible en la economía, esta opción será menos pertinente para los bancos centrales.
Si bien el Consejo de Gobierno del BCE tiene el derecho exclusivo de autorizar la emisión de billetes en euros en la Unión, el entorno institucional hace que sea poco probable que el BCE decida por sí solo abolir el efectivo en la zona de la moneda común. Habida cuenta de que el efectivo sigue siendo muy popular en muchas jurisdicciones de la zona del euro y de la intención del BCE de complementar el efectivo, la introducción de un euro digital no brindaría al BCE la oportunidad de reducir mucho más el tipo de interés de la facilidad de depósito, que ya es negativo, en un futuro previsible.
Por ello, la política monetaria del BCE seguiría centrada en la provisión generosa de liquidez a los bancos, la compra de activos y diversas formas de orientación a futuro (future guidance) en caso de que se siguiera dando una política monetaria acomodaticia. “Si en algún momento de la era digital, el estado de ánimo se aparta decididamente del efectivo y se crea un consenso en toda la zona para abolirlo, se reforzaría notablemente la perspectiva de que los tipos de interés oficiales negativos sean mucho más profundos en la zona del euro”. Si bien la desaparición del efectivo puede considerarse una condición necesaria para que se establezcan tipos de interés oficiales profundamente negativos, no está en absoluto garantizado que también constituya una condición suficiente, dados los interrogantes sobre la función de reacción del sector privado en ese entorno.