El movimiento separatista catalán genera mucho ruido mediático y ha conseguido concentrar el apoyo de gran parte de la sociedad en Cataluña. Sin embargo, la mayoría de los votantes en España, así como los principales partidos políticos no apoyan la independencia de Cataluña. Entendemos que la independencia de Cataluña no constituye un riesgo como tal para la unidad de España. La mayor repercusión de este asunto se concentra en el Parlamento, donde las fricciones catalanas suponen una distracción en los asuntos legislativos y donde los partidos pro independentistas que, pese a contar con pocos escaños, juegan un rol importante por su capacidad para bloquear las iniciativas de un parlamento ya muy fragmentado.
Los dos temas clave de la política en España
Fuente: Eurasia Group
Desde que empezara la campaña para las nuevas elecciones, el PSOE ha experimentado un aumento del respaldo de los votantes. Un éxito que puede atribuirse fundamentalmente a algunos factores, entre los que se incluyen que el líder del partido, Pedro Sánchez sea la alternativa más creíble a la derecha española, a que su rival Podemos esté inmerso en disputas internas y, por último, al foco catalán, donde las posiciones del PSOE tienden a ser menos duras que las de los otros dos partidos mayoritarios.
Escenario Económico
La economía española ha demostrado ser muy resistente a la desaceleración de Europa. El PIB del país se expandió un 2,4% en 2018, más del doble del nivel de la Eurozona en su conjunto. Entre las cuatro mayores economías de la Zona Euro (Alemania, Francia, Italia y España), España es la única que presenta un índice PMI por encima de 50, lo que refleja claramente la expansión del sector manufacturero. De hecho, nuestro análisis de los índices agregados en el corto plazo indica que España es la única economía en la que el crecimiento sigue siendo lateral en lugar de mostrar deterioro.
Esta relativa resistencia de la economía española refleja varios factores: el país es menos sensible a una desaceleración global de la industria que el resto de economías de la Eurozona, debido en parte al menor tamaño de este sector (en especial el automovilístico) y al menor peso de la exportación en su PIB. En segundo lugar, la tasa de ahorro en España ha ido disminuyendo al contrario de lo que ha ocurrido con el resto de la Eurozona donde ha aumentado en su conjunto. Esto ha permitido a los consumidores españoles mantener el nivel de gasto. Y, en tercer lugar, España se ha beneficiado de un periodo de expansión fiscal en torno al 0,3% sobre el PIB en 2018.
Si nuestra previsión de que la ralentización general de la Eurozona se detendrá a mediados de año es correcta, la economía española debería seguir resistiendo. La caída de la inflación y la fortaleza del mercado laboral deberían hacer que las rentas reales siguieran aumentando. Y el hecho de que la economía española parezca disponer todavía de suficiente capacidad de producción significa que hay margen para que continúe el crecimiento no inflacionista.