El hecho de que la industria de Alemania viva anclada en el pasado y la aplicación de políticas económicas poco efectivas, hacen que las consecuencias sean inminentes, especialmente en términos políticos. De ahí que sean muchas las voces de expertos que añoren la gestión que durante años Ángela Merkel efectuó.

La historia siempre se repite. Cuando se produce un acontecimiento de gran calado a nivel mundial, determinadas economías se ven más perjudicadas que otras. La italiana experimentó un receso a partir del 2.000, mientras que la británica se vio afectada por la crisis financiera mundial y nunca logró salir adelante. Ahora, Alemania, se ha visto afectada de llena por la invasión de Ucrania por Rusia.

El legado de Merkel

Además de ser una figura respetada y valorada en todo el viejo continente, Merkel consiguió darle a los alemanes lo que buscaban en unos tiempos de crisis financiera tan complejos del años 2008; estabilidad. Así fue cómo el PIB alemán recuperó sus pérdidas a mediados de 2011, registrando cifras de crecimiento trimestral constantes en los años venideros.

Merkel dimitió de su cargo dejando una Alemania en la que, pese a la desigualdad social y el estancamiento de los salarios, el empleo estaba estable. Además, la líder democristiana (CDU) logró consolidar un Estado Federal capaz de hacer frente a la crisis con medidas contundentes.

La industria se debilita

Hay una realidad, y es que la industria alemana está experimentando el mayor retroceso de su historia. Sus exportaciones están padeciendo una feroz competencia en términos mundiales y ni el tecnicismo formal de anteriores etapas podrá salvarlas.

El propio ministro de Finanzas alemán, Christian Linder, llegó a asegurar en el Foro Económico Mundial de Davos que Alemania es el ‘hombre enfermo’ de Europa. Se aprecian problemas estructurales importantes, que no se pueden solventar a corto plazo.

La economía de Alemania es vieja. Su modelo industrial se basaba en la disponibilidad de hidrocarburos abundantes y baratos, sin límite, procedentes de Rusia. Además, el hecho de cerrar las centrales nucleares del país, acabó afectando al tejido económico nacional.

De este modo, las marcas alemanas consolidadas que han vendido al extranjero automóviles, maquinaria, productos farmacéuticos, químicos y electrónicos se encuentran en un momento realmente complicado. La economía alemana sigue arriesgando poco y confiando en un sector del automóvil que no termina de repuntar.

Alemania produce más vehículos con motor de combustión interna que eléctricos. A esto se le suma que el proteccionismo en varios mercados de exportación que son clave para Alemania afecta a su competitividad en el exterior.

A esto se le suma que China ha dejado de ser un socio para convertirse en competidor, especialmente en sectores como la automoción. El país asiático ocupa el cuarto lugar de las exportaciones alemanas de bienes, por lo que la debilidad económica china también se siente en los cimientos del país.

Situación crítica para el sector energético

El elevado coste de la energía afecta a las empresas y a las familias, haciendo imposible poder lidiar con las relaciones internacionales. Tanto las materias primas como los combustibles alcanzan una inflación elevada. Los datos reflejan que el IPC de Alemania se situó en el 2,4% en mayo de 2024, con respecto al mismo mes del año anterior. La tasa de inflación armonizada de Alemania se situó en mayo al 2,8%.

Todo pasaba por las conexiones para el transporte de gas natural desde Rusia a Alemania por el Mar Báltico, lo que garantizaba energía barata a toda la economía germana. Pero después de que Europa rompiese sus relaciones con Putin, Alemania perdió a su principal proveedor.

Aumentan las tasas de desempleo

El Gobierno de Alemania es consciente del registro de un leve incremento de la tasa de desempleo en junio, marcando la primera subida desde diciembre. La tasa de desempleo ajustada subió 0,1 puntos porcentuales, alcanzando el 6%, según datos de la Agencia para el Empleo.

Todo ello se traduce en un incremento de 19.000 personas desempleadas (con respecto a mayo), siendo el número total de empleados de 2,727 millones, unas 4.000 personas más.

Si se compara con el mismo periodo de 2023, el desempleo aumentó en 172.000 personas, lo que demuestra los desafíos estructurales a los que se enfrenta la economía nacional germana.

Una realidad latente es que el modelo de crecimiento orientado a la exportación es una gran carga en tiempos de debilidad de la actividad mundial y de incertidumbre económica. La sociedad alemana precisa de una renovación y de la reconversión de los ingenieros, su principal fuerza laboral.

Además, las subvenciones para proteger a los hogares y a las empresas durante la crisis energética se retiran, algo que reduce el poder adquisitivo de las familias. A esto se le suma el envejecimiento demográfico y las estrictas normas presupuestarias.

Pese a todo, el Ministerio de Economía alemán elevó ligeramente sus previsiones de crecimiento económico para el año 2024 desde el 0,2% hasta el 0,3%. Mientras, para 2025 espera un crecimiento del 1%.

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