En un mercado tan tecnificado como el actual muchos se preguntarán si tiene sentido creer en “estas cosas”. Como uno es descendiente de gallegos, ha estado acostumbrado a escuchar en su casa aquello de que “las meigas, existir no existen… Pero haberlas ¡Haylas!”. Y en este caso, el rallye de Navidad, desde luego que existe, no hay más que ver la pauta generalizada que siguen los principales índices mundiales en esa época del año. (Les podría aburrir con datos y estadísticas, pero no creo que sea necesario).
¿Por qué se produce este fenómeno? Pues se esgrimen muchas razones, estrategias fiscales de fin de año, inversores institucionales que se toman vacaciones durante este período, dejando el mercado influenciado por los inversores minoristas, (que suelen ser más optimistas sobre el desempeño del mercado y además suelen invertir estacionalmente parte de su paga navideña)… Explicaciones se dan muchas.
Este año, además, se da otra circunstancia importante y es que se han celebrado elecciones presidenciales en los Estados Unidos y también se observa que estadísticamente, los principales índices bursátiles norteamericanos tienen un rendimiento especialmente positivo durante el período noviembre-diciembre en los años de elecciones presidenciales, superando el rendimiento promedio de dos meses en un 2,1%.
Además, ningún mes tiene mayor probabilidad de ser más alto que diciembre en un año electoral (83,3 %). Pero para este año hay más razones: Las últimas 10 veces que el S&P500 subió un 20% o más hasta diciembre, (como es el caso este año), las acciones subieron en diciembre nueve veces, con una ganancia promedio del 2,4% frente a la ganancia promedio de diciembre del 1,5%.
Así que, con todos estos ingredientes, a la pregunta de “si este año tendremos rally de Navidad”, les diré que, aunque llevamos de “rally” prácticamente los dos últimos años, si me tengo que mojar, diría que sí.
En Estados Unidos los principales índices están cerca de máximos anuales, el entorno macro y micro parece estabilizado y salvo los asuntos geopolíticos, no parece que haya razones a corto plazo para que el mercado caiga… Pero…
La geopolítica va a ser clave
Aunque las noticias recientes nos dicen que el conflicto en Oriente Medio tiende a entrar en una tregua estable, la situación en Ucrania es más tensa. La escalada bélica y dialéctica entre Ucrania y Rusia ha generado mucha tensión y un aumento de la volatilidad en los mercados, aunque en los últimos días ha tendido a disminuir.
Mi impresión es que ambos contendientes están condenados a entenderse. Ambos están exhaustos por el esfuerzo de un conflicto que dura ya casi tres años. Pero lo más probable es que en las próximas fechas pongan toda la carne en el asador para conseguir llegar a unas hipotéticas conversaciones de paz (probablemente lideradas por Trump) en la mejor situación para negociar. Quizás estemos contemplando uno de los momentos de mayor tensión sin descartar que pueda agravarse en las próximas semanas. Y esto no es poco.
En resumen: optimismo moderado pensando en que una vez más se produzca el tradicional rally de Navidad.
¿Y en Europa?
A diferencia de lo que ocurre en Estados Unidos, los índices bursátiles europeos están alejados de máximos. Europa atraviesa un momento económico complicado, y también político. La divergencia entre EEUU y Europa sigue resultando evidente en las cotizaciones y no parece que esta tendencia vaya a cambiar en el poco más de un mes que queda para terminar el año.
En cuanto al Ibex, está completando un buen año impulsado sobre todo por los bancos, pero como hemos dicho en muchas ocasiones, además de su particularidad por el peso que tienen las entidades financieras en él, depende del entorno y de lo que hagan el resto de los índices de referencia, especialmente los europeos.
A corto plazo es muy posible que se extienda la idea de que el BCE se va a ver más obligado a bajar tipos para intentar reactivar la economía europea (especialmente Alemania y Francia) porque, además de la situación actual, se ven nubarrones más negros en forma de aranceles que lleguen desde EEUU y desde China, algo que perjudicaría a los grandes sectores exportadores europeos y que no ayudaría a mejorar la ya deprimida situación actual. Esto se entendería como un perjuicio para los bancos domésticos, que verían estrecharse sus márgenes a una velocidad quizás mayor de lo previsto (ver el Plan Estratégico presentado por CaixaBank recientemente). Si el mercado percibe eso, veremos un selectivo más deprimido, por lo tanto, vemos más complicado disfrutar del famoso rally navideño por estas latitudes.
Y para 2025, qué…
2023 y 2024 han sido dos años excepcionales para la bolsa, pero pensar que todos los años vamos a crecer por encima del 20% me parece un tanto excesivo.
Al final, las bolsas evolucionan en base a expectativas y en ellas tiene mucho que ver el crecimiento económico global como factor macro del que luego dependerán los resultados de las empresas como factor micro.
Parece evidente que la mayor parte de los equipos de análisis y departamentos de estudios asignan un menor crecimiento económico para 2025 que para 2024. Somos ligeramente menos optimistas con las expectativas de resultados, aunque en el escenario central se mantienen todavía cerca de las estimaciones de consenso. Y creemos que los tipos de interés en EEUU no van a bajar tanto como el mercado todavía prevé. Veremos también qué ocurre con la tecnología y sobre todo con las grandes empresas, que no olvidemos marcan tendencia en los índices de referencia como es el caso del S&P500.
En cuanto a las bolsas europeas, como hemos dicho, no somos muy optimistas con la situación económica de Europa y tampoco lo somos con la idea de que el BCE vaya a bajar los tipos tanto como se prevé en el mercado.
Aun suponiendo que la inflación esté tendencialmente controlada y aunque tengamos dudas sobre rebotes que pueda tener en los próximos meses, en la economía mundial y especialmente en Europa vuelven a manifestarse viejos problemas heredados de la gran crisis financiera, como son el bajo crecimiento potencial, los elevados niveles de deuda pública global o el mediocre desempeño de la productividad.
Hemos dicho antes que a corto plazo es muy posible que en las próximas semanas se extienda la idea de que el BCE se va a ver más obligado a bajar tipos para intentar reactivar la economía europea, pero tras la victoria de Trump parece establecerse en el mercado la idea de que la inflación puede convertirse en persistente e incluso aumentar, sobre todo si se confirman las medidas previsiblemente inflacionistas de su nueva Administración Trump. Esto va a implicar si no tipos más altos, sí un menor ritmo de bajada de tipos. Y esta circunstancia puede suponer un problema para Europa.