Contrariamente a las expectativas generales de una pronta solución al conflicto comercial entre Estados Unidos y China, el presidente Trump anunció que aumentaría aún más los aranceles sobre determinadas importaciones chinas. Los dirigentes chinos reaccionaron de inmediato con sus propios aumentos arancelarios sobre las exportaciones estadounidenses a China. En consecuencia, el índice S&P 500 cayó un 4,5% y la renta variable china más de un 7% a principios de mes. A este respecto, la antigua sensatez bursátil ha demostrado su valía.
Sin embargo, Estados Unidos y su prominente usuario de Twitter, así como China, no tienen interés en que los precios de las acciones bajen significativamente. Por este motivo, Estados Unidos ha apuntado a al menos una reunión de los presidentes Trump y Xi en la cumbre del G20 que se celebrará a finales de este mes, lo que podría allanar el camino para llegar a un acuerdo.
Los mercados de renta fija de Estados Unidos han enviado en repetidas ocasiones señales de recesión. El rendimiento de los títulos del Tesoro a 10 años ha caído de nuevo por debajo del rendimiento de la deuda pública a tres meses. Sin embargo, esta anomalía en la curva de rendimientos también es atribuible en gran medida a la oferta. En los primeros cuatro meses del año, el Departamento del Tesoro emitió un total de más de 4 billones de dólares en bonos. Sin embargo, de dichos bonos, solamente 177.000 millones de dólares eran bonos a largo plazo, a 10 o 30 años, es decir, apenas el 4,4% del volumen total de la emisión. Por esta razón, el comportamiento de las emisiones del Tesoro de Estados Unidos puede haber favorecido la inversión de la curva de rendimientos. El hecho de que no se prevea un cambio en esta situación sigue justificando los bajos tipos de interés a largo plazo.
En última instancia, unos cuantos aranceles más o menos no tendrán un efecto duradero en el comercio mundial. Pero, sin embargo, las empresas necesitan una mayor seguridad a la hora de elaborar su planificación. En tanto no sea así, las compañías se abstendrán de realizar inversiones importantes. De ahí que en la actualidad muchas estén optimizando sus procedimientos operativos internos. No obstante, no cabe esperar que se produzcan costosas desinversiones.
Una vez más, el mes de mayo resultó ser un mes difícil para los mercados de valores, pero tampoco es recomendable una abstinencia prolongada. El respaldo de los bancos centrales es demasiado fuerte para eso, y cabe imaginar que la Reserva Federal pondrá fin prematuramente a la reducción de su balance. Y, tal vez, el usuario más influyente de Twitter -Donald Trump- divulgue en breve un mensaje conciliador a través de su canal favorito. Por otro lado, también existe la posibilidad de resolver el conflicto comercial de una forma convencional durante la cumbre del G20 a finales de junio, con un cara a cara entre los presidentes Trump y Xi.
El axioma «Vende en mayo» resultó ser cierto y el índice S&P 500 descendió el mes pasado. Pero hay que tener cuidado con el «vete/aléjate», porque este mismo índice ha recuperado terreno desde entonces, ya que tanto los beneficios empresariales como las condiciones de financiación siguen siendo buenas. La temporada de resultados del primer trimestre mostró que las empresas de Estados Unidos y Europa siguen registrando sólidos beneficios, que superan incluso ligeramente el nivel del año anterior. En cualquier caso, no es conveniente enterrar la cabeza en la arena y despedirse de los mercados de valores durante los próximos meses.