- ¿Cuál es la visión macroeconómica que tienen en BNY Mellon en este momento?
Es una situación complicada. Hay dos fuerzas que se están contrarrestando. Por un lado, toda la actividad de los bancos centrales y los estímulos fiscales y, por el otro, la incertidumbre de cuándo y cómo se va a normalizar la situación de la economía. Esas son las dos fuerzas principales. Una tira hacia un lado y la otra, hacia el otro. Creemos que todo lo que han hecho los bancos centrales ha sido clave para volver a establecer un sentimiento más estable en el mercado.
La Fed tomó medidas muy drásticas, incluidas algunas que no había tomado en su historia como comprar crédito grado de inversión y luego dar un paso más y comprar high yield. El BCE ha hecho también unos programas agresivos de compra, que incluían la adquisición de activos por 750.000 millones de euros. Los dos grandes bancos centrales del mundo han actuado para respaldar el sentimiento. Hemos visto estímulos fiscales en Europa y un gran estímulo fiscal por parte del gobierno de EEUU. Todo esto ha sido fundamental para que a finales de marzo empezásemos a ver una mayor normalización de los mercados financieros y más estabilidad en los mercados de crédito.
Pero todavía seguimos en una situación de mucha incertidumbre. No se sabe cuál es el camino y la duración para volver a la normalidad. Cuál va a ser el daño que se ha hecho a las empresas y el empleo y si vamos a ver una recuperación en la segunda parte del año en forma de “V” o si se va a retrasar hasta el próximo ejercicio. Hay muchos interrogantes. Desde mi punto de vista, las bolsas están facturando una recuperación bastante rápida, más bien en “V”. Nuestro pronóstico es entre “V” y “U”, una recuperación más alargada. Posiblemente haya un poco de optimismo, sobre todo en la bolsa norteamericana, con la recuperación que hemos visto.
- En un contexto tan complejo de mercado, ¿qué activos sobreponderan e infraponderan?
Si hablamos de renta variable, creemos que hay que tener inversión en acciones de calidad, que tienen un balance sólido, que no tienen un alto nivel de endeudamiento, que tienen más visibilidad en sus ganancias y que históricamente hayan dado buenos resultados en entornos difíciles de crecimiento. Son sectores como el tecnológico, el farmacéutico e incluso el sector de consumo discrecional o bienes de consumo. Son sectores que sobreponderamos en la cartera, con un seso de lo que llamamos acciones de calidad de crecimiento.
En renta fija también aconsejamos calidad. Creemos que en la parte de crédito probablemente se debe sobreponderar grado de inversión. Los bancos centrales están apoyando el mercado de renta fija de grado de inversión. Están apoyando directamente muchas emisiones en este sector y hemos visto en las últimas semanas una recuperación de este mercado, mayor liquidez e incluso emisiones primarias en el que el sentimiento ha mejorado mucho. Hemos visto el diferencial entre el grado de inversión y gobiernos estrecharse. Hemos visto una recuperación de la mitad de las pérdidas que vimos en la gran corrección de marzo, con estrechamiento de diferenciales en casi todo los países desarrollados. Mantener la calidad e ir hacia grado de inversión.
Si uno invierte en high yeld también mantener calificaciones más altas, BB, los llamados ángeles caídos, emisiones que caen de grado de inversión a high yield. Ofrecen de forma selectiva oportunidades. En high yield se trata más de seleccionar bien emisiones concretas y de evitar insolvencias. Creemos que el nivel de impago dentro del high yield va aumentar, pudiendo llegar al 6% o 7% este año. Hay que escoger muy bien las emisiones y los sectores en los que uno invierte dentro del high yield.
- ¿Qué debe tener un emisor de deuda para formar parte de una cartera de BNY Mellon?
Depende mucho del tipo de activo en el que uno invierte. Si uno está invirtiendo en emisiones de gobierno, las posibilidades de impago de los países desarrollados son muy remotas. Ahí nos preocupa más dónde estamos posicionados en la curva. En estos momentos no tenemos problemas de mantener la duración larga cuando compramos emisiones de EEUU o de gobiernos en Europa, en el bund o incluso de países periféricos, porque creemos que el entorno va a ser de tipos bajos durante un periodo alargado. Si uno tiene la cartera diversificada, cuando hay periodos de corrección en los mercados, esa duración actúa de colchón. En renta fija de gobierno mantenemos duraciones más largas.
En high yield donde sí que existen posibilidades de insolvencia, la parte macro o de tipos de interés es importante, pero es más importante la emisión en concreto. Lo que hacemos es un esfuerzo detallado para evitar insolvencias. Eso requiere un trabajo muy detallado de los balances de las emisoras. Es un trabajo mucho más micro.
- En mercados emergentes, ¿qué aproximación tienen?
Tenemos soluciones tanto en divisa local como en dólares. BNY Mellon Emerging Markets Debt Local Currency y BNY Mellon Emerging Markets Debt en dólares. También tenemos un fondo de deuda corporativa, BNY Mellon Emerging Markets Corporate Debt. Al final, cuando uno invierte en deuda emergente en divisa local, el inversor se expone al riesgo de divisa, eso significa mayor volatilidad, potencialmente más rentabilidad si las divisas de los países emergentes se fortalece.
En estos momentos, la deuda emergente en divisa local ofrece mayor riesgo, pero potencialmente más rentabilidad. A su favor, tiene las valoraciones, desde nuestro punto de vista bastante atractivas. También, los bancos centrales de los países emergentes tienen la capacidad de bajar tipos. No tienen grandes presiones de inflación. Cuando sea el caso, beneficiará a la deuda emergente local, porque cuando se bajan tipos, las rentabilidades de los bonos baja y eso se convierte en ventajas.
La desventaja es que el entorno actual no es especialmente favorable. Sobre todo, para los países exportadores de petróleo, que son una parte muy importante de América Latina. Pero hay otros países que se benefician porque son importadores netos. También hay que decir que los países emergentes están entrando en la fase más crítica del coronavirus y que no tiene los recursos fiscales y es pesa sobre la deuda emergente local.
La deuda emergente en dólares es posiblemente un activo que te ofrece menos rentabilidad, pero menos riesgo.