Según Aberdeen, Mario Draghi ha enviado hoy una señal equívoca de que el BCE tiene la intención de renovar la flexibilización de su política monetaria durante su discurso en la reunión de Sintra. Ha dejado claro que si las condiciones económicas no mejoran se necesitarán estímulos adicionales, que el BCE tiene las herramientas necesarias para poner en marcha este trabajo y que considerará qué pasos son necesarios en las próximas semanas.
Sus comentarios han mostrado el mismo tono que el BCE ha estado utilizando últimamente en sus comunicados, haciendo hincapié en que el banco central sigue teniendo la potencia de actuación necesaria y que sigue siendo consciente de que los datos de la actividad económica no han dejado de deteriorarse.
Draghi aún no ha llegado a decir qué forma podría adoptar una nueva flexibilización, pero según Según Paul Diggle, economista político de Aberdeen Standard Investments,cualquier esfuerzo genuino tendrá que utilizar dos herramientas:
1) Reanudación del QE: es probablemente el método preferido por el BCE para demostrar que está dispuesto a hacer algo audaz. Se acepta en general que es una forma adecuada de hacer frente a una inflación persistentemente decepcionante. Existen limitaciones en el programa de compra de bonos, pero éstas son autoimpuestas. No hay nada que impida que el BCE las cambie, siempre y cuando el argumento político pueda ganarse entre los países europeos.
2) Reducir el tipo de interés de los depósitos: parece que es la herramienta que menos prefiere el BCE, con un tipo de interés de los depósitos que ya se sitúa en el -0,4%. Algunos estudios que ha llevado a cabo recientemente el BCE sugieren que unos nuevos recortes ayudarían a estimular la economía y que se pueden disipar las preocupaciones que existen en algunos sectores sobre el impacto de los tipos de interés más negativos en los bancos.
Ahora todo se reduce a la pregunta de cuándo se producirán todo esto, y la conclusión del discurso de Draghi es que será pronto. El hecho de que hable de "semanas" y no de meses sugiere que el BCE podría referirse durante la reunión de julio a la forma que debería adoptar la flexibilización para luego anunciarla en septiembre.