Positiva semana en lo referente a nuestro selectivo, en la que el IBEX 35 ha logrado retomar técnicamente los máximos crecientes, demostrando que tras una pauta correctiva llega una pauta impulsiva. Tras varios meses en los que hemos visto mucho miedo en el mercado, parece que el ánimo puede al desánimo y nuevamente el mercado vuelve a demostrar que las bolsas son un intenso flujo emocional. En el último año y medio la bolsa española ha subido nada menos que un +75% y ahora, después de un proceso alcista de alrededor de un +40% en los últimos 6 meses, parece que el miedo a invertir en los mercados podría dar comienzo a una etapa de complacencia que debería ser liderada por el público general y por la enorme divergencia existente en la prima de riesgo (dividendo/yield), entre la bolsa europea y americana. Ésta, podría llevar nuevamente a la codicia inversora a tomar posiciones en nuestro mercado.
Poco más me gustaría añadir esta semana respecto a datos macroeconómicos, que no haya hecho durante pasadas tribunas, pero sí apuntar que esta semana hemos podido comprobar de qué manera el mercado ha acogido la emisión de deuda de Bankia. Las peticiones de bonos a 5 años han triplicado la oferta y el coste de financiación se ha quedado en el 3,60%, demostrando que el mercado no únicamente confía en la deuda pública, sino en la economía española general, incluido su sistema financiero y ésta es la mejor noticia en lo que llevamos de año, ¡sin lugar a dudas!
Es evidente que en la bolsa americana existe una burbuja, pero la reiteración de la locura y la ceguera del mercado, sigue marcando momento y nuevos ilusos amateurs se lanzan tras la fortuna de un sueño en forma de ilusión monetaria. Pero el mercado, como bien sabemos, es voraz y las pequeñas ganancias aleatorias, generadas por entradas y salidas en tendencia, se convertirán tarde o temprano en un suplicio de dolor y arrepentimiento, paralizando por causa del miedo cualquier decisión racional como cortar las pérdidas y evitar que un pequeño susto se convierta en el fin para muchos y como no, el comienzo para otros.
Se que probablemente les suene raro que sea tan catastrofista, pero como Trader me gusta estar advertida acerca de los grandes riesgos que azotan el mercado y créanme, a lo largo de la historia hemos vivido la ceguera de la codicia en repetidas ocasiones. Incluso en una ocasión, el mundo conoció la gran primera burbuja financiera, absolutamente apasionante para mi, causada por un mercado tan absurdo como el de los bulbos de tulipán, que originaron la deliria hasta tal punto, que algunos inversores vendieron sus fábricas, para comprar un triste bulbo de tulipán. ¿Irracional? En efecto, como todas y cada una de las burbujas. Repetidas en innumerables ocasiones demostrando una vez más, nuestra condición humana.
Identificar burbujas es muy sencillo a posteriori, pero cuando las emociones de los inversores están en su momento álgido, la ambición y la codicia, junto con la ansiosa prisa, ciegan a la sociedad en su conjunto hasta límites inimaginables. Charles Kindleberger identificó oportunamente cinco fases diferenciadas en una burbuja, que paso a enumerar a continuación:
Fase 1, la sustitución; se introduce una nueva tecnología o se afianza un nuevo ciclo económico en su fase de crecimiento. El pesimismo previo o la falta de visión, provocan que el público general haga caso omiso a las oportunidades que presenta el mercado y es la etapa del llamado "smart money" o dinero inteligente.
Fase 2, el despegue; cala en el mercado una serie de argumentos persuasivos (mientras la FED inyecte liquidez, subirán las bolsas. Las redes sociales generarán mucho dinero, la reforma sanitaria hará ganar mucho a la industria farmacéutica,...). Esta fase a menudo se acompaña de un amplio acceso al crédito barato.
Fase 3, la euforia; la tendencia se acelera de manera vertical y arrastra a nuevos
Traders atraídos por la posibilidad de ganar dinero “fácil”, pero evidentemente sin comprender los riesgos ni las razones lógicas que originaron dicha tendencia alcista.
Fase 4, la crisis; el dinero inteligente e inversor, el que verdaderamente mueve mercado, empieza a vender al público general y los precios caen bruscamente.
Fase 5, el rechazo; los Traders capitulan y las caídas suelen volverse aún más acusadas como consecuencia del pánico y la ejecución masiva de créditos en forma de margin calls. En esta fase, es habitual observar una importante crispación social que conduce a las autoridades políticas a anunciar por diestro y siniestro un sinfín de cambios y reformas económicas para superar la crisis.
Una de las diversas partes que conforman nuestro curso avanzado de operativa bursátil, es la psicología del Trading. El compromiso emocional del Trader fluctúa en diferentes estados de ánimo y debemos controlarlos ¡siempre! para comprender que tras el optimismo llega la excitación, para dar paso a la emoción y finalmente, a la euforia. Podemos formarnos una versión optimista del mercado, pero cuando ganar dinero se convierte en una empresa fácil, es habitual dejar de lado la razón y centrarse en la emoción, en experimentar la maravillosa sensación de generar importantes beneficios. Pero un Trader profesional no se alimenta de emociones, ¡más bien lo contrario! Vive controlando constantemente el riesgo y deja que el mercado haga su trabajo. Que quede muy claro; ¡aquí vivimos de la consistencia y no de la suerte! El exceso de confianza es un sesgo cognitivo muy importante, que sienta las bases de las futuras crisis. Hyman Minsky es famoso por afirmar que "la estabilidad engendra inestabilidad", los Traders principiantes asumen cada vez más riesgos en periodos de estabilidad prolongada. A su vez, extrapolan la complacencia bursátil al futuro y eso les anima incluso a endeudarse socavando la estabilidad justo antes de que el mercado bajista azote sus ilusiones. Lo que también es aplicable a aquellos activos cuyas valoraciones pueden no reflejar adecuadamente los riesgos.
En periodos difíciles, por el contrario, el exceso de confianza puede degenerar en un pesimismo extremo, que extrapola el temor a lo reciente, como punto de partida para evitar asumir los riesgos que en otro momento, fueron tan fácilmente asumibles. Como seres humanos estamos sujetos a la codicia y al miedo. Somos víctimas del exceso de confianza en momentos de complacencia y del pesimismo y el desaliento en épocas de enormes oportunidades. Y en el Trading, no se vive jamás ni del miedo al pasado, ni de la ilusa ambición de pensar en el futuro. En el mercado únicamente importa el aquí y el ahora, el donde estoy y qué hago en función de ello. Y por este motivo, me interesa más ser pesimista en momentos de complacencia y optimista en momentos de enorme presión, que viceversa. Por este motivo, la famosa frase impuesta en sus fondos “ignore the crowd”, ha hecho de Bruce Berkovic, el mejor gestor de fondos de inversión de la última década, con su Fairholme Fund.
La disonancia cognitiva es incómoda, y mantener ideas contrapuestas como la codicia y el miedo, deriva en conflictos mentales que como humanos deseamos evitar y que instintivamente, tratamos de racionalizar para quedarnos con una visión más armónica y unificada, cayendo en el autoengaño, la simplicidad o las ilusiones, dejando de lado la razón que debería llevarnos simplemente a la inacción operativa en muchos casos. Un buen operador, opera cierto, ¡pero sólo cuando debe hacerlo! No se trata de generar beneficios de manera recurrente todos los días, se trata simplemente de advertir el bando ganador y simplemente fluir con él, comprendiendo los riesgos implícitos y explícitos en cada momento, para saber cortar las pérdidas en el momento que sean simples heridas y no severas hemorragias. Una vez más, ¡en el Trading, como en la vida!
Hoy el mercado americano se encuentra de lleno en una fase desmedida de irracionalidad, en la que los tres índices; Nasdaq, DJIA y SP siguen cotizando un imparable rally alcista incrementando las valoraciones de muchas de sus compañías en lo que yo denomino, “la burbuja selectiva”. La crisis de internet en el año 2.000 fue otra crisis selectiva, en la que las compañías tecnológicas fueron azotadas severamente, pero que no derivaron en una catástrofe generalizada. El crash de 2.008 afectó a toda la economía de manera tan dura, que no únicamente cayeron las acciones, sino que estuvimos verdaderamente muy cerca de la aniquilación de todo el sistema financiero y que como muestra de la gravedad de la situación, el estado se hizo cargo de las finanzas mundiales y el banco central inundó al mundo de dinero para así evitar el colapso, originando diferentes burbujas que tarde o temprano, créanme ¡estallarán! sin lugar a dudas ni contemplación, en lo que creo que podría ser un híbrido de ambas crisis, es decir una burbuja selectiva como la del 2.000, pero dividida en diferentes activos o incluso en sectores específicos.
Sin embargo, la comprensión de la propia estructura del mercado me permite entender lo que éste mercado opina y piensa. Gracias al chartismo, análisis visual de la psicología grupal, puedo prevenir y en todo caso advertir que el cambio de opinión varía entre el optimismo y la ansiedad, momento en el que cambiaré sin dudar mi sentido inversor, como hice en noviembre de 2.012 justo antes del QE3, cuando la ansiedad volvió a convertirse en optimismo. un Trader ante todo debe ser muy decidido tomando decisiones complicadas, como reconocer un cambio de opinión cortando una pequeña pérdida y tener la humildad necesaria para reconocer que nos podemos equivocar, de hecho la gestión del error, es una de las claves de mi consistencia operativa.
Si observamos nuestros índices y analizamos las estadísticas de las nuevas suscripciones en los fondos de inversión, puedo adivinar de qué manera el mercado ha cambiado emocionalmente y ha pasado del alivio y la esperanza al optimismo, aunque todavía nos quedan etapas por quemar. Que las nuevas suscripciones en los fondos de inversión crezcan un +25% es una clara señal de que el miedo al mercado ha desaparecido gradualmente. Pero a pesar de las subidas, faltan inputs para pensar que el rally alcista del IBEX 35 terminó, como consecuencia de un amplio estado de complacencia. Me falta observar la seguridad grupal acerca de si esto subirá, falta ver el premonitorio movimiento chicharro, falta presenciar una incesante voracidad del crédito a la inversión... Tal vez esta vez sea diferente, ¡o puede que no! Pero lo único que me importa, como citaba anteriormente, ¡es el aquí y ahora! Y ahora, los riesgos están latentes, pero aquí el mercado es alcista, y mientras los tres grandes americanos, sigan por encima de la MMW30 semanas sin mínimos decrecientes, trataré de adaptarme a lo que nos ofrece nuestro preciado mercado y esta temporada él nos ofrece Swing Trading alcista en USA y Trading Direccional en España. Eso es, indiscutiblemente lo que verdaderamente me importa y mientras mis criterios analíticos no manifiesten lo contrario ¡seguiré pensando y por ende, operando en consecuencia!