Un país rico, pero al mismo tiempo, un país agobiado por unas imperfecciones estructurales, un sector bancario que no era el más adecuado (y todavía no lo es), una marea populista creciente, un estado que ha tenido más de 60 gobiernos desde el final de la Segunda Guerra Mundial. ¿Es esta la personificación del proyecto europeo? Tal vez no, pero sí que es una razón por la que los inversores han optado por buscar oportunidades en otras regiones o se han quedado tan sorprendidos por los diferentes acontecimientos alrededor del Brexit, que Europa ha sido la menor de sus preocupaciones.
Tres años después, el complejo europeo sigue siendo eso: complejo. Es frustrante, incluso desconcertante. Pero más allá de ese bloque, los mercados europeos ofrecen muchas oportunidades de inversión para aquellos que se toman el tiempo de conocerlo y comprenderlo. De hecho, la falta de un compromiso más amplio lo hace aún más interesante. Sí, Europa es una región que está luchando por su crecimiento, pero es una de las mayores fuentes de beneficios empresariales a nivel mundial que cuenta con un conjunto interesante de compañías. Si está dispuesto a darse un chapuzón o incluso a sumergirse, puede ser una experiencia reconfortante. El crecimiento macroeconómico sí importa, pero no tanto como la gente cree, si se sabe dónde buscar y qué buscar. En mi experiencia, por cada razón que explica por qué no debería considerarse invertir en Europa, existe otra que daría razones para hacerlo.
Por ejemplo, muchas de esas razones negativas se vinculan al hecho de que Europa carece de empresas tecnológicas de talla mundial como Amazon, Facebook o Alibaba. La reciente salida al mercado del grupo de Internet Prosus en Ámsterdam puede sugerir lo contrario. Sin embargo, estamos ante una pista falsa, ya que una gran parte de su valor reside en su participación en el negocio tecnológico chino Tencent . Sin embargo, a 130 km al sur de Ámsterdam se encuentra uno de los líderes tecnológicos mundiales, ASML. Hace diez años no muchos inversores mostraron interés en ella, pero al analizarla con detalle, incluso en en el momento álgido de la crisis financiera global quedó claro que ASML tenía el modelo de negocio, el equipo directivo y la tecnología para convertirse en la fuerza dominante que es hoy en día.
Operar en un entorno de bajo crecimiento tampoco es necesariamente algo malo para las empresas, ya que puede ayudar a que el equipo directivo se enfoque en generar valor. Tomemos el caso del fabricante de camiones VOLVO, un negocio que tras la crisis financiera de 2008 se tomó su tiempo para hacer una verdadera introspección hasta llegar a la conclusión de que su modelo de negocio no era el adecuado para su propósito. En consecuencia, la empresa redujo costes, aumentó la concentración en sus servicios y, posteriormente, mejoró su posición financiera, recompensando a los accionistas con un dividendo del 8%. No está mal en este mundo de bajo crecimiento y bajos rendimientos.
Por último, está claro que existe una creciente conciencia social y medioambiental a la hora de invertir y que Europa parece estar a la cabeza. Los consumidores son muy conscientes del impacto medioambiental y social que pueden tener sus hábitos de gasto y ahora los inversores exigen cada vez más que sus inversiones no sólo proporcionen un rendimiento financiero sostenible, sino que también reflejen sus valores éticos o morales. Las empresas europeas están a la vanguardia de esta revolución sostenible, liderando sus industrias en las agendas de sostenibilidad.
Un ejemplo es la empresa holandesa DSM. Su estrategia corporativa se centra en la creación de una "sociedad saludable y funcional para todos" con un enfoque en la nutrición, siendo este uno de los aspectos más destacados el "Proyecto Vaca Limpia". Un proyecto que ha creado un producto que reduce las emisiones de metano bovino en un 30%, un factor clave para las emisiones globales de gases de efecto invernadero. ¿Quizás DSM podría encontrar la solución a los problemas de aire enrarecido que envuelve a los políticos?
Así pues, tres años después del referéndum, Italia ha tenido tres gobiernos diferentes, ha conseguido seguir adelante, sobreviviendo a una recesión técnica y a la presión populista. La yuxtaposición de la situación de Reino Unido e Italia es intrigante. La última vez que llevé a cabo un recuento, Reino Unido ha tenido al menos dos o casi tres gobiernos al mismo tiempo. ¿Quizás no somos tan diferentes después de todo? Durante este tiempo he visto cómo varias empresas europeas se fortalecían cada vez más por lo que el continente sigue siendo un lugar interesante y atractivo para invertir, como siempre.