El empleo en EE.UU. sigue estancado
En las últimas semanas, varios indicadores señalaban que el mercado laboral estadounidense estaba mejorando. Por ejemplo, la fuerte caída de las solicitudes de subsidio de desempleo, la mejora de la opinión de los hogares sobre el acceso al mercado laboral, el aumento de los componentes "empleo" de las encuestas PMI, las anécdotas sobre las dificultades de contratación, etc. En resumen, se podría decir que el ritmo mensual de creación de empleo se estaba acelerando. Sin embargo, según la primera estimación del BLS, sólo se crearon 266.000 nuevos puestos de trabajo en abril de 2021, mucho menos que en febrero y marzo.
En cualquier caso, una cosa es indiscutible: el nivel de empleo sigue siendo extremadamente bajo, con más de 8 millones de puestos de trabajo que faltan frente al nivel anterior a la crisis, y más de 10 millones que faltan frente a la tendencia anterior a la crisis.
Dado lo complicado que es estimar el volumen de empleo en tiempo real, más aún después de la crisis de la pandemia, podría ser tentador concluir que este sorprendente resultado es el reflejo de alteraciones que se corregirán con el tiempo. También se pueden tomar las cifras al pie de la letra y ver lo que nos dicen sobre las diversas "teorías" que se están proponiendo actualmente.
En primer lugar, las prestaciones de desempleo son demasiado generosas, lo que desanima a los parados a buscar trabajo, sobre todo si está mal remunerado. Algunos expertos, llegan a exponer que dicha ayuda se debería eliminar.
En segundo lugar, si la oferta de mano de obra parece estancada, la recuperación podría ser más débil de lo previsto. Por lo tanto, el crecimiento podría haber alcanzado ya su punto máximo, mientras no se hayan borrado todos los efectos de la recesión pandémica. En este caso, la conclusión sería que habría que mantener una combinación de políticas hiperacomodativas.
En tercer lugar, dada la fortaleza de la demanda de empleo, que el alto nivel de ofertas laborales, los salarios tendrán que aumentar para restaurar el equilibrio del mercado. Por el camino, las presiones inflacionistas temporales podrían persistir o descontrolarse. En este caso, la Fed tendría que endurecer la política monetaria.
Oferta de mano de obra: de los 8 millones de empleados que faltan en relación con los niveles anteriores a la crisis, el 18% sigue esperando a ser llamado por su anterior jefe y el 46% no ha empezado a buscar trabajo. Dato 2: las ayudas a los parados han sido excepcionales, tanto por el número de afectados como por la cuantía de las prestaciones abonadas. Tomando todos los programas de prestaciones por desempleo, el número de beneficiarios se elevó a más de 33 millones en junio de 2020. Hoy sigue siendo de 16 millones, frente a los 2 millones de antes de la crisis. Con el subsidio especial, algunos desempleados cobran mucho más que en sus anteriores empleos.
¿Es esto un verdadero freno a la búsqueda de empleo?
Este argumento no se puede desechar, pero hay que decir que no es del todo acertado. En primer lugar, el número de solicitudes de subsidio de desempleo ha descendido considerablemente, pero no se ha producido una reducción de las prestaciones pagadas. Además, uno de los sectores que más puestos de trabajo ha vuelto a crear desde la crisis en los últimos meses es el de la restauración, que no es conocido por sus altos salarios ni por sus buenas condiciones de trabajo. Si el empleo en este sector sigue más estancado que en otros, es porque todavía no se ha llevado a cabo la reapertura de la economía por completo y la demanda de servicios que implican altos niveles de interacción social (como el turismo, el ocio) no ha vuelto a la normalidad. Por último, es innegable que hay otros factores que pesan sobre la oferta de mano de obra, como los riesgos sanitarios y el hecho de que muchos colegios sigan impartiendo las clases online, lo que supone una grave limitación para las familias monoparentales.
Varios Estados, en su mayoría republicanos, han anunciado que van a reducir las prestaciones con bastante rapidez al no solicitar una prórroga de la ayuda federal. Tras esto, será más fácil comprobar si las altas prestaciones son el factor dominante que frena el empleo. En cualquier caso, con los avances en la vacunación, es probable que las escuelas reanuden la enseñanza presencial normal después del verano. Asimismo, también es probable que las actuales limitaciones de la oferta de mano de obra se reduzcan rápidamente en los próximos meses.
Demanda de mano de obra - Según la encuesta más reciente de la NFIB sobre pequeñas empresas, el 44% de los encuestados dijo que en abril de 2021 no podía cubrir al menos un puesto en su empresa. Parece una cifra importante, pero hay que situarla en su contexto observando que ya estaba en el 36% antes de la pandemia (media de 2018-2019). En ese momento, la economía estadounidense estaba más o menos a pleno rendimiento, la tasa de desempleo estaba en el entorno del 3,5%, cerca de su nivel de fricción, y puede que sí hubiera una falta de trabajadores disponibles. Este no es el caso hoy en día en absoluto. La noción de dificultades de contratación es, por tanto, un concepto bastante vago y esquivo. Actualmente, nos inclinamos a creer que describe las disparidades del sector causadas por la crisis, más que una escasez duradera de mano de obra. Es la enésima ilustración de la desincronización de la recuperación de la oferta y la demanda en esta crisis atípica.
Coste de la mano de obra: ¿en qué punto nos encontramos? En el conjunto de la economía, se observa una modesta aceleración del crecimiento salarial, mientras que la situación por profesiones tiende a indicar estabilidad. En gran medida, esto se debe a un "efecto composición". Tomemos como ejemplo la hostelería, donde los salarios son bajos y donde el impacto negativo sobre el empleo fue especialmente importante. De ello se observa que los salarios medios se aceleraron a pesar de que el sector estaba sometido a fuertes presiones. En total, el aumento del salario por hora en el sector privado pasó del +3,3% en 2019 al +4,8% en 2020, pero la ganancia se reduce al +4% si excluimos la contribución del sector del ocio y la hostelería. Otro indicador como el índice de coste del empleo (ICE), que rebajar este tipo de sesgo, se situó en el primer trimestre de 2021 en la misma tendencia que antes de la pandemia, entre el 3% y el 4% anual.
¿Qué podemos esperar del futuro? ODDO BHF opina
Una oferta restringida y una demanda creciente, la combinación perfecta para un ajuste de precios al alza. A primera vista, la conclusión es que ese ajuste de precios (salarios) se producirá en el mercado laboral. Es una posibilidad, pero no una certeza en absoluto.
En primer lugar, el equilibrio del mercado de servicios laborales no se alcanza de la misma manera que el mercado de un bien básico. Entre los factores que hay que tener en cuenta están los contratos de trabajo, la rigidez de los salarios nominales, los marcos normativos (por ejemplo, el salario mínimo) y el desajuste de las cualificaciones. Además, para un número determinado de empleados, las empresas pueden aumentar su oferta con aumentos de productividad, o incrementando las horas de trabajo, o reorganizando la producción (sustitución de capital por mano de obra, iniciativas de formación). En EE.UU., el aumento de la productividad sigue la tendencia opuesta a la del desempleo a medio plazo.
En resumen, cuando el desempleo es elevado y los servicios laborales no son muy costosos, hay pocos incentivos para prever una organización más productiva. Cuando el desempleo disminuye y hay riesgo de tensiones salariales, las empresas ajustan su modo de producción. Evidentemente, es demasiado pronto para saber si los cambios provocados por la pandemia, como el desarrollo del trabajo a distancia y la digitalización, aumentarán o no la productividad del trabajo. Sin embargo, al menos podemos constatar que han llevado a las empresas a reducir toda una serie de costes fijos (gastos inmobiliarios). La "teoría" de una subida de los salarios, que restaría márgenes de beneficio, sigue siendo bastante hipotética.