¿Qué visión macroeconómica tienen ahora que parece que lo peor de la crisis sanitaria ya ha pasado, aunque siguen los temores a un rebrote?
Es cierto que el consenso para este año indica que va a ser un año de recesión. En nuestro caso somos un poco más pesimistas, nuestras cifras se situarían entre el -5% y el -10%, dependiendo de los países. Al final, cuando se congela prácticamente la totalidad de la actividad en casi todos los países, eso tiene un impacto en el crecimiento. Este año, a nivel macroeconómico, va a ser un mal año. Veremos que los datos de caída de actividad en el segundo trimestre van a ser muy malos.
La pregunta es cuándo va a ocurrir la recuperación. El consenso de mercado apunta que en 2021 habrá un crecimiento positivo, mientras que nosotros consideramos que la recuperación va a ser más lenta de lo esperado o deseado. En el momento en que se reactive la actividad, las tasas de crecimiento pueden ser incluso de dos dígitos en la segunda mitad del año.
Por tanto, parece que hemos dejado lo peor de esta crisis, pero no debemos relajarnos porque esto va a tener un impacto a nivel económico sin precedentes.
Tras la respuesta de los bancos centrales, y como gestora francesa, ¿qué esperan de la Comisión Europea?
La reacción que han tenido tanto las autoridades monetarias como presupuestarias ha sido excepcional por su rapidez y su amplitud. Ni siquiera en las crisis anteriores como la de 2008 actuaron de forma tan rápida y con tan importantes inyecciones. A nivel de gobierno, estamos viendo que los planes de ayuda van a alcanzar importes nunca antes vistos en lo que se refiere al porcentaje sobre el PIB de cada país. Y los bancos centrales incluso han empezado a inyectar liquidez y a hacer compras de activos de manera importante, e incluso llegando a comprar crédito, que se ha convertido en un instrumento importante para las autoridades monetarias.
Quieren restablecer la confianza. Hay una crisis sanitaria, y no quieren que haya otra crisis ni de liquidez, ni de crédito, ni bancaria. Por lo tanto, quieren tomar las medidas necesarias para evitar que se agote la liquidez en el sistema financiero y proteger el talón de Aquiles de la economía mundial, que es el mercado de crédito. Tanto los gobiernos como las autoridades regulatorias y los bancos centrales van a hacer todo lo posible para que la confianza vuelva y nos centremos sólo en la crisis sanitaria.
Ahora que muchas gestoras están viendo valor en algunos segmentos de renta fija como el high yield, ¿qué aproximación tienen ustedes a la renta fija?
Evidentemente, tenemos que ser conscientes de que los tipos de interés están muy bajos y se van a mantener así durante mucho tiempo. No estamos viendo que la inflación vaya a ser un problema, y menos ahora, que va a haber un soplo. Los tipos bajos y la baja inflación durante mucho tiempo pueden afectar a la renta fija.
Pero, si somos muy selectivos, podemos encontrar nichos de mercado donde hay mucho valor. Por ejemplo, la deuda subordinada, tanto corporativa como financiera. Siempre fijándonos en la alta calidad. Nosotros tenemos una fuerte convicción en la deuda híbrida corporativa, porque existe un riesgo de quiebra casi inexistente, ya que los emisores son investment grade. A raíz de lo que ha ocurrido en el mes de marzo, estamos encontrando en este sentido rentabilidades muy atractivas y una calidad de los emisores muy buena.
Lo mismo ocurre con la deuda subordinada financiera, concretamente la legacy. Los bancos ahora mismo están muy bien preparados para hacer frente a esta crisis, tienen una solvencia muy importante, y esta deuda ofrece rentabilidades con emisores de alta calidad, por lo que vemos oportunidades.
En cuanto a mercados emergentes o high yield, también podemos encontrar emisores de mucha calidad que ofrecen alta rentabilidad, porque el renting que tienen puede estar penalizado por el país al que pertenecen. De esta forma, podemos tener compañías muy saneadas que, por circunstancias externas al negocio, ofrecen unas yields de casi el 14%.
La crisis puede distorsionar mucho los ratios de las empresas. ¿Qué debe tener un buen emisor para estar en una cartera de Groupama AM?
Para que nosotros, dada la situación actual, podamos invertir en un emisor, se tienen que dar dos circunstancias. Primero, que el emisor sea de mucha calidad, queremos emisores que sean capaces de superar esta crisis de la mejor manera posible, y que este año no suponga una pérdida de su negocio para el futuro. Por tanto, buscamos empresas sólidas y consistentes. Y, sobre todo, que tenga mucha liquidez, que sean capaces, por su propio negocio, de seguir reinvirtiendo para hacerlo crecer, y que tengan poca deuda. Gran parte de las compañías que tenemos ahora en cartera tienen poca deuda, lo que les da cierta estabilidad. Por tanto, es muy importante que su negocio no dependa de factores externos.
¿Qué rentabilidad media esperan en este tipo de carteras ligadas a la renta fija?
Depende. La renta fija es muy amplia y variada. Podemos ir desde crédito de alta calidad investment grade, que ahora mismo está dando rentabilidades muy atractivas en función de los plazos. Pero, por ejemplo, si nos vamos a crédito de alta calidad a corto plazo, de 1 a 3 años, podemos obtener rentabilidades en torno al 1,5%, lo que puede ser muy interesante.
Ahora bien, si nos vamos a la deuda híbrida, podemos tener compañías o emisiones de muy alta calidad. Estamos teniendo rentabilidades de en torno al 4,5%-5%. Y si nos vamos a segmentos de mercados emergentes o high yield de alta calidad, podemos obtener yields de en torno al 15-20%.
Por lo tanto, en función de dónde queramos estar y lo que nos permita nuestro perfil de riesgo, podemos obtener un abanico muy amplio de rentabilidades, siempre hablando de compañías de alta calidad.