Desde su nacimiento, en el año 2000, han apostado por la biotecnología, un campo de actividad que no es para mentes indecisas. Y, a pesar de las dificultades, los esfuerzos de Oryzon Genomics han dado sus frutos, no sólo para la empresa sino para los millones de pacientes que podrán beneficiarse en un futuro de los avances biofarmaceúticos de esta compañía, que desarrolla moléculas innovadoras y terapias epigenéticas para tratar el cáncer o las afecciones neurodegenerativas.
Para Oryzon, la epigenética ha permitido poder afinar mucho más en las enfermedades y hacer medicina personalizada. En este sentido, es muy difícil encontrar la molécula que vaya bien para todos los cánceres, pero dar con la molécula que pueda funcionar para subtipos concretos de cánceres y que el efecto terapéutico sea efectivo es más sencillo. En cuanto a su negocio de desarrollo de fármacos de alta innovación, Oryzon estudia un fármaco nuevo y determina la eficacia y seguridad en un grupo de pacientes. A partir de ahí, establece colaboraciones con empresas farmacéuticas que son las encargadas de finalizar el desarrollo clínico y obtener la aprobación de las agencias regulatorias para lanzar el medicamento al mercado. Es por tanto un modelo de negocio B2B donde su cliente directo es la multinacional farmacéutica y la inversión en I+D es clave.
De cara a los inversores, el de Oryzon es un proyecto a medio-largo plazo con unas perspectivas de rentabilidad importante. Además, la compañía, que cotiza en el Mercado Continuo desde finales de 2015, quiere dar el salto definitivo a EEUU y aspira a poder cotizar también en el Nasdaq, para poder financiar sus proyectos con una comunidad de inversores especializada.