“Es curioso que en China el gobierno pidió a sus ciudadanos que apoyaran al país consumiendo. Esto continúa pasando y las zonas rurales seguirán tirando de la economía del país. Al final, es un país que funciona a dos velocidades, con un este muy diferenciado del oeste, lo que hace que las medias que conocemos no reflejen la realidad pues, si bien hay zonas que ya no crecen a doble dígito, hay otras que superan el 10% de PIB y que van a seguir siendo un gran impulso para el país”.
¿Qué papel juega el comercio electrónico en China? “Internet en China permite reducir distancias y democratizar el acceso a recursos. En este sentido, Internet, en muchas zonas de China, aporta el acceso más fácil al consumo. Además, en un país de relativa poca transparencia y confianza, Internet permite comparar precios y crear mayor confianza a los consumidores”, afirma Óscar Ramos, CEO de DAD Asia
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¿Cómo se financian las empresas en China? “Las incubadoras de negocio son un nicho de mercado para las empresas pequeñas y nuevas que no cuentan con el apoyo del crédito de los bancos. Así pues, los inversores privados juegan un importante papel. Nosotros hemos visto en Internet una oportunidad. El sector del capital riesgo en China se creó desde arriba hacia abajo, partiendo de la privatización de las empresas públicas y ahora, destinado a las pequeñas empresas privadas”, dice Óscar Ramos.
Además, “al inversor chino le gustan las inversiones cortoplacistas, lo que hace que las valoraciones de las empresas se disparen y el acceso para el inversor resulte caro. En cambio, si se invierte en las empresas cuando están naciendo cada vez hay más oportunidades. Este es el hueco de mercado que nosotros hemos aprovechado”, explica Muriel.
¿Cómo puede un inversor de aquí acceder a la inversión en empresas chinas? Óscar Ramos explica que “la inversión directa es la primera opción, pero el primer obstáculo con el que se encuentran los inversores es cómo identificar estas oportunidades y contactar con las empresas. Además, hay que evaluar las empresas, los riesgos y los factores de éxito, pues la inversión de empresas privadas en etapas iniciales puede tener un retorno muy alto para los inversores, pero también tiene un riesgo elevado. En este ámbito, existen mecanismos como DAD Asia que diversifican este riesgo invirtiendo en distintas empresas y aportando la labor de identificación y selección de las empresas con mayor potencial, así como el seguimiento de las empresas para que todo este conocimiento pueda ser reutilizado para hacer mejores inversiones y dar mejor soporte a todas las empresas”.
¿Qué precauciones deben tomar los inversores? “Los inversores deben tener suficiente conocimiento del mercado y el producto en el que están invirtiendo y, si no se tiene, hacerlo a través de alguien que lo tenga y en quien confía. Esto en China es fundamental, pues se necesita a alguien que traduzca el mercado, no sólo el idioma, si no también cómo funcionan las empresas e incluso la sociedad. Por ello, nosotros somos una oportunidad interesante para invertir en Internet y en China en un momento atractivo por el momento bajo del ciclo económico en el que nos encontramos, pues las startups en las que invertimos se pretende que acaben saliendo a bolsa en un momento álgido del ciclo y la ganancia sea mayor”, explica Muriel.
¿Para acceder a esta inversión qué capital mínimo se pide al inversor? “Tenemos varios vehículos. Tenemos un fondo que exige un mínimo de inversión de 25.000 dólares, y también tenemos otro vehículo para inversiones institucionales cuya inversión mínima son 400.000 dólares”, indica Ramos.
También preocupa la censura que hay en China… “pero Internet es un recurso que precisamente da acceso a la información. No obstante, nosotros nos centramos en el consumo online que no genera ese tipo de problemas. Además, el propio gobierno es uno de los inversores principales para el desarrollo de Internet para que los chinos accedan a los productos”, indica Ramos.
¿Qué retornos podemos esperar de este mercado? “Nosotros llevamos 4 años invirtiendo en nuevas empresas en China y ahora algunos de nuestro proyectos están llegando a un estado de madurez interesante en el que empiezan a surgir las oportunidades para salir y obtener un retorno de estas empresas. Nuestros mayores retornos rondan 30 veces el capital invertido. A pesar de que estamos hablando de un mercado con riesgo, el retorno es acorde con el riesgo”, dice Ramos.
Se conocen casos de empresas chinas que, después de salir a cotizar en mercados externos, han presentado cuentas que no reflejaban la realidad… “La empresa china o los chinos no engañan porque sí, sino que es un problema del sistema fiscal chino, ya que las empresas tributan por el 5% de todos sus ingresos, no de sus beneficios, lo que no es compensable. Al darse esto, todo negocio con menos del 5% de margen ya no es viable, lo que ha generado que muchas empresas no tributen y tengan una contabilidad B masiva y escándalos económicos. Esto ahora mismo se está adaptando, se está cambiando a un sistema del IVA como el nuestro y, como consecuencia traerá una cierta estabilización de la contabilidad empresarial. Nosotros, por la estructura legal en la que invertimos, nos exige que, al menos haya una empresa que esté fuera de China y, por tanto, contabilice como en el exterior, una medida que utilizamos como protección”, dice Muriel.
“El hecho de que China tuviera una cantidad de empresas muy grande que todavía no estaban listadas en ningún mercado público ha hecho que las bolsas, tanto locales como internacionales, hayan tenido una importante presencia de empresas chinas. Este tipo de empresa también madura y acceden a fuentes de financiación para crecer, por ejemplo, a través de adquisiciones que les ayudan a crecer de forma estratégica. Ahora estamos viendo que la estrategia de mayor éxito para entrar en mercados de comercio online para empresas tradicionales pasa por las adquisiciones internacionales. Esta tendencia también se está moviendo hacia empresas que aún no han salido a bolsa, lo que supone una gran oportunidad para nuestra inversión”, concluye Óscar Ramos.