“El problema de la deuda es el más importante, no solamente por la magnitud, sino por las decisiones de gasto excesivo que nos han llevado a ese tipo de problemas. La solución es prudencia inversora. El hecho de tener un endeudamiento adecuado al tipo de economía que tenemos”.
¿Qué responsabilidad tienen los bancos en esta crisis?
“Todo el mundo tiene una parte de responsabilidad y ante las burbujas se genera una especie de ‘compadreo’. Todo el mundo se va poniendo cada vez más optimista, se pierde la prudencia y, de repente, estalla. El tema es ser capaz de revisar nuestra capacidad crítica”.
¿Usted sigue defendiendo la quiebra del sistema financiero?
“Nosotros teníamos un sistema plenamente hipertrofiado. La banca multiplicó su deuda de forma monstruosa hasta casi alcanzar el 200% del PIB. Tenemos que entender la quiebra como parte del capitalismo. Hemos visto cómo en Irlanda se rescata a la banca, a través del banco malo, y se convierte en una bola de nieve.
La quiebra es el sistema para limpiar cualquier burbuja de la economía. Si yo invierto y pierdo mi dinero, quiebro. El concepto de ‘too big to fall’ es un error”.
¿Habría dinero para cubrir los depósitos de Bankia?
“Los depósitos de las cajas quebradas no han estado en peligro nunca. Con esa excusa, que sólo representan un 15% del pasivo, nadie se ha salvado. El problema no es crear un riesgo sistémico por dejar quebrar a un banco malo, el problema es poner en duda a los buenos bancos, que también los hay. Poniendo en el mismo cajón a las cajas quebradas con los bancos, no es justo para nadie.”
Para salir de esta situación habría que atraer inversiones, pero ¿cómo puede hacerlo España?
“España, a pesar de todo, se ve como un país de oportunidades. Lo que no es, es una oportunidad para dar cheques gratis y que todo siga igual. Las empresas necesitan capital, pero no están dispuestas a dar cuotas de su gobierno vía ampliación de capital. Y esto ya no puede valer.
La parte de entender que mantener esta política del ‘señor de los anillos’… no puede ser. Lo importante no es la posesión, si no saber que las empresas deben ampliar capital de una manera monstruosa porque ya no pueden contar con la financiación de los bancos, sino que deberán hacerlo a partir de capital privado”.
¿Qué nos están diciendo ahora mismo los hedge funds sobre la situación económica mundial?
“Los hedge funds son muy distintos entre sí. El análisis que mucha gente está poniendo encima de la mesa es: ‘mucho cuidado con la político pro-inflacionista por parte de los países de la OCDE; la austeridad no funciona y hay que gastar más y el déficit no importa’. Bueno, pues mucho cuidado porque el riesgo a futuro de esa impresión de moneda y los tipos bajos completamente injustificados no tenemos mecanismos para conocerlos”.
¿Suscribe la idea de que ‘las bolsas están baratas’ o que ‘a largo plazo todo sube’?
“Creo que esa frase de que ‘a largo plazo todo sube’ es una salvajada. No hay que dejarse llevar por espejismos. Conceptos como muy de titular, no son lo que realmente nos debe importar como inversores. Hay que saber que lo podemos perder todo, saber en qué estamos invirtiendo y tratar de entender dónde estamos invirtiendo.
A mí me gusta esta época en la que a pesar de que la prensa le repite constantemente que todo ha pasado, la gente se ha vuelto más prudente. Hagan sus recomendaciones basadas en los números y si no los entienden, no pasa nada, no se metan en algo que no comprenden porque luego vienen temas como el de las preferentes”.
Asegura que no hay que fiarse de las recomendaciones de las casas de análisis porque son “el beso de la muerte”.
“Normalmente cuando un analista hace un trabajo muy valioso pasa mucho tiempo desde que se gestó la idea hasta la publicación y suele encontrarse ya en el tramo final, por eso se llama ‘el beso de la muerte’. El valor del análisis financiero es excepcional. Lo que yo le digo a todo el mundo es que cuando recibo un informe de análisis, cojo a primera página y la tira porque la recomendación y el precio objetivo no interesa, sino que interesan los números. Debería intentar quitar el ruido blanco de lo que es el marketing. Que se fijen en los números”.
¿Qué posibilidad tiene un inversor minorista frente a un hedge fund?
“Depende de cómo orientas tu forma de invertir. Todos deben saber que lo que invierten es renta disponible que no vas a necesitar, es dinero que te sobra y dinero que puedes perder todo. Y cuando sabes esto no tienes ningún tipo de problema si sabes hacer tu análisis y no te dejas llevar por gente que no está poniendo en juego su dinero. Las recomendaciones son gratis, las pérdidas son suyas.
Y si no entiende los números, no invierta. Póngase en manos de un gestor que sí lo sepa hacer. Y una vez que elija ese gestor, exíjale retornos absolutos y compromisos con su dinero. No hay un trabajo que requiera más humildad que el de alguien que trabajo con el dinero de otro.”
‘Los mercados’, asegura usted, ‘no ataca, se defiende’. ¿Por qué?
“Todo el mundo somos parte del mercado. Lo más importante es intentar evitar que nos metan la mano en el bolsillo para quitarnos porque precisamente estamos en un entorno económico en el que cada vez concedemos mayor parte de nuestra libertad a unos gestores que han demostrado ser no competentes, como los estados.
¿Qué hace el mercado para defenderse? Lo hace de políticas que busca extremar el riesgo, como devaluaciones constantes, tipos suelo… eso es sacar dinero del ahorrador para dárselo al ineficiente. El dinero trata de defender su dinero para intentar dejar de premiar al que lo ha hecho mal, dentro de un entorno que le permite seguir haciéndolo mal y, mientras, el que lo hace bien, se ve obligado a seguir financiándolo”.