Llevan cotizando en el MAB desde abril de 2015, ¿en qué medida participar en un mercado como el MAB ha modificado su compañía?
Javier Raya: Salimos a cotizar en abril de 2015 con una apuesta clara por el crecimiento. Queríamos pasar de una empresa de 8 millones de facturación a 20 millones en 2020 y NBI ha conseguido hacer 25 millones en el 2018. Es decir, en año pasado, ha superado ese corte de ingresos, con un ebitda de 5 millones. También publicamos en el documento, la puesta en marcha de una fábrica de XX en Álava. En abril de este año, conseguimos fabricar la primera pieza correcta para la venta.
Y una tercera parte que sería el equipo de gestión. Cuando salimos al MAB, NBI era una pyme, muy dependiente del fundador y cofundador. Y en el día de hoy creo que hay un sólido equipo de gestión que ha crecido en estos años. El MAB nos ha ayudado mucho a crecer. Ahora tenemos más productos que rodamientos. Hemos crecido mucho pero es un primer paso. Queremos seguir creciendo.
¿Quiénes son sus clientes? ¿A qué sectores se dedican?
Roberto Martínez: Originalmente el primer producto nuestro fueron los rodamientos. Ahora mismo tenemos cinco unidades de negocio. En los rodamientos, el 95% de nuestras ventas son en Europa. Es totalmente exportación. Como compañías estamos muy enfocados a ventas de productos de altos requerimientos, a entidades bajas y medias. Hacemos la venta siempre directa, sin intermediarios. Vendemos al equipo original, aquel al que incorpora nuestro producto en el suyo y lo comercializa. Tratamos de que la exportación tenga un peso relevante. En la división e rodamientos más del 90% son ventas al extranjero, principalmente a Alemania. Las empresas que hemos ido adquiriendo están muy centradas en la Península. Pero nuestro objetivo también es que al menos el 50% de sus ventas se produzcan por exportación. El sector principal nuestro es la transmisión de potencia, que es aquello que engloba reductores, compresores, de mucho uso en el mundo. Parejo a él sería la elevación, pero no grúas de construcción. Hemos empezado a estar en oil&gas, en ferrocarril. Con una de las compras que hicimos hace dos años entramos en el sector del ascensor. Estamos bastante repartidos entre distintas aplicaciones, pero siempre con un foco en aplicaciones que requieran de mucho requerimiento técnico con entidades bajas y media, con una potencia comercial muy fuerte y con un peso relevante de la exportación.
Hablando de Alemania, ¿han notado esa desaceleración de la que se habla?
R.M.: Sí. La desaceleración ha venido. Creo que ha sido más profunda de lo que pensamos a final del ejercicio pasado. Lo que pasa es que NBI es una empresa pequeña en un mercado muy grande. Hasta ahora hemos sido capaces de en momentos de no crecimiento o decrecimiento del mercado, al ser un actor muy pequeño, hemos conseguido compensar con captación de clientes o nuevas referencias hemos conseguido compensar la caída del mercado. Pero obviamente, el mercado en estos momentos, no está en su mejor momento. Es cuestión de trabajar mejor. Somos muy pequeños. El sector del rodamiento son 70.000 millones. Estamos hablando de 25 millones de euros en el caso de NBI. Aunque este año está siendo especialmente difícil, que el mercado bajara no debería ser una excusa para no crecer.
¿Hacia dónde van los objetivos de la compañía?
R.M.: El año pasado planteamos el plan. Habíamos dicho que íbamos a triplicar nuestras ventas en un plazo de cinco años, lo hemos hecho en cuatro. El año pasado hicimos un plan que era duplicar nuestras ventas. El plan 50-22, que significa 50 millones en el año 2022. Ahí queremos ir. Es un plan ambicioso de crecimiento. Bien sustentado con un buen capex para invertir. La verdad es que como siempre lo hemos dicho, desde nuestra fundación hasta ahora la banca siempre nos ha apoyado. Cualquier plan de crecimiento que hemos presentado, estamos muy bien respaldado tanto por la banca como por los accionistas. Nuestro plan es seguir creciendo. La primera meta es 50 millones, pero tenemos en mente la cifra de 100 millones. Con un 20% de ebitda, que sería el objetivo más a largo plazo.
¿Qué tal van las últimas adquisiciones?
J.R.: La de Álava es una planta fabril. De hecho, cuando salimos al MAB uno de los pilares futuros era la instalación y puesta en marcha de una fábrica de rodamientos de alta precisión en Álava. Comenzó al inversión en 2015, a finales de 2017 la inauguramos entre comillas, porque en 2018 ha estado en ajuste de máquinas y fase de prototipado. Ya en abril de 2019, con dos años de retraso por temas burocráticos y de diseño de maquinaria, hemos conseguido fabricar los primero rodamientos con unas prestaciones y una calidad excelente. Además, hicimos un cálculo de costes original y hemos batido ese cálculo. Hemos sido capaces de fabricar rodamientos en España con mejores márgenes de lo esperado. Está claro que en 2019 esta fábrica nos va a dar unas ventas muy bajitas. Pero es un año como decimos en la casa de siembra. Es un año en el que vienen muchos clientes a homologarse, o clientes antiguos con referencias nuevas. Va a ser un pilar de crecimiento. De hecho en el plan 50-22 está previsto que para 2022 la fábrica nos pueda dar 7,5 millones de ventas, con un margen ebitda superior a la media actual.
R.M.: En el crecimiento inorgánico, hemos adquirido cuatro compañías en los últimos tres años. En lo que va de año, como ha habido y hay un exceso de liquidez en el mercado, los múltiplos que se están pagando se nos escapan un poco. Hemos renunciado a cuatro compras precisamente por eso. No tenemos prisa. Los pies en el suelo. Tenemos en mente seguir con crecimientos inorgánicos pero cuando se dé el momento. No estamos obsesionados por un crecimiento sin sentido. Tiene que tener sentido y que aporte valor para el accionista desde el momento uno. Y que no sea a unos múltiplos desmedidos.
Estamos hablando de un crecimiento de la acción del 45% desde mayo de 2018 a mayo de 2019. ¿Se ajusta el valor del mercado al de la compañía?
J.R.: Creo que este crecimiento se explica por dos factores. El primero es que en el primer cuarto del año pasado, en abril de 2018, publicamos unos resultados excelentes, con crecimientos superiores al 15%. En el beneficio fue del 40%. En esa misma época, en torno al mayo de 2018, entró un accionista de referencia, el Santander Small Cap de Lola Solana, que compró el 5% de la compañía y eso le dio mucha visibilidad a la acción. Este último año, la acción ha crecido bastante. A día de hoy, podría reflejar la situación de la compañía, pero tenemos un plan a medio plazo. Si confías en el plan y en la empresa, todavía queda algo de recorrido. El fondo de Lola Solana ha aumentado su posición. Compró el 5% hace un año y ahora tiene algo más del 7% de la empresa. No solo sigue, sino que sigue confiando en la empresa comprando más acciones.
Ella es muy exigente. ¿Les mete presión?
Es una persona que no solo mira las cuentas. Sino que también mira el equipo de gestión que hay detrás. Tiene unos criterios de exigencia importantes.
¿Qué ofrece a los inversores NBI?
Nosotros ofrecemos tres fundamentos principales: NBI es un grupo muy creíble basado en la trayectoria, hemos cumplido siempre lo que hemos dicho que íbamos a hacer y es al inversor le gusta. Otro fundamento es la transparencia, cumplimos e incluso excedemos las normas del regulador, publicamos resultados trimestrales el día 10 del mes vencido y lo hacemos con un detalle de información superior al requerido. Seguimos teniendo encima de la mesa un plan estratégico que recoge un crecimiento muy importante y muy ambicioso, por lo que esto entiende el inversor que se verá reflejado en el valor de la acción. Y el tercer punto es la alineación de intereses, tenemos un equipo gestor y operativo extraordinario, los máximos accionistas de la compañía somos mi socio y yo que tenemos el 70% de las acciones y todo nuestro patrimonio es NBI, por lo que los primeros interesados en que NBI vaya bien somos nosotros. En resumen, credibilidad, un plan ambicioso y alineación de intereses.
Ustedes repartieron dividendo el año pasado, perdonarme que incida, pero es que a los inversores les interesa mucho. Comentaba que no era lo más importante, ¿prefieren reinvertirlo en el crecimiento de la compañía?
Tanto en el primer plan de negocio como en el plan 50-22 actual, que presentamos en el Foro Medcap 2018, no se contemplan un reparto de dividendos. Si bien el año pasado, repartimos dos dividendos: uno en marzo de 3 céntimos por acción y otro en diciembre de 4 céntimos por acción a cuenta de los resultados. ¿Por qué? Porque los resultados de 2018 fueron muy buenos y fue una forma de premiar tanto al fundador como al confundador, que trabajan en la empresa, como al resto de accionistas que han confiado en la compañía y aún no estando previsto se repartió.