¿Cuál es la previsión de BlackRock para la economía global en 2018?

Desde BlackRock consideramos que estamos en un periodo de expansión económica global, que pensamos que va a durar los próximos años, que no trimestres.  Esto es un fenómeno global que no solo afecta a EEUU, sino que vemos otras áreas donde el crecimiento se está reacelerando. Europa está recuperando tasas de crecimiento que no habíamos visto desde 2011. Las economías emergentes han sabido llevar a cabo una serie de reformas para no tener la dependencia de otras economías y en EEUU vemos posibles sorpresas positivas con una reducción de impuestos corporativos.

Todo esto nos hace estar cómodos en que el ciclo de crecimiento global es sólido y las perspectivas de 2018 de los activos de riesgo son constructivas, positivas.

¿De dónde va a venir este crecimiento?

El impacto positivo para las bolsas va a venir por el lado de los beneficios empresariales. En años anteriores, los beneficios habían sido la asignatura pendiente de los mercados. Las bolsas seguían subiendo principalmente por una expansión de múltimplos, sin embargo en 2016 y 17 hemos visto que el ciclo de beneficios empresariales se han dado la vuelta de forma positiva. Y vemos que tanto en economías emergentes como en economías desarrolladas están demostrando una capacidad de generar beneficios muy sólidos.

¿Qué esperan para 2018 de los bancos centrales?

Para poder analizar la política monetaria es fundamental entender qué va a pasar con la inflación. Nuestra visión fundamental es que va a subir durante  los próximos trimestres de manera comedida y constructiva para que no impacte ni en la economía ni en la política monetaria. Para Estados Unidos nuestra previsión es que la inflación core se va a situar en el entorno del 2% mientras que en Europa las previsiones van a ser más bajas y creo que se va a situar entre el 1 y el 1,5%. Esto provocará divergencia en las políticas monetarias.

En EEUU esperamos que la FED suba tres o cuatro veces el año que viene, mientras que en Europa se van a seguir inyectando estímulos en la economía. En menor medida, pero van a seguir. Después de varios años de política sincronizada, nos vamos a enfrentar a un mercado en el que va a haber divergencia respecto a los principales bancos centrales.

¿Cuál va a ser el efecto de esta divergencia en los diferentes activos?

El principal impacto va a estar en los mercados de renta fija. De hecho, en EEUU hemos visto recientemente un aplanamiento de la curva de tipos que normalmente se ha asociado a periodos previos a una recesión, pero nosotros creemos que ahora mismo este aplanamiento no está dando indicaciones de que la economía americana vaya a entrar en recesión, ni mucho menos. Simplemente, responde a que los tramos cortos de la curva (2 años), está poniendo en precio las subidas de tipos que la Reserva Federal ya ha llevado a cabo, mientras que los tramos largos de la curva está estable porque los grandes inversores institucionales quieren seguir invirtiendo en bonos soberanos y, sobre todo, con las perspectivas de inflación que hay los niveles de tipos actuales les siguen pareciendo interesantes. Por tanto, va a ser sobre todo la renta fija la que recoja estos movimientos. Por eso esperamos que los bonos soberanos experimenten un repunte en la rentabilidad que van a ofrecer de manera comedida, pero los inversores tienen que ser conscientes del riesgo de duración que quieren tener en cartera.

En este escenario también ven riesgos, ¿cuáles son?

El principal riesgo que nos preocupa son los riesgos geopolíticos. 2018 viene cargado con una agenda bastante importante en cuanto a reuniones de bancos centrales. Además hay elecciones presidenciales en México, Brasil, Italia, Rusia… Además hay una serie de tensiones a nivel global que queremos monitorizar muy de cerca como las negociaciones del Nafta entre Canadá, Estados Unidos y México, las posibles tensiones entre la Unión Europea y el Reino Unido por el Brexit, las incertidumbres en Oriente Próximo. Hay una serie de riesgos geopolíticos cuyo impacto en los mercados es difícil de anticipar.

Lo que 2016 nos enseñó es que mientras el ciclo económico sea sólido, los riesgos geopolíticos pueden tener un impacto intenso pero corto, y las bolsas deberían recuperarse en un plazo corto de tiempo.

¿Qué opináis de las valoraciones de la bolsa?

Es uno de los temas más controvertidos y desde BlackRock tenemos claro que no vivimos en un mundo barato. Luego ya podemos entrar a discutir si las valoraciones son caras, muy caras o extremadamente caras. En el informe que hemos publicado recientemente con nuestras perspectivas, lo que hemos hecho es analizar la prima de valoración en la que cotizan los activos con riesgo con respecto a los activos refugio (renta variable, crédito vs bonos soberanos),  y lo que hemos hecho es ponerlo en contexto con otros momentos  en los que las valoraciones eran altas. Y las valoraciones de antes de las puntocomo o antes de la crisis financiera eran mucho más altas que las actuales.

Creemos que los inversores tienen que replantearse mucho qué activos van a recompensar el riesgo que están asumiendo. Creemos que será la renta variable.

Y a pesar de eso, ustedes alertan que los retornos serán más bajos

En nuestro informe hacemos esa llamada de atención a los inversores en la que reconocemos que en 2018 los inversores van a estar recompensados por asumir riesgo, pero va a ser menor que en años anteriores. El buen comportamiento del mercado en 2017 y el entorno de valoraciones reduce ese potencial de recompensa para los inversores.

Creemos que es importante que los inversores quieran asumir riesgo, sepan dónde están asumiendo ese riesgo y cuál es la potencial recompensa.

¿Qué activos recomiendan en este entorno?

Durante 2018 creemos que los inversores van a estar recompensados para asumir riesgo en cartera y la renta variable va a ser el activo que mejor recompense a los inversores. Tenemos una mayor preferencia para la renta variable de economías emergentes, en segundo lugar Japón y Europa y en tercer lugar con una recomendación algo más neutral Estados Unidos.

Por el contrario, en renta fija, creemos que durante los próximos años vamos a vivir en un entorno donde las subidas de tipos van a incrementar las rentabilidades de los bonos soberanos, con lo que los inversores tienen que ser más selectivos.

En Estados Unidos vemos valor en los bonos ligados a la inflación, en este entorno de expansión económica global creemos que el crédito debería comportarse bien, pero las valoraciones actuales y cómo han estrechado los diferenciales de crédito nos hacen estar más cauto.

Y vemos con mejores ojos la renta fija emergente, pero somos conscientes de los riesgos que se aumen cuando se apuesta por la renta fija emergente y creemos que no es un activo para cualquier inversor y mucho menos para los conservadores.

Si en 2018 se produce una corrección en los mercados, ¿cuál es vuestra recomendación?

Creemos que en 2017 hemos tenido la tormenta perfecta para los mercados financieros. Hemos visto como el crecimiento global se ha reacelerado, cómo los beneficios empresariales han sido sólidos, cómo la volatilidad de los mercados financieros han estado en niveles bajos y cómo ninguno de los riesgos que veíamos a principios de año se ha llegado a materializar. La volatilidad de los mercados ha estado en niveles extraordinariamente bajos, porque la volatilidad de los datos macro tampoco ha repuntado. No ha habido ni grandes sorpresas negativas, ni positivos y los analistas han estado cómodos monitorizando cómo ha evolucionado el crecimiento global. Somos conscientes de que 2017 ha sido un buen año para las bolsas y en cualquier momento puede haber una toma de beneficios o una pequeña caída de los mercados. Siempre y cuando los motivos sean menores, valoraríamos este acontecimiento como una oportunidad de compra. Con otros riesgos –que se materialiace cualquiera de los riesgos que estamos monitorizando-, tendríamos que analizar el calado o cuál es el efecto que va a tener sobre el ciclo global. Pero mirando lo que ocurrió en 2016, vimos la importancia que tiene la fortaleza del ciclo económico global. Por tanto, mientras el ciclo económico siga siendo sólido, caídas en mercado se pueden aprovechar como oportunidad de compra.