La inflación española supera el 10% y en concreto, es un dato muy negativo que la inflación subyacente ya esté por encima del 5%. La subida de la energía ya está repercutiendo en el resto de los productos que componen la cesta del IPC. De por sí, la inflación tan elevada es sin duda mala para la economía, pero sin duda lo es peor, porque nos encontramos ante una inflación de oferta y no de demanda.
La política monetaria restrictiva, es muy efectiva para combatir una inflación de demanda, pero no de oferta, puesto que una desproporcionada subida de los tipos de interés nos puede llevar a una recesión económica, como ya nos están alertando desde la Reserva Federal. El producto interior bruto de Estados Unidos este trimestre ha mostrado un decrecimiento cercano al 1%, y los datos negativos continúan, como una bajada más que preocupante en la confianza de los consumidores.
No tenemos más que recordar el 2008 tras la subida tan fuerte de los tipos que tuvimos en 2007. Y si miramos hacia atrás, es triste ver que lo que pasó se parece mucho a lo que está ocurriendo ahora. Lo resumo muy rápido, subida del petróleo hasta niveles de 140 dólares, que disparó la inflación e hizo que los tipos subieran, encareció enormemente las hipotecas e hizo que mucha gente dejara de pagarlas, lo que repercutió muy negativamente en los bancos y en el sector inmobiliario, provocando incluso la quiebra de uno importante…Lo que costó salir todos lo sabemos. Ahora ya hemos pasado por los tres primeros puntos… (En el área Euro aún no); ¿se repetirá el resto?
Obviamente para las bolsas esto se traduce en su enemigo público número uno; la incertidumbre. Si algo asusta a los mercados, especialmente al de Renta Variable es la incertidumbre, y ahora mismos por desgracia abunda bastante. Incertidumbre en primer lugar por la situación que crea la invasión de Ucrania fundamentalmente en el precio de las materias primas.
Derivado de esta situación del alto precio de la energía, la segunda gran incertidumbre es la evolución de la inflación, que está haciendo que tanto familias como empresas estén perdiendo poder adquisitivo.
La tercera gran incertidumbre, derivada a su vez de la alta inflación, es la evolución de la política monetaria, fundamentalmente de la evolución que vayan a tener los tipos de interés. La FED especialmente nos avisa de que los tipos aún pueden subir mucho más.
La cuarta gran incertidumbre, y quizás al peor, es la consecuencia donde nos puede llevar esta inflación junto con la subida de los tipos, que no es otra que una más que posible recesión económica.
Con esta situación, no es descabellado pensar que el desempleo puede volver a repuntar de nuevo, y que los beneficios empresariales iniciarán una senda de desaceleración, lo que no es positivo para las bolsas sin lugar a duda. Visto el problema a que nos enfrentamos, deberíamos empezar a buscar soluciones.
Desde mi punto de vista, la solución debe pasar sin ninguna duda por empezar a controlar la inflación, pero creo que no desde la política monetaria (pues crearía recesión), sino desde una bajada del precio del petróleo y el gas natural.
Si nos remontamos a la historia, vemos dos momentos señalados y puntuales, donde asistimos a una bajada drástica del petróleo desde niveles muy superiores a los 100 dólares, a niveles en torno a los 40 dólares; me refiero al estallido de la crisis financiera, y a la crisis por la invasión de Crimea. Por lo que el precio del petróleo claramente puede ser manipulado a la baja. Otra cosa es que no interese, pero poder, se puede.
Con una bajada fuerte de la energía se controlaría la inflación y lo que es más importante, los bancos centrales no tendrían la necesidad de subir los tipos de interés, por lo que el mercado descontaría que la situación económica volvería a la normalidad, y las bolsas y el resto de los mercados se recuperarían.
Y esta situación deseada también podría venir por la finalización de la invasión de Ucrania, pues como hemos visto antes, desarrollando las incertidumbres actuales, pienso que, desaparecida la primera, desaparecerían el resto. Y mientras tanto asistimos a una situación de desánimo entre los inversores, que cuanto más dure, sin duda peores efectos tendrá sobre la economía.