Si bien es cierto que suele decirse que no hay una relación directa entre la generación de riqueza y un elevado peso de la industria (durante el período 2004-2014 el PIB per cápita creció en España un 27% mientras que el peso de la industria se redujo en 6,2 puntos porcentuales) cuando hablamos de competitividad industrial -y entendiendo ésta como la habilidad de las compañías, industrias, regiones y países, a producir bienes y servicios en un entorno competitivo y generando ingresos y riqueza por encima de otras empresas en el mundo– la cosa cambia.
Cuando se analiza la relación entre competitividad industrial y generación de riqueza, resulta que hay una correlación fuerte entre ambos conceptos: en el caso concreto de España, si se compara con las economías de los diez países más ricos del mundo (según el United Nations Industrial Development Organization Competitive Industrial Performance Index) resulta que el sector industrial pesa entre un 15 y un 24% más en este grupo de países (España ocupaba en 2019 el puesto 23 en el Índice de Competitividad Mundial).
Con esta premisa, apostar por sectores y empresas con alta competitividad industrial fomenta la riqueza de un país, esto es, mayor empleo y calidad de vida. Cuando un país es rico, recauda más impuestos y, por tanto, puede pagar mejores infraestructuras, servicios públicos de calidad (educación, sanidad, etc.) y ser un polo de atracción de más inversión y talento. Se trata de un círculo virtuoso. El origen de la riqueza de un país es siempre el mismo: tener un buen ecosistema económico y social que fomente la iniciativa empresarial para poder tener empresas con alta competitividad industrial, de innovación y de servicios de valor añadido.
En este entorno, me gustaría destacar la importancia estratégica para España, de contar con un tejido empresarial fuerte en el sector sanitario en su globalidad, ya sea con start up’s de investigación de nuevos fármacos, con compañías farmacéuticas con capacidad de investigación y de fabricación, con empresas biotecnológicas, y con hospitales de primer nivel que puedan ofrecer servicios de todo tipo y tratamientos quirúrgicos.
Son varias las comunidades autónomas en España, con clústeres de empresas farmacéuticas y biotecnológicas potentes que están haciendo grandes esfuerzos y que hay que seguir apoyando desde la administración pública, con políticas de ayuda a la I+D+i y especialmente con un marco regulatorio estable y una política de precios de medicamentos reembolsados que tenga sentido y contribuya a la sostenibilidad de las empresas que están invirtiendo en expandir su capacidad productiva y creando puestos de trabajo directos e indirectos en el país.
Reig Jofre se abre camino en este marco competitivo industrial, en el que inició en 2018 la construcción de una planta de fabricación de viales inyectables y liofilizados y que estará lista para el primer semestre de 2021, a pesar de los retrasos que ha provocado la pandemia del Covid-19. Estas instalaciones cuentan con la última tecnología de fabricación y con procesos automatizados y de calidad y productividad muy elevados. La planta de inyectables estériles de Reig Jofre será una de las más grandes de Europa. La capacidad de producción se ha multiplicado por 3,3.
Inicialmente, este proyecto estaba diseñado para atender la demanda mundial de productos inyectables y liofilizados, resultado de la creación de la demanda durante los últimos años, a través del desarrollo y registro de medicamentos en distintos países y que en estos momentos necesitan de mayor capacidad productiva para cubrir dicha demanda. La versatilidad de las nuevas instalaciones permite además la fabricación de vacunas a gran escala y la irrupción de la Covid-19 ha provocado que empresas farmacéuticas mundiales y gobiernos se hayan acercado a Reig Jofre como potencial fabricante. En este sentido estamos adaptando nuestras instalaciones con capacidad de congelación y adecuando algunos procesos de control de calidad para poder tener la planta preparada en caso de que fuera necesario producir vacunas Covid.
Por otro lado, Reig Jofre sigue manteniendo el compromiso de inversión en I+D+i con un importe entorno al 6% de la facturación anual en diferentes proyectos dentro de nuestras tres áreas de negocio principales: Tecnologías Farmacéuticas (50% de la cifra de ventas), que aglutina productos liofilizados, inyectables y antibióticos; productos de Specialty Pharmacare (26%), en las áreas terapéuticas de dermatología, salud articular y salud de la mujer y finalmente en la unidad de negocio que integra los productos de Consumer Healthcare (24%), tanto OTC como Food Supplements.
Es de vital importancia seguir apostando por el sector farmacéutico español, motor de crecimiento de la economía, del empleo de calidad, de inversión en I+D+i y un gran contribuidor en el pago de impuestos al estado.
Un sector farmacéutico potente es absolutamente necesario para el país. Reig Jofre ha puesto de manifiesto su total compromiso con las Autoridades Sanitarias y con la Sociedad, aportando soluciones a los problemas de salud ocasionados por la Covid-19, priorizando la fabricación para el mercado español de 40 de los 350 medicamentos declarados esenciales, que en la mayoría de los casos son productos con escasísimo margen fruto de una política de reducción constante de precios por parte de la administración que dificulta la sostenibilidad de las industrias farmacéuticas españolas.