Frente a una situación de crisis podemos tener una actitud asustadiza, quejarnos constantemente por nuestra mala suerte y preguntarnos en bucle por qué nos ha tenido que pasar esto a nosotros; o, por el contrario, como las águilas, remontar el vuelo y ganar altura para tener una mejor perspectiva de la situación y, desde allí, tomar las decisiones que resuelvan los problemas a los que nos enfrentamos. Podemos hacer un símil de la frase de Ghandi con las políticas que durante los momentos de crisis, con gran altura de miras, adoptan las autoridades públicas para favorecer el acceso de la economía real a una financiación que garantice la continuidad del funcionamiento de las empresas y la preservación de su empleo.
El Mercado Alternativo de Renta Fija (MARF) es un buen ejemplo de ello. Su puesta en marcha, en octubre de 2013, respondió a una clara voluntad de ampliar los canales a través de los que las medianas y pequeñas empresas podían obtener recursos para financiar su actividad productiva. Un estudio publicado en el Boletín Trimestral I/2012 de la Comisión Nacional del Mercado de Valores concluía que “el 84% de las pequeñas y medianas empresas españolas tiene problemas para acceder al crédito, mientras que a, prácticamente, la mitad se les ha denegado directamente”.
Con el fin de dar cumplimiento a los requerimientos del compromiso firmado por el Gobierno español con la “Troika” en el verano de 2012, y siguiendo la iniciativa del Ministerio de Economía y Competitividad, BME desarrolló el marco jurídico y tecnológico de un nuevo entorno de mercado que facilitase el acceso a la emisión de instrumentos de renta fija por las empresas medianas y pequeñas. El trabajo, realizado en coordinación con el Ministerio y la CNMV, finalizó con el nacimiento del MARF, cuyo lanzamiento oficial tuvo lugar el 7 de octubre de 2013.
Afortunadamente, el panorama crediticio español cambió mucho a partir de ese momento. De una situación de desierto financiero, y gracias a las sucesivas políticas expansivas e inyecciones de liquidez del BCE, pasamos a un oasis en el que las empresas han disfrutado de unas condiciones de liquidez, precios, plazos y flexibilidad en la financiación que nadie recordaba hasta la fecha. Un quinquenio en el que ha existido una total predisposición por parte de las entidades financieras para prestar, a las que se han unido nuevas fórmulas de financiación bilateral como los fondos de deuda o el direct lending.
Con todo, muchas empresas supieron aprovechar la oportunidad que les brindó el MARF para diversificar sus fuentes de financiación. En estos 6 años de vida del MARF hemos visto la llegada de 80 compañías al mercado, 6 de ellas portuguesas, con crecimientos de doble dígito año tras año en el número de emisiones registradas, hasta alcanzar en 2019 los 10.000 millones de euros emitidos y un saldo vivo, equivalente a la financiación real aportada por el mercado, de 5.200 millones de euros. Todo ello, con una gran evolución y sofisticación en las estructuras utilizadas por las compañías.
Avales del Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital
Ya nadie pone en duda que el MARF es una pieza fundamental en el ecosistema financiero de las empresas. Prueba de ello es que las autoridades han vuelto a recurrir a este mercado de BME a través de las líneas de avales públicos para abordar el nuevo escenario de iliquidez que ha traído la crisis del Covid-19.
El Consejo de Ministros aprobó el 21 de abril la inclusión de las emisiones de pagarés del MARF dentro de las Líneas de Avales COVID-19. Se ha habilitado una línea de avales para pagarés por importe de 4.000 millones de euros destinada a empresas no financieras domiciliadas en España, que a 23 de abril tuvieran un Programa vigente e incorporado en el MARF, y que no se encontrasen a 31 de diciembre de 2019 en situación de “empresa en crisis”, ni en proceso concursal a 17 de marzo.
Los pagarés para los que las empresas elegibles podrán solicitar el aval deberán emitirse antes del 30 de septiembre, pero este plazo podría ampliarse posteriormente. Asimismo, los avales podrán alcanzar como máximo el 70% del importe de cada emisión realizada y tendrán un coste de 30 p.b. (0,30%) anuales sobre el importe avalado en los vencimientos de hasta 12 meses y de 60 p.b. (0,60%) para los plazos entre 12 y 24 meses.
Los inversores profesionales que han venido participando activamente en este mercado tendrán el respaldo del Estado para sus inversiones, lo que las reforzará y las hará más atractivas en términos de crédito y liquidez. El apoyo del Gobierno al mercado y a las compañías que cotizan en él está siendo muy firme, pero es necesario que a su vez la inversión privada recupere el flujo de financiación hacia las empresas y vuelva paulatinamente a los niveles que venía manteniendo en las semanas anteriores a la crisis.
La gestión de los avales será realizada por el ICO en colaboración con BME, para lo que ambas instituciones deberán suscribir un contrato marco con cada una de las empresas que quieran beneficiarse del aval en sus emisiones de pagarés y con las entidades colocadoras que participen en el programa de emisión.
El MARF cuenta con Programas de Pagarés de 44 empresas con domicilio en España que tienen un límite máximo de emisión de, aproximadamente, 6.000 millones de euros, con los que estos emisores mantenían emisiones de pagarés al inicio de la crisis por cerca de 2.300 millones. Desde BME hemos trabajado intensamente para ofrecer esta nueva alternativa de financiación e inversión a nuestros clientes. Creemos firmemente que su puesta en marcha generará mayores dosis de confianza respecto de la capacidad de financiación de la economía española y apoyará el crecimiento futuro de las empresas en la nueva era post Covid-19.