Cambio abrupto en la política de aranceles de EEUU. ¿Qué hay realmente detrás de este giro inesperado de Trump?

Mi opinión es que a Donald Trump no le salían las apuestas con esta guerra comercial. Creo que el objetivo principal de iniciarla no era tanto reducir el déficit comercial -aunque también-, sino forzar una bajada de los tipos de interés a largo plazo. Esta preocupación respondía, en gran parte, a la necesidad de refinanciar una enorme cantidad de deuda pública estadounidense, valorada en varios trillones de dólares. Esta situación fue heredada de la etapa de Janet Yellen al frente de la Reserva Federal, cuando se optó por financiar con emisiones a corto plazo. La nueva administración del Tesoro, sin embargo, buscaba alargar los vencimientos y financiarse con tipos más bajos a largo plazo. En un primer momento, la guerra comercial sí provocó una caída de los tipos de interés, al anticiparse un entorno de recesión global. Sin embargo, conforme el conflicto arancelario se intensificaba, los tipos a largo comenzaron a repuntar de forma considerable. De hecho, han vuelto prácticamente a los niveles previos al inicio de la guerra, lo cual demuestra que no se ha conseguido el objetivo principal.

Además, el mercado monetario se tensionó notablemente como consecuencia de esta subida de tipos. Muchos bancos poseen grandes carteras de bonos del Tesoro a largo plazo, por lo que ver caer su precio -es decir, aumentar la rentabilidad- no fue en absoluto positivo para la estabilidad del sistema bancario. Desde mi punto de vista, esta pausa de 90 días anunciada por Trump obedece precisamente a la presión del mercado de bonos, que ha terminado por forzar un repliegue táctico. 

El anuncio de pausa de 90 días para los aranceles más elevados (excepto China) ha desencadenado un alza en las bolsas de valores a nivel mundial. Este “rally de alivio” es muy bienvenido pero, ¿podemos dar por finalizada esta “historia” o la volatilidad seguirá instaurada en los mercados?

Creo que, a corto plazo, sí se ha producido una tregua que ha contribuido a reducir la volatilidad, especialmente si miramos lo que ha ocurrido en el mercado de bonos. También en la renta variable se ha notado un cierto alivio. Es verdad que, al principio, el discurso de Trump y de Scott Besen era que no les importaba demasiado que la bolsa cayera, porque la economía seguía siendo resistente. Pero sinceramente, creo que ni el propio Besen se creía ese mensaje. Él sabe perfectamente que una parte importante del consumo en Estados Unidos depende de la riqueza financiera de los ciudadanos, y muchos de ellos tienen acciones en bolsa. Ese efecto riqueza, tarde o temprano, impacta en la economía real.

Desde mi punto de vista, ha sido precisamente el mercado de bonos el que ha forzado la situación. Ha empujado al gobierno estadounidense a parar la escalada, al menos temporalmente.

En cuanto a las perspectivas a corto plazo, creo que esta tregua se va a respetar durante los 90 días anunciados. Habrá momentos de tensión, de tira y afloja, según cómo avancen las negociaciones con cada país. Pero hay que dejar claro que esta guerra comercial no ha desaparecido. No se ha acabado. Estamos ante un alto el fuego, pero el conflicto sigue latente. En cualquier momento podría resurgir, aunque es probable que durante estos tres meses se mantenga esa calma tensa. El gran interrogante es qué pasará después de ese plazo, especialmente en lo que respecta a la relación entre Estados Unidos y China. El impacto sobre ambas economías es negativo. Y si las dos mayores potencias económicas sufren, el efecto global es inevitable. Por eso, aunque algunos analistas se han apresurado a descartar el riesgo de recesión tras este acuerdo temporal, yo creo que ese riesgo sigue estando muy presente. No se ha ido. Simplemente, se ha pospuesto.

Previsiones para los resultados de Wall Street del 1T2025

En este contexto, lo que va a tener más peso no son tanto los resultados trimestrales en sí, sino el guidance, las previsiones que den los ejecutivos de las compañías para los próximos trimestres. Y ahí, evidentemente, el riesgo de que la guerra comercial se reactive en cualquier momento va a seguir pesando. Aunque se haya producido una tregua, la incertidumbre no ha desaparecido.

En nuestro caso, no hemos hecho todavía una revisión generalizada de fair value para muchas compañías, pero sí hemos empezado a ajustar algunos casos puntuales. Por ejemplo, en el caso de Disney, hemos reducido nuestro fair value de 125 a 115 dólares; no es tanto por una recesión inminente, sino por la expectativa de una menor tasa de crecimiento económico. Al final, es una compañía muy expuesta al ciclo, especialmente al turismo y al consumo global. También hemos revisado a la baja los precios objetivos de algunas grandes mineras globales que, lógicamente, se ven muy afectadas por la evolución del crecimiento económico, como Rio Tinto y Glencore, donde hemos reducido el fair value entre un 5% y un 10%.

Esto refleja una realidad evidente: el escenario económico ha cambiado. La situación de hace tres meses no es la misma que la actual. Lo que estamos viendo es una moderación del crecimiento, no necesariamente una recesión, pero sí una ralentización clara. Y eso nos lleva también a revisar nuestras previsiones para la economía estadounidense, que hemos ajustado a la baja. A partir de ahí, es lógico que las valoraciones de las compañías más cíclicas, más sensibles al entorno macroeconómico, también se vean afectadas.

Recomendación para los inversores en este entorno de volatilidad extrema

Lo primero: nunca ceder al pánico. Es cierto que estamos revisando a la baja algunos precios objetivo, pero también estamos viendo que las fuertes caídas recientes en ciertas compañías están empezando a generar niveles de entrada atractivos, al menos para aquellos inversores con una visión más a largo plazo. A corto plazo, mi recomendación sigue siendo la prudencia, especialmente tras el rebote bursátil tan potente que hemos vivido. Desde mi punto de vista, el entorno macroeconómico ha empeorado. Habrá que estar atentos a si se revisan las previsiones de inflación y, sobre todo, a si los próximos datos van en la dirección correcta. La Reserva Federal, por ejemplo, ya estaba valorando un escenario de moderación del crecimiento acompañado, sin embargo, de un repunte de la inflación. Esa combinación es especialmente delicada, y puede condicionar mucho las decisiones de política monetaria en los próximos meses. Por eso, aunque hay oportunidades -especialmente en el mercado estadounidense, donde algunas compañías y sectores han corregido con fuerza-, no recomiendo ir corriendo detrás de los precios. Si el objetivo es construir una cartera de largo plazo, puede ser un buen momento para empezar a seleccionar activos, pero siempre de forma gradual y selectiva. La volatilidad no ha desaparecido. Al contrario: es probable que sigamos viendo episodios de fuerte tensión en los mercados. Por eso, ahora más que nunca, gestión del riesgo, paciencia y visión de largo plazo.

Acciones con valoraciones atractivas en estos momentos, para una cartera de largo plazo

En el sector tecnológico, tras la fuerte corrección reciente, empezamos a ver precios atractivos. El castigo ha sido especialmente severo con este segmento, y eso abre oportunidades interesantes, sobre todo en las grandes compañías. En general, dentro del mercado estadounidense, seguimos viendo más valor en el segmento value que en el growth, incluso en términos de fair value.

También observamos que las compañías de menor capitalización podrían tener un mayor potencial, aunque aquí recomiendo más cautela. Si finalmente se materializa una fuerte desaceleración económica, las small caps podrían sufrir más que las grandes empresas, debido a su menor capacidad de resistencia financiera. Por eso, en este momento me centraría sobre todo en las grandes tecnológicas consolidadas: Google, Microsoft, por ejemplo, han sido muy castigadas en este entorno y ahora cotizan a precios más razonables. Son compañías con balances sólidos, presencia global y capacidad de adaptación a entornos complejos. El caso de Apple, en cambio, requiere un análisis más detallado. Su fuerte exposición a China podría ser un factor de riesgo adicional en el contexto actual de tensión comercial entre Estados Unidos y el gigante asiático.

En todo caso, más allá de los precios actuales, será fundamental observar tanto los resultados trimestrales como, sobre todo, las proyecciones de los equipos directivos. El entorno ha cambiado notablemente en los últimos meses, y los guidance que veamos en esta temporada de resultados van a marcar mucho el tono del mercado.