2020 fue otro año de resultados brillantes para el sector tecnológico. Varias de las empresas más grandes se han disparado en bolsa consiguiendo que su capitalización supere el umbral del billón de dólares.
En este entorno, ha aumentado la preocupación por el dominio de las grandes tecnológicas, tanto dentro de su propio sector como en todo el espectro económico y político mundial. Estas empresas se han convertido en el centro de las quejas que van desde la pérdida de puestos de trabajo en la "vieja economía"; y el comportamiento monopolístico hasta su papel en la facilitación de discursos polarizados y la interferencia en los procesos electorales. No es de extrañar que ahora se enfrenten a un importante escrutinio normativo.
"Sube de nivel"
Los políticos y los reguladores han pasado años lamentando el dominio y el comportamiento de las empresas de tecnología. Sin embargo, las medidas legislativas y reglamentarias apenas han hecho mella en ellas.
Recientemente, el Congreso de EE.UU. publicó los resultados de una investigación de 16 meses sobre Google, Facebook, Amazon y Apple, cuestionando si habían violado las leyes de competencia. El informe fue contundente, y desencadenó una serie de demandas contra estas empresas. Algunos de estos casos están encabezados por las agencias reguladoras federales mientras que otros ya están siendo planteados (o apoyados) por muchos de los Estados.
En Europa, la tributación de los beneficios de las tecnológicas es, desde hace mucho tiempo, la manzana de la discordia, y las negociaciones continúan. Además, la Comisión Europea ha anunciado finalmente la Ley de Servicios Digitales y la Ley de Mercados Digitales. Ambos textos tienen por objeto proteger a las empresas más pequeñas de las prácticas anticompetitivas de los gigantes de la tecnología, así como proporcionar instrumentos de aplicación más sólidos.
La intención de los reguladores es apoyar a las empresas tecnológicas más pequeñas para que puedan "nivelarse". De este modo, tratan de promover la competencia y la innovación tecnológicas, garantizando así una mayor elección y precios más bajos para los clientes.
“Muévete lentamente y destruye cosas"
Recientemente desde la gestora han hablado con expertos en Estados Unidos y Europa sobre el efecto potencial de las medidas legislativas y reglamentarias contra las grandes empresas de tecnología.
En contraste con el espíritu de "muévete rápido y destruye todo" de los fundadores de tecnología en Silicon Valley, los políticos y los reguladores tienden a estar muy limitados. De hecho, sólo pueden efectuar cambios a lo largo de los años si hay un acuerdo y un entusiasmo generalizados por dicho cambio.
En Estados Unidos, el obstáculo más importante para que se produzca un cambio más rápido es la falta de una legislación antimonopolio moderna.
Para Aberdeen Standard Investments, siendo realistas, el único camino para un cambio significativo en las prácticas comerciales o en las perspectivas de beneficios de las principales empresas de tecnología de EE.UU. es una nueva legislación. Así que, a pesar del apoyo bipartidista a la nueva legislación, las diferencias de opinión sobre los detalles significan que, por el momento, es sólo una posibilidad remota.
En la Unión Europea acordar, aplicar y hacer cumplir las nuevas leyes es un proceso complejo y prolongado. A pesar de los esfuerzos realizados en el marco de la nueva Ley de Servicios Digitales y la Ley de Mercados Digitales, es poco probable que estas nuevas normativas tengan efecto hasta pasados tres o más años. Habrá un período de consulta, varios pasos en el proceso legislativo y, finalmente, un acuerdo en toda la Unión Europea antes de que pueda comenzar la aplicación. Y, si se impugna la legislación, puede llevar años su resolución en los tribunales.
“Por favor, inténtelo de nuevo”
No hay duda de que la tendencia ha cambiado en la regulación de la tecnología. Se producirán cambios en la próxima década en áreas como la fiscalidad, la competencia y la privacidad de los datos. Pero la legislación es un proceso largo.
Mientras tanto, las mayores empresas de tecnología tienen enormes recursos para defender sus modelos de negocio. El cambio real requerirá la determinación y la persistencia de los legisladores y reguladores que ocuparán muchos años y administraciones. Por lo tanto, desde Aberdeen esperan que el efecto financiero del aumento de la presión regulatoria tanto en Estados Unidos como en Europa sea insignificante en los próximos años, aunque potencialmente podría tener un mayor efecto más allá.
Hasta ahora, los beneficios de las mayores empresas de tecnología han crecido constante y rápidamente. Las expectativas de que esta tendencia continúe han alimentado valoraciones cada vez más altas. Si bien creemos que los esfuerzos de regulación no afectarán materialmente a los beneficios y al crecimiento en los próximos años, es probable que todavía haya consecuencias para la valoración de los beneficios a largo plazo. Éstas son mucho más difíciles de prever, pero los inversores suelen exigir un descuento. Por lo tanto, el impulso regulador puede dar lugar a un máximo en las valoraciones antes de que se vea un impacto material en los beneficios.
Según Aberdeen Standard Investments, descubriremos en la próxima década si este es un juego en el que el ordenador siempre gana.