La Comisión Europea aún no ha decidido si incluirá un tope de precios para el gas utilizado en la generación de electricidad en un paquete de medidas energéticas que propondrá la semana que viene, dijo la jefa de la política energética del bloque.
"Veremos durante el fin de semana cómo podemos proceder con la limitación del gas para la generación de electricidad, si es que podemos decir que hay una amplia mayoría de Estados miembros que apoyan esta medida", dijo la Comisaria de Energía de la UE, Kadri Simson, en una conferencia de prensa tras una reunión de ministros de Energía de la UE en Praga.
Europa no se pone de acuerdo sobre el tope del gas
Alemania y Países Bajos se oponen y, según explica Antonio Castelo, analista de iBroker, el riesgo es que se imponga un "sálvese quien pueda" y que cada país tome medidas de forma individual, lo que será negativo para el conjunto del bloque.
La última cumbre de emergencia energética se ha saldado con un reglamento para hacer frente a los altos precios de la electricidad y del gas. Según la UE, este reglamento va a ser un alivio para ciudadanos y empresas, porque se va a buscar un aplanamiento de la curva de la demanda de electricidad en las horas punta. "Veremos qué se consigue en la realidad y si es posible".
También van a cargar con impuestos lo que ha llamado beneficios excedentes del sector energético, con el objetivo de recaudar ingresos que luego se van a utilizar para aliviar el impacto del precio en los clientes finales. Sobre esto, "soy escéptico con esto, con que sea capaz de conseguir algo efectivo".
Una situación de emergencia como la que están viviendo los distintos estados miembros, apunta el experto, podría romper la unión que hasta ahora se ha conseguido para luchar contra el enemigo común, Rusia.
Alemania ya ha anunciado que va a destinar 200.000 millones, un 5% de su PIB, a afrontar los altos precios. "Prefiere pagar los altos precios que quedarse sin suministro". Alemania se desmarca así de la política común.
Esta situación, podría hacer que sea inútil el esfuerzo del BCE subiendo tipos para luchar contra la inflación, porque las subidas de energía seguirán presionando. Por eso, esas alzas de tipos podrían servir únicamente para dañar el crecimiento económico, sin conseguir su objetivo de moderar los precios.
La energía sigue siendo el componente principal de la inflación, pero también afecta al dato subyacente, que excluye precisamente los precios energéticos, porque los fabricantes también están repercutiendo en los precios de sus productos el incremento de costes.