Dado que hoy viene a presentarnos su libro, ¿Qué hace falta en este viaje a la libertad económica?
"Lo que hace falta es un poco de respeto a la historia y a lo que está ocurriendo en el resto del mundo. Lo que intenta este libro es evitar que la gente caiga en “soluciones mágicas”, que se nos están intentando vender como lo que se debe hacer para salir de la crisis. En él, a través de un viaje por muchos países y regímenes económicos, analizo los pros y los contras de las diferentes economías. Pretendo mostrar que la libertad económica nos ha dado muchísima más prosperidad, a todas las clases sociales, que el intervencionismo. Ese es el riesgo que estamos corriendo".
Los bancos centrales y la fiebre del bono, en la salida de esta crisis, ¿Nos están ayudando? O ¿Nos están entorpeciendo?
"La fiebre de expansión crediticia es una carrera en la que se mide quién pierde primero. Así, se expande rápidamente la cantidad de dinero disponible y ese dinero se va a activos líquidos, ya sean bonos, deuda soberana, etc… A medida que va aumentando esa masa monetaria, estamos tomando más riesgo por menos rentabilidad. Ruanda ha emitido bonos al 6,8%, que era el tipo que España emitía hace poco más de un año. Estamos viendo que las empresas al borde de la quiebra, llamadas eufemísticamente “bonos basura”, están emitiendo a niveles del 3%, en los niveles mínimos de 30 años. Hay una euforia crediticia. Esto no tendría problemas si se utilizara para limpiar el sistema. El problema es que pretendamos, como hicimos en 2007 y 2008, es aprovechar esa liquidez para aumentar nuestra deuda. Esto es un problema ya que, cuando esa liquidez vuelva a reducirse, se producirá un efecto aspiradora y volveremos a entrar en un shock crediticio como en el que entramos en 2010 o 2011".
¿Quién debería haber asumido la quiebra de las entidades financieras?
"Lo primero es no manipular los tipos de interés de la manera en que lo estamos haciendo. Bajando los tipos de interés al 0,25%, ni lo bancos toman las decisiones agresivas para reducir su endeudamiento, ni prestan a la economía real. Con ello, se introduce toda esa liquidez en bonos del estado, produciéndose el incentivo perverso de que esa cadena banca-estado se refuerza y crece".
¿España necesita más ajustes?
"España ha hecho un esfuerzo importante. Aunque hayamos tenido un déficit del 7% en el año 2012, podría haber sido mayor. El déficit hay que atajarlo al estilo alemán. Cuando Alemania sobrepasó su objetivo de déficit, logró en dos años y medio marcar niveles de superávit. España debe seguir ese camino, de manera muy agresiva con respecto al gasto. España jamás ha recaudado más del 41% del PIB, pero gasta hasta siete u ocho puntos porcentuales más que eso. Gastar 80.000 millones más de lo que ingresamos, no se soluciona subiendo los impuestos a las rentas altas o regulando los paraísos fiscales ya que vuelve a producirse un incentivo perverso que hará que esas partidas se gasten antes. España tiene que hacer muchos más ajustes, y los hará".
¿Los bancos centrales ayudan en todo eso?
"Los bancos centrales nunca ayudan. Jamás reconocen una burbuja, sino que siempre la justifican. El problema de los bancos centrales es que toman medidas que se supone que tienen que ser puntuales para situaciones de emergencia, pero en la práctica no sólo las toman en emergencias. Estas medidas puntuales se convierten en norma. Hoy podemos oír hablar de tipos de interés negativos, ya que más no se pueden bajar. Estas prácticas acaban por explotar".
Ante el aumento de las inversiones extranjeras en el país, ¿Por qué no se crea empleo?
"Los inversores no están invirtiendo en capital productivo, sino que lo están haciendo en reciclaje de capital. Es decir, invierten en el stock que ya está construido. El capital pasa de una mano a otra y eso no genera empleo. Cuando la economía sea productiva, el dinero vendrá cuando haya un entorno impositivo atractivo, predecible y de largo plazo.
Nadie invertirá en Pymes o en creación de empresas si el entorno impositivo no transmite confianza".
Sabemos cuál es el problema, pero ¿Y la solución?
"En el libro dedico varios capítulos a ofrecer soluciones para España. No puede ser una solución única sino que tiene que ser un conjunto de soluciones. Ahora se está hablando de una mejora de la burocracia en las administraciones. Pues bien, esta medida no sirve de nada si el aparato administrativo es el mismo, porque ese aparato se convierte en fagocitador de la actividad económica. Tenemos una administración que está para parar, no para incentivar. Además hay que tener en cuenta la cuestión impositiva, la atracción de capital… Como señalo en el libro, España necesita una actitud creativa atraer a los mercados. Con lo que no vamos a contar, bajo ningún concepto, en los próximos años es con la expansión de crédito que se produjo durante los 10 años de la burbuja inmobiliaria. Debemos buscar la manera de alcanzar un crecimiento sostenible, que no vendrá de la intervención o de la expansión de crédito".
¿La solución está en una mejora de la fiscalidad?
"En el Reino Unido no se ha empezado a crear empleo hasta que el gobierno no se ha dado cuenta de que tenía que bajar los impuestos a las empresas. Hoy el índice del desempleo en Reino Unido se sitúa en el 7,6%, habiendo bajado de manera constante los impuestos durante 14 meses consecutivos. Así, los ingresos fiscales han aumentado en 25.000 millones de libras. Atraer la actividad económica tiene un efecto multiplicador sobre la economía mucho mayor que intentar recaudar más de lo que existe".
¿Se ha criticado igual a las entidades financieras que a los particulares?
"Cuando vengo a España suelo escuchar a la gente demonizar a los bancos a la vez que se pide que vuelva el crédito. La responsabilidad crediticia es de quien pide el crédito. Quien presta puede equivocarse pero no tiene la misma responsabilidad. Quiero señalar además que en España hemos tenido un acceso a vivienda que no existe en el resto del mundo, con un 80% de propietarios. Los españoles no elegían hipotecas, sino préstamos personales con garantía hipotecaria, lo que significa que abalas la hipoteca con todos tus bienes. La crítica a los bancos es muy mediática, pero lo crítica a quien se endeuda excesivamente es solidaria. Creo que hay que tener prudencia y responsabilidad crediticia".
¿Sabían los bancos que la gente a quien prestaban era solvente?
"Por ello soy contrario a los rescates bancarios. Es una de las cosas que recojo en mi libro. Hay una gran diferencia entre los rescates bancarios que se han visto en el Reino Unido o Estados Unidos, comparados con los de España. En España se ha rescatado a las cajas y éstas no eran privadas. No teníamos otra opción que rescatarlas o dejarlas caer".
¿Es mejor la gestión privada?
"Depende. Lo que importa es la gestión eficiente, sea privada o pública. Hay que utilizar el sistema británico y norteamericano".
“La devaluación sólo favorece a quien se endeuda, nunca quien ahorra” ¿A qué se refiere con la frase?
"Si estoy muy endeudado y fuerzo que bajen los tipos, seguir endeudado puede ser una opción cómoda para mí, ya que el banco me seguirá prestando. Si además creo inflación, el volumen de la deuda que tengo vale menos, porque sube el coste de todo lo demás. Así se beneficia al ineficiente. La deflación es el cuento que se utiliza para mantener la represión financiera. La deflación, por sí misma, no es mala. La deflación es negativa en cuando, como ocurre ahora en nuestro país, hay deflación de los ingresos de los activos externos e inflación de los internos, con lo que se aumenta el déficit comercial. La deflación se cura bajando impuestos, porque así aumenta la renta disponible".
¿Es más probable que España entre en deflación que Europa?
"No me creo la deflación española. Todo sigue subiendo. Yo no veo la deflación. Las casas y los coches valen menos, pero eso es efecto de la sobrecapacidad. La única solución para la deflación es que la gente tenga dinero para poder consumir".