El taper tantrum de 2013 dejó huella en los miembros del FOMC de entonces. Hoy en día, Jerome Powell es uno de los pocos veteranos de aquella época que sigue al frente de la Fed. El minicolapso de los bonos del 25 de febrero, en el que el tipo a 10 años ganó cerca de 25 puntos básicos intradía, debe haberle traído malos recuerdos, aunque la actual corrección de los bonos (reflation tantrum) es de un tipo completamente diferente.
Según Oddo BHF, si esta vez la Fed tiene la culpa, según los vigilantes de los bonos, no es porque esté preparando un endurecimiento, sino porque está dispuesta a tolerar una mayor inflación. Esta es probablemente la mejor manera de dejar que la economía sane las heridas de la pandemia.
Los tipos de los bonos estadounidenses han ido aumentando gradualmente desde el verano de 2020, y de forma más intensa en los últimos días. Por el momento, no es fácil decir qué parte de la corrección es técnica (posicionamiento, liquidez) y qué parte refleja factores fundamentales que afectan a la inflación y al crecimiento.
El mercado de valores indexados permite desglosar la subida de los tipos nominales. En primer lugar, hay que señalar que si la inflación esperada repunta, esto es más pronunciado a corto plazo (cinco años) que a largo plazo (5 años en 5 años). Además, dado que el tipo nominal a cinco años sigue bastante bien anclado, gracias a la política de tipos de interés cero, la subida del tipo real es, por el contrario, más fuerte a medida que nos adentramos en el futuro.
Con la debida cautela en la interpretación para la gestora, esto refleja una mejora esperada del crecimiento potencial. Se trata de un escenario típico de reflación, no de estanflación.
En los próximos meses se producirá una fuerte aceleración de la inflación. La inflación del IPC superará el 3% interanual en mayo, debido a los efectos de base, y podría llegar al 4% si persisten las presiones sobre los precios de algunos bienes. Estos niveles serían preocupantes si fueran permanentes, pero no si alcanzan su punto máximo antes de volver a la zona de confort de la Fed.
Superar el objetivo del 2% durante unos meses/cuartos no es suficiente para justificar el endurecimiento monetario, sobre todo porque el pleno empleo no está al alcance, ni mucho menos, como sigue indicando Jerome Powell. Más allá de las sacudidas a corto plazo que pueden ser bruscas, la inflación es un proceso muy lento. Un cambio de régimen repentino es muy improbable, especialmente al principio de un ciclo de recuperación.
La subida de los tipos largos, sobre todo al ritmo acelerado de los últimos días, crea un riesgo para la estabilidad financiera y, por tanto, para la recuperación. El año pasado, la Fed renunció explícitamente a una estrategia de control de la curva de rendimiento. Según ODDO BHF, no debemos esperar que la Fed se fije hoy un objetivo y busque contrarrestar la corrección de los bonos a toda costa. Podría intentar frenar la velocidad de la corrección modificando la composición (bonos del Tesoro/MBS), la duración y el importe de sus compras de activos.