La semana pasada Wall Street cerró en rojo. El S&P 500 y el Dow Jones perdieron las rachas ganadoras que llevaban desde hace tres semanas, y el Nasdaq también tuvo una semana floja por distintos motivos: tensiones geopolíticas, resultados empresariales y, por supuesto, todo lo relacionado con el coronavirus, que sigue afectando a la economía del país.
Ha sido una semana de toma de ganancias. Recordemos que en el Nasdaq seis acciones representan prácticamente la mitad del índice, y hay una suerte de tensión entre los inversores, en términos de que cualquier movimiento de esas acciones puede generar una corrección. Lo vemos en esta semana, que no es dramática, pero hay una toma de ganancias.
Los resultados en general están siendo malos, pero menos malos de lo esperado. Los inversores están tomando ganancias en previsión de las nubes grises que está teniendo el mercado, entre ellas, los nuevos picos de la enfermedad. Todavía no estamos viviendo la segunda ola de la Covid-19, sino la continuación de la primera. De ahí que el mercado esté ya abandonando esa recuperación en ‘V’ que tanto esperaba, y que eso genere esa toma de ganancias de cara a los resultados que ya se esperaban malos, y que espera que mejoren en el tercero.
Pero todavía podemos esperar correcciones que sean más severas. Goldman Sachs, por ejemplo, ya ha recomendado esta semana reducir posiciones en Apple, no porque no consideren que hay valor en la compañía, sino porque el aumento en el precio de la acción ha sido de tal magnitud que no es conveniente seguir invirtiendo en la compañía a estos niveles.
La semana pasada conocimos varios resultados empresariales, entre ellos, los de Tesla o Microsoft, algunos buenos, y otros, no tanto.
Las tecnológicas han tenido resultados positivos en la medida de que el uso de la tecnología sigue al alza. Hay compañías como Microsoft, Google o Amazon, que no tienen sólo un negocio directamente de software, sino también de infraestructura, como la nube, y que han tenido resultados muy favorables. Amazon sigue subiendo y subiendo, aunque eventualmente podría sucederle lo que le está sucediendo a Apple con las recomendaciones, porque el cielo no puede ser el límite.
En el sector no tecnológico, los resultados no son positivos. Sabíamos que el segundo trimestre iba a ser muy duro porque fue la parte más severa de las cuarentenas norteamericanas. Sin embargo, creo que el mercado está valorando los resultados que han sido menos duros, y quién saldrá con mejores aires en el tercer y cuarto trimestre y hacia delante. Esto siempre con la incertidumbre, ya que los nuevos picos de la enfermedad podrían causar nuevos cierres, probablemente no con la misma fuerza que en el segundo trimestre, pero cierres, a fin de cuentas. Esto va a mantener a la economía en suspenso o con un sub-estándar que no es bueno por los resultados de las compañías. En Nueva York, los restaurantes están funcionando al 20% de su capacidad, y la actividad comercial ni siquiera se ha reiniciado.
Ante todo lo que está afectado el coronavirus a la economía, se está negociando en el Congreso un nuevo paquete de dinero para diferentes sectores. ¿Cómo se encuentra ahora mismo la negociación y qué crees que se podría conseguir?
Lo que han manifestado los senadores republicanos es que se va a extender el suplemento al desempleo, sin el cual, el deterioro en los ingresos sería mayor. Por tanto, estamos ante una nueva ola de cheques y ayudas directas a quienes ganen menos de 35.000 dólares, ayudas también a las escuelas, con un paquete de 105.000 millones de dólares, y una salvaguarda a las universidades, las escuelas y el sector privado para las demandas de quienes podrían infectarse en los procesos de reapertura, que es un tema al que los demócratas se opusieron en el paquete anterior, y podrían volver a hacerlo.
En este paquete se va a tratar el suplemento de 600 dólares semanales para el desempleo. Recordemos que el último dato de paro no ha sido muy bueno: 1,4 millones de estadounidenses ha pedido los beneficios por desempleo. La cifra iba bajando desde el principio de la pandemia, y ahora ha vuelto a subir. ¿Esto que significa? ¿Cuánto cobra un estadounidense por desempleo y qué supone ese extra de 600 dólares?
Si sumamos todas las aplicaciones de desempleo desde el inicio de la pandemia, llegamos a casi 44 millones de aplicaciones. Sin embargo, el desempleo mensual, que es el inventario, está alrededor de 18 millones, porque al cabo de un mes hay gente que se emplea o desemplea. Por tanto, no son 40 millones de desempleados, sino que es una cifra muy fluida.
Se esperaba que la cifra semanal siguiera bajando, pero volvió a subir por los picos del contagio, los nuevos cierres y la falta de actividad en industrias como las aerolíneas, que empiezan a anunciar despidos por las bancarrotas. Después de esta última semana llevamos unas 175 bancarrotas desde que empezó la crisis, y se espera que continúen, lo cual alimenta el desempleo.
Por tanto, la situación va a seguir siendo fluida. Se espera que los números de julio, de cara a lo que pasó durante la semana pasada, en términos de que las aplicaciones de desempleo no bajan de un millón, parece que las cifras no serán tan buenas como se esperaba en un principio. Además, si se elimina ese suplemento de 600 dólares semanales, sería algo fatal, porque los beneficios de desempleo promedio en Estados Unidos son de 320 dólares por semana. Sin embargo, un salario de 1.200 dólares mensuales en Estados Unidos no alcanza para mucho, en la medida en que la renta promedio es de 2.200 dólares al mes.
El retraso en el Senado podría generar un deterioro puntual, en la medida en que no se aprueben estos nuevos estímulos lo más rápido posible.
Esta semana también ha habido tensiones geopolíticas. Estados Unidos dijo a los trabajadores del consulado de China en Houston que tenían que dejar el país en 72 horas por espionaje. ¿Cómo está ahora mismo la situación entre ambos países?
Recordemos que la fase 2 de los acuerdos comerciales de diciembre está en suspenso. El presidente Trump dijo hace unas semanas que ya no creía en la relación con China, y que probablemente no se reactivaría la fase 2.
Además, existe una acusación por parte del fiscal general a las compañías tecnológicas asociadas con China, a las que se suman las del Secretario de Estado, Pompeo, en las que advierte al planeta de la amenaza comunista china. Por estos motivos se ha anunciado el cierre del consulado en Houston, al cual China respondió con el cierre de uno de los consulados no más importantes, pero sustanciales.
El mercado se sigue manteniendo ansioso ante esta tensión, por el tema de las cadenas de abastecimiento, así como el impacto que podría tener en las dinámicas económicas y la demanda china, que sigue siendo importante en sectores clave en Estados Unidos.
Hay varias empresas desarrollando una vacuna. Parece que es la única manera de que el coronavirus pueda acabar. Hay dos empresas, Pfizer y BioNTech, que se han disparado en bolsa en Estados Unidos por su proyecto, y el Gobierno va a pagar 1.950 millones de dólares para que produzcan y suministren, al menos, 100 millones de dosis aquí. ¿Cómo está esta situación?
Hay un renovado interés en las vacunas, ha quedado claro, con los nuevos picos y la amenaza de la segunda ola. Los epidemiólogos han dicho que, hasta que no tengamos una vacuna o no se consolide la inmunidad de rebaño, tendremos que seguir con un distanciamiento social que afectará económicamente, en términos de empleo, psicológicamente, y a la actividad en general.
Hay más de 100 proyectos de vacuna, de los cuales, cuatro prometen mucho: los dos que menciones, otro en Inglaterra y otro en Estados Unidos. También tenemos una vacuna en China que ya está prácticamente aprobada, pero no hay información detallada de su eficacia y seguridad, que son los dos temas clave.
Queda claro, por lo que dicen los epidemiólogos, que probablemente tengamos una vacuna funcionales entre finales de este año y comienzos del próximo, pero ya hay gente como Bill Gates que ha declarado que la capacidad de vacunar a una masa crítica en las economías desarrolladas no se va a consolidar hasta finales de 2021, mientras que en los mercados emergentes se hará en los nueve meses siguientes.
Es decir, la vacuna no va a ser capaz de eliminar los contagios hasta 2022. Por tanto, esta nueva realidad no tiene una solución en el corto plazo, y el mercado está reaccionando en función de ello, pero en virtud de los rescates monetarios y fiscales sigue bien mantenido, porque hay mucha liquidez en el sistema.