FTX se había convertido en los últimos años en una de las plataformas de criptomonedas más importantes del mundo y había llegado a estar valorada en unos 32.000 millones de dólares. Pero este noviembre se vino abajo en apenas unos días después de que surgiesen dudas sobre su solvencia, lo que llevó a muchos usuarios a apresurarse a retirar su dinero, dejándola sin liquidez y en busca de un rescate que nunca llegó y la llevó oficialmente a la quiebra el pasado viernes.
Según las últimas informaciones, FTX habría usado miles de millones de dólares de sus clientes para financiar arriesgadas apuestas a través de su firma de inversiones Alameda Research, una práctica en principio ilegal si no contaba con el visto bueno de los usuarios. ¿La primera consecuencia? La plataforma de criptomonedas debe más de 3.000 millones de dólares a sus principales 50 acreedores, pero se calcula que puede tener en total más de un millón de acreedores tras su repentino colapso. ¿La segunda? La fuerte sacudida que está sufriendo todo el mercado de las criptomonedas.
El caso de FTX ha supuesto, además de las importantes pérdidas económicas para los afectados, una pérdida temporal de confianza en el mercado y una caída relevante de los activos digitales. "Es normal que ciertos inversores estén saliendo de criptoactivos volátiles para posicionarse en otros activos más estables y esperar que las aguas se calmen o que tengamos mayor claridad regulatoria", apunta Carlos Gómez, Chief Investment Officer de Belobaba.
"No tenemos un precedente en los mercados de la magnitud de FTX. Se trata de uno de los fraudes más grandes de la historia y creo que los organismos reguladores, parlamentos y gobiernos generales de ciertos países han debido mover ficha de regulaciones más claras que permitieran sino una prevención, sí una minimización de lo que ha ocurrido, algo que no se hizo", asevera el CIO de Belobaba, que apunta que, a partir de ahora, "los controles corporativos, las auditorías internas y la monitorización" serán más importantes que nunca en el sector.
Por su parte, Alberto Fernández, profesor del Programa de Especialización en Blockchain del IEB, también incide en la importancia de "las auditorías y cómo se hacen, para que los clientes estén protegidos". Además, el profesor del IEB explica que "lo que va a pasar ahora es que los exchanges tendrán que cambiar y plantear modelos híbridos, donde la custodia es el punto clave en el que tiene que incidir la regulación". "No creo que vayamos a ir como se está diciendo a un modelo totalmente descentralizado en el que todos los usuarios se custodien sus propias criptos, no es realista. El crecimiento en los próximos doce meses estará en un modelo híbrido".
Eneko Knörr, fundador de AngelClub.es y de Onyze, apunta que "aunque la regulación como tal tarde en llegar oficialmente, debe haber una autoregulación que implique más transparencia por parte de los exchanges publicando sus datos, donde haya cuentas auditadas y transparencia total de dónde están los fondos, y en este sentido la regulación europea MICA va a sentar unas bases para todos los jugadores y puede ayudar a que la gente esté tranquila".
Respecto a las previsiones del mercado, "nos gustaría pensar que lo peor se ha acabado, pero creo que ni siquiera aún hemos superado los efectos graves del colapso de Terra Luna. Han pasado muchas cosas graves en los últimos meses y está trayendo mucho efecto dominó, por lo que me temo que esto no ha terminado y seguirá trayendo cola en las próximas semanas. No obstante, llegará un momento en el que todo saldrá a la luz y la negatividad acabará", cuenta Eneko. Para Carlos Gómez, "tenemos tres mes por delante de incertidumbre o de certidumbre en el tema de construcción de confianza en cuanto a regulación. El año 2023 va a ser el año de la regulación, creo que vamos a depurar el mercado de malos actores y a medio plazo vamos a sentir fortalecidos, con un inversor mejor informado y un modelo híbrido en el que el usuario va a empezar a hacer una gestión de su propia gerencia de riesgo y a diversificar los activos de la manera más segura posible". "Lo que ha pasado va a provocar una mejora en la interacción con los usuarios y transparencia con los exchanges", concluye Alberto Fernández.