Entrevista realizada por Silvia Morcillo y Manuel López Torrents.
Como Ministro de Economía durante los ocho años de gobierno del Partido Popular desde 1996 hasta 2004 cogió la prima de riesgo a 500 puntos básicos y la entregó a cero, hizo capitalismo popular, privatizaciones, entrada en el euro e incluso se podían ver titulares entonces hablando de que “España era el modelo” a seguir. Una experiencia “bonita y que supuso un gran desafío pues fue un cambio económico y político en la sociedad española y, sobre todo, en la historia del centro derecha español”, asegura Rato.
Un gobierno en el que destacaron las privatizaciones que transformaron no sólo las empresas públicas sino que cientos de miles de personas pasaron a ser dueños con la sensación de que su patrimonio en el bolsillo comenzaba a crecer poco a poco. “Una decisión política que ya había comenzado en 1988-1989 pero que se había decantado por el modelo francés (grupos establecidos, núcleos duros…) y nosotros no compartíamos esa visión porque era entregar las inmensas plusvalías de 80 años del sector público a grupos ya asentados y creábamos un capitalismo muy pequeño en manos de los mismos”. El ex Ministro recuerda que optó, con alguna resistencia, “por dárselo todo al mercado. Se nos decía que había un riesgo porque las empresas no iban a tener un ancla pero esto permitió que el pùblico fuera el beneficiario de unas plusvalías encubiertas que fueron muy jugosas. Además, lo sometimos a un proceso de transparencia intenso y salió bastante bien”. Una idea que partió de que el regulador no fuera al mismo tiempo el propietario de la empresa.
Un período que coincidió con un ciclo “optimista” en la economía con muchos elementos: la entrada en el euro, bajadas de tipos, reformas laborales, reformas fiscales….cosas nuevas que venían de una política económica muy estatista y liberalizadora. “Algo que estuvo bien visto porque la gente sabía que cumplíamos los presupuestos”. Rato reconoce que entre 1976 y 1996 en España no se creó ningún empleo neto y eso no da confianza a la ciudadanía. Mientras entre 1996 y 2004 se crearon muchos empleos. “El cambio fue muy importante para la seguridad y después hubo un proceso de plusvalías repartidas para toda la sociedad y saber que los impuestos no tienen por qué subir siempre, si no bajar, y que el contribuyente tiene derechos que no se le pueden quitar”.
El crecimiento debería ser central en el debate político
Para muchos, Rodrigo Rato fue el artífice del gran milagro económico español durante los ocho años de Gobierno de Aznar. Hoy casi 30 años después del milagro tenemos poco: estamos viviendo una situación complicada a nivel internacional pero lo cierto es que la economía española sigue amenazada por la abultada deuda (120% del PIB), baja productividad y alto desempleo…. Y en medio de todo está el aumento de precios con una temporalidad de la que hablaban los bancos centrales es muy discutible. La clave, dice, es el crecimiento económico. “Desde 2005 nuestra renta per cápita real está estancada y eso es tremendo y explica gran parte de la debilidad social de nuestra economía porque es un dato que no sucede en otros países. Hace falta una economía que produzca crecimiento. Somos una sociedad industrial con una gran cantidad de demanda, somos una sociedad solidaria…pero eso sin crecimiento no se puede sostener”. Necesitamos, dice Rato, políticas que mejoren la productividad y que aumenten la inversión. “La presión de deuda pública que se ha ido acumulando desde 2005, y que ahora es un problema muy serio, hace que la posibilidades del sector público más allá de las ayudas europeas sean muy restringidas”.
En este sentido, la inversión necesaria en este país es la privada, que además es potente porque tanto los españoles como a nivel internacional tienen unos ahorros considerables en cuentas corrientes sin obtener beneficios. Pero para ello son necesarias la seguridad jurídica y la calidad de la regulación. “Eso de cambiar las reglas puede parecer una muestra de poder pero es fatal para los inversores. El crecimiento es algo básico, llevamos 17 años de estancamiento y esto debería ser central en el debate”.
Un debate que se plantea en otros países pero no en España. “España que ha aumentado su deuda pública muy considerablemente es de los países que menos ha hecho en términos de gasto público por expandir la economía, por lo que tenemos un gasto poco eficiente. Somos un país que en renta per cápita estamos por detrás de la media europea, no somos un tigre…hay otros países que tienen este mismo problema pero esto requiere políticas eficientes, estados eficientes.. - tenemos un estado muy ponderado que es muy eficiente en algunas cosas e ineficiente en otras muchas”.
Sobre la necesidad de que haya una modificación en el modelo fiscal, este experto asegura que tenemos cuatro unidades fiscales básicas. El impuesto sobre la renta, sociedades, IVA e impuestos especiales. “El impuesto sobre la renta es un impuesto inamovible políticamente porque es un impuesto cuya repercusión recaudatoria está ligada a una gran masa de población. El impuesto de sociedades ha caído a la mitad de niveles de 2008 y no veo gran elasticidad porque las pérdidas que lleva nuestra sociedad no va a dar un impuesto muy dinámico y está muy ligado al empleo y a la inversión. Los otros dos son buenos impuestos porque el consumo siempre va bien, salvo en grandes crisis, además es fácil de administrar y los impuestos sobre vicios son muy flexibles porque la gente los paga”.
En una entrevista suya asegura que tenemos una política energética muy contradictoria que ha explotado y que no tiene sentido una política que no reconozca la realidad del consumo y del mix que tenemos en España. “Hemos abandonado la política energética, que es una política de seguridad tan importante como la de fronteras o la alimenticia. Tenemos que tener una política energética que sume cuántas energías consumes al año y cuántas eres capaz de generar y comprar. No comparto el argumento de que nada tiene solución hasta que tengamos una política medioambiental correcta, entre otras cosas, porque no estoy seguro de que el final energético bueno sea el que estamos viendo ahora”. Ahí es necesario comparar nuestros objetivos ambientales con los energéticos pero “no tiene sentido que nosotros, que somos muy medioambientales, hayamos cambiado el gas de Argelia por el fracking norteamericano y hemos pasado a ser un país que contribuye a los problemas medioambientales”. Además hay otra cosa muy importante, si no se clarifica el panorama regulatorio no se pueden pedir inversiones. La regulación es muy confusa, es complicado generar inversiones y sin éstas la energía no va a funcionar. “Necesitamos clarificar nuestro balance energético en los próximos 20 años y garantizar que se podrán mantener las inversiones. Si no, lo vamos a pasar muy mal”.
Hablamos con Rodrigo Rato sobre la situación de la banca, el impuesto que ha aprobado recientemente el gobierno, los incentivos al ahorro. Vea la entrevista completa.