En cuanto a las perspectivas de los bancos, éstas dependerán de: la duración del período de crisis del Covid-19; y del grado de respuesta de los gobiernos. El primer punto es, por supuesto, por el momento desconocido. Sin embargo, se han visto innumerables respuestas de los gobiernos anunciadas en toda Europa: aplazamientos del pago de impuestos, moratorias de la deuda, garantías de crédito, etc., para mitigar los efectos de la crisis. También se ha visto a los bancos centrales recortar los tipos de interés, reduciendo así el coste de los préstamos a corto plazo.
Lo que está claro es que no todos los bancos experimentarán el impacto de la crisis de la misma manera. Algunos están mejor posicionados que otros para capear esta crisis y, por eso, la selección de acciones será fundamental a la hora de invertir en el sector. Los riesgos son claramente elevados, pero desde la gestora ven una baja probabilidad de que se fuerce un rescate al sector.
¿Habrá una contracción del crédito en Europa?
Es probable que el impacto material más importante de la crisis en los bancos sea el aumento de las pérdidas crediticias. Muchos gobiernos europeos han puesto en marcha planes de garantía de crédito que consideramos vitales para asegurar que no habrá un colapso. Las medidas de indulgencia impulsadas por los gobiernos también reducirán los probables cargos por pérdidas crediticias.
Riesgos de una caída prolongada
Para la gestora, cuanto más larga y profunda sea la caída, mayor será el riesgo de que se vean afectados los beneficios y el capital de los bancos. En esta etapa, algunos sectores parecen estar más en riesgo que otros (por ejemplo, el petróleo y el gas, la aviación, los viajes, el ocio y algunos comercios minoristas).
No les sorprendería ver alguna forma de indulgencia regulatoria adicional en este caso si el período de interrupción pasa de semanas a meses. La sensibilidad de los beneficios y el capital de los bancos a los cargos por pérdidas crediticias más elevados varía sustancialmente. Es un factor clave que tienen en cuenta al considerar las acciones en las que invertir.
Claramente, los ingresos también se han deteriorado. A corto plazo, es probable que los ingresos por comisiones y operaciones comerciales se vean más presionados que los ingresos netos por intereses. Una vez se vea una recuperación, estas líneas de los ingresos por comisiones se recuperarán rápidamente. Los ingresos netos por intereses son más parecidos a las rentas y por lo tanto serán más resistentes a corto plazo. Sin embargo, a largo plazo, los tipos de interés más bajos continuarán erosionando los márgenes.
Una vez más, se percibe una divergencia en el impacto en el sector. Schroders destaca que los bancos nórdicos son más sólidos en estos momentos, en parte porque tienen una mayor capacidad de reajustar el precio de los préstamos en libros. Los bancos de la zona euro y del Reino Unido son potencialmente más vulnerables.
Es importante señalar que, fundamentalmente, el impacto en los precios de las acciones derivado de las mayores pérdidas crediticias, no debería ser el mismo que el impacto derivado de menores ingresos. Una caída prolongada puede obligar a los bancos más débiles a cancelar los dividendos y, en última instancia, a ampliar capital. La relajación anunciada de las reservas de capital por parte de los bancos centrales de toda Europa es importante para ganar tiempo, pero es de esperar que en algún momento haya que reconstruir los niveles de capital.
Para algunos bancos esto implicaría un deterioro de su capacidad de pagar dividendos y/o un aumento del número de acciones. Este es otro factor que hace que la selección de acciones sea tan importante para Schroders.
¿Podría el sector bancario europeo experimentar un repunte?
Hasta ahora, la intervención de los gobiernos y del banco central ha hecho poco para calmar los temores del mercado. La única solución inmediata sería una vacuna o una cura , pero aún quedan unos meses.Sin embargo, gran parte de la presión proviene de la naturaleza de la respuesta de los gobiernos al Covid-19, más que del virus en sí. En la actualidad ningún gobierno tiene una estrategia de salida clara, pero sería sorprendente que estos cierres generalizados se mantuvieran a medio plazo, ya que esto sería social y económicamente insostenible.
Si esta interrupción se mide en semanas en lugar de meses, entonces el sector tiene el potencial de recuperar con fuerza. Con una acción eficaz de los gobiernos y del Banco Central, el impacto en los beneficios de 2021 o 2022 podría terminar siendo significativamente menor que los descensos del precio de las acciones que hemos visto.
¿Qué podría causar más caídas?
El mayor riesgo es una caída prolongada en la que la situación actual persista a medio plazo. Esto probablemente significaría que muchos bancos se convertirían en deficitarios. Sin embargo, a los niveles de valoración actuales el mercado ya está asumiendo una probabilidad razonable de que esto ocurra.
Los bancos gozan de mejor salud ahora que en 2008
Es importante señalar que los bancos europeos entran en esta crisis en mejor estado de salud que al comienzo de la crisis financiera mundial de 2008/9. Los bancos tienen fuertes niveles de capitalización, fuertes reservas de liquidez, están viendo ahora una relajación en lugar de un endurecimiento de los requisitos reglamentarios, y son el conducto de apoyo gubernamental para las empresas y los individuos afectados.
En opinión de Schroders, el riesgo de que los precios de las acciones se desplomen mucho más, con una recapitalización forzosa impuesta a los accionistas, parece bajo.