Este 2019 ha sido claramente un año de empresas de crecimiento, de gran capitalización… Mientras que las compañías más value se han quedado algo rezagadas. ¿Cree que 2020 será el año del value? ¿Hay fundamentales para ello?
Hay fundamentales, el ‘value investing’ para nosotros está muy ligado con la gestión activa y el factor fundamental del porqué apostar por el ‘value’ ahora es que está ligado a una estrategia defensiva en cierto modo, porque cuando tu estas comprando en un ciclo maduro como el actual compañías con descuento y estos descuentos no son fácilmente encontrables en el mercado hoy estas agregando a tu cartera un sesgo cauto, que en este momento todos compartiremos hay muchas señales de ralentización y de ruido geopolítico, y donde la volatilidad puede jugar a favor del inversor a largo plazo. Tener un sesgo cauto, comprando a buenas valoraciones es importante. Nosotros no apoyamos ese debate ‘value’ vs ‘growth’ porque a nosotros nos gustan las empresas que crecen, el gran matiz aquí es que estás comprando ese crecimiento, ¿con qué margen de seguridad? Si lo estás comprando con descuento y si en el actual ciclo ese crecimiento se va a cumplir. Nosotros preferimos ser cautos en cuanto a esa estimación de crecimiento futuro para los próximos tres o cuatro años.
La inversión en valor debe de ser largo plazo, ¿en qué se fijan los gestores de Amiral a la hora de elegir las compañías?
Aquí hay dos factores importantes dentro del análisis cualitativo, de las ventajas competitivas que vemos en esa compañía, en ese negocio o en ese sector y si esa ventaja competitiva es sostenible en el tiempo, algo que es básico. En un momento como el actual donde las valoraciones son muy comprometidas en EEUU y en ciertas partes de Europa, nosotros buscamos las ineficiencias del mercado, nichos de mercado donde haya compañías menos seguidas, donde haya una barrera de entrada que el mercado no haya identificado todavía… eso para nosotros es importante, pero claro como logras esto a través de la independencia, poder ser gestores flexibles y globales. Somos de orígenes franceses, pero tenemos un sesgo global desde hace bastante tiempo y creo que es donde aportamos más valor.
Hablamos también de renta fija ¿Cuales son los principales riesgos de invertir hoy en renta fija?
Es un debate interesante porque hoy en día la renta fija es un segmento muy complicado para encontrar valor. Nosotros hemos identificado dos riesgos particulares: estar expuesto a movimientos de tipos de interés, es decir, estar expuesto a duraciones altas, por lo que estamos en duraciones bajas, por debajo de los tres años, nuestra cartera de renta fija global está en los 2,5 años por ejemplo. Es muy difícil adivinar cómo se van a mover los tipos de interés. Y como segundo factor de riesgo, el binomio rentabilidad/riesgo que estamos viendo en muchas emisiones de mercado. Nuestros gestores siempre nos dicen que están descartando el 95% de las emisiones que ven y valoran, porque hay buena rentabilidad en muchos de los casos pero el riesgo de crédito que se asumiría es muy alto y no compensa. Estamos siendo muy selectivos, ‘contrarian’ buscando ineficiencias, seleccionando bono a bono desde un punto de vista global aplicando el análisis fundamental.
Muchas gestoras que se declaran ‘value’ no apuestan por la renta fija. ¿Cómo es posible invertir con estilo ‘value’ en renta fija?
Depende a que de tipo de inversores te dirijas, porque creo que la renta variable sea para todo tipo de inversor. Todos tenemos necesidades de corto, medio y largo plazo. En renta variable si tienes un inversor que te sigue, le gusta tu filosofía pero es un inversor de corto plazo no sólo por su nivel de aceptación de volatilidad sino porque tiene necesidades de capital en los próximos doce o 18 meses, a este perfil es muy difícil ofrecerle un producto de renta variable. Nosotros tenemos un producto puro de renta fija para un segmento de nuestros clientes que le gusta nuestra estrategia, nuestra manera de gestionar pero que evidentemente no puede dirigirse a horizontes temporales de cinco, siete o diez años que son los mínimos que recomendamos para la renta variable. Eso es importante porque lograr cubrir una necesidad transversal a nivel de clientes, y además si tienes la experiencia consolidada y el 'track record' para aplicar una filosofía fundamental también en la selección de bonos son dos cuestiones que unidas funcionan muy bien.
Nosotros hemos conseguido muy buenos resultados en renta fija, a pesar de que las gestoras 'value' siempre se les relaciona con la renta variable. El ‘value’ al final es análisis fundamental, desgranar muy bien la empresa y luego puedes decidir si vas por la parte de las acciones o de los bonos.
¿Tendría sentido en este contexto un fondo mixto?
Sí, claro. Nuestro producto de referencia, de hecho, es un un fondo mixto flexible y este fondo sigue la selección de compañías de acciones y de bonos del resto de productos de una manera más prudente. Las contrucción de cartera se hace con las compañías de menor de potencial de bajada de los otros fondos. Un fondo mixto es para aquellos perfiles que quieren asumir un poco más de riesgo, pero que sigue siendo conservador. La gran capacidad que vemos en un producto así es la capacidad de poder atinar la asignación de activos, la asignación de activos no vista desde un punto de vista top down sino desde un punto de vista fundamental. El 'asset allocation' se ha basado en cuánto tengo de renta variable en función de sus PER y luego con la liquidez hacemos una gestión activa, que podamos tener liquidez cuando queramos para poder entrar en el mercado cuando veamos oportunidades.